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lunes, 30 de marzo de 2009

“La lucha juvenil contra las guerras imperialistas, por la Paz Mundial”



Luis R Delgado J

Papel de trabajo presentado en el marco del 60 aniversario de la celebración del I Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes


El imperialismo en su insaciable búsqueda de materias primas, mercados para la venta de sus mercancías y mercados de mano de obra barata, cada día procura controlar con mayor efectividad e intensidad diversas zonas del planeta. Para ello utiliza diversos mecanismos como Tratados de Libre Comercio, acuerdos bilaterales, zonas de influencia, con el fin de garantizar su dominio en las diversas regiones continentales.

Sin embargo además de estas medidas políticas, económicas y comerciales, el imperialismo no descarta otras medidas de fuerza como pueden ser las intervenciones armadas a países que sean rebeldes a sus dictámenes y busquen la construcción de un proyecto soberano.

Muchas de estas intervenciones armadas que pueden ser el financiamiento de grupos paramilitares internos o incluso una invasión directa, se hacen bajo el pretexto de la defensa de los derechos humanos y la democracia, sin embargo, son muchos los casos en los cuales fuertes gobiernos despóticos y dictatoriales sumamente opresivos son aliados amigables del imperialismo y éste no ha hecho nada para impedirlo.

Hoy entre las agresiones más importantes que en el plano militar está ejecutando el imperialismo fundamentalmente norteamericano, se encuentran la agresión a Irak y Afganistán, bajo la excusa de la lucha infinita contra el terrorismo, cuando en realidad lo que está detrás de todas estas acciones es el control geopolítico de la región del Medio Oriente y Asia Central, el control de recursos energéticos estratégicos tales como el petróleo y el gas.

El caso más emblemático es el iraquí, que reporta el saldo fatídico que sufre la juventud más pobre en ese conflicto, por un lado los soldados de EEUU muertos (más de 4000) en Irak son jóvenes de zonas rurales, afroamericanos e hispanos, casi ninguno universitario o con profesiones consolidadas. Por otro lado se calculan 1000000 iraquíes muertos en buena parte jóvenes y niños, se estima que se dan casos aberrantes como la detención en prisiones de guerra de más de 170 niños, algunos de 10 años a los cuales se les somete a torturas y violaciones. Esta guerra a provocado que “más de 800.000 escolares han dejado de asistir a la escuela primaria (el 22%) y sólo la mitad de los que completan estudios primarios inician los secundarios. Otros 220.000 niños y niñas refugiados con sus familias en países vecinos están desescolarizados”. Por otro lado, UNICEF estimó que el número de niños menores de 5 años muertos durante la década de los 90 a consecuencia de las sanciones económicas y militares impuestas a Irak fue 500.000 (quinientos mil). El catedrático Kholoud Nasser Muhssin de la Universidad de Bagdad señala que aproximadamente el 60-70% de los niños iraquíes sufren problemas psicológicos.

Otras zonas siguen siendo agredidas bajo el consentimiento y financiamiento del imperialismo tales como Palestina por las políticas genocidas del sionismo, las cuales han implementado un verdadero apartheid, hoy por ejemplo es lamentable la situación de la Franja de Gaza.

Otra zona muy golpeada es Colombia, con la implementación del Plan Colombia y el Plan Patriota bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, lo cual ha originado numerosas pérdidas humanas y millones de desplazados por una guerra interna que ya lleva más de 50 años, resaltando en los últimos días el bombardeo indiscriminado a un campamento de las FARC-EP ubicado en zona fronteriza ecuatoriana que le costó la vida a 5 estudiantes mejicanos.

El imperialismo a su vez financia movimientos separatistas en Sri Lanka, diversos países de Europa Oriental, África y Asia generando conflictos étnicos con repercusiones dramáticas. Siendo también una práctica reciente lo que se conoce como golpes suaves o subversión política no violenta impulsada por el Pentágono para el derrocamiento de gobiernos progresistas, tales experiencias se han llevado a cabo exitosamente en Serbia, Georgia y Ucrania, fallando a su vez en Bielorrusia y Venezuela.

Otra acción que ha llevado a cabo el imperialismo es la ubicación de bases militares bien sea de la OTAN o de EEUU en diversos países del mundo, en América Latina y el Caribe, en Asia Central, en Oceanía, o en Europa donde han sido escandalosos los casos de las cárceles clandestinas de la CIA o los vuelos secretos que ésta ha realizado en los últimos años, eso sin contar con la actual propuesta de un escudo anti-misilístico estadounidense ubicado en países de la Europa Oriental que ponen en riesgo la soberanía de Rusia.

Hoy una de las bases militares más cuestionadas es la que está ubicada en Guantánamo-Cuba, donde hay múltiples presos de diversas nacionalidades donde se le aplican torturas y otros procedimientos inhumanos.

Estas diversas agresiones militares y bases desplegadas tienen entre sus objetivos los siguientes (Ceceña 2005):

1) Proteger la soberanía (para el imperialismo global), el territorio y la población de los EEUU y demás potencias imperiales.
2) Prevenir la emergencia de nuevas potencias o de coaliciones regionales hostiles a los designios del imperialismo.
3) Asegurar el acceso incondicional a los mercados decisivos, a los suministros de energía y a los recursos estratégicos.
4) Disuadir, y si es necesario derrotar cualquier agresión contra los planes de los EEUU o sus aliados.
5) Garantizar la libertad de los mares, de las vías de tráfico aéreo y espacial y la seguridad de las líneas vitales de comunicación.

En la actualidad algunas cifras muestran que el gasto militar de los EEUU supera por más del doble al gasto en conjunto de los 20 países con más inversión en el sector militar, todo un verdadero monopolio destructivo.

EEUU hoy es el gendarme que garantiza las relaciones internacionales que mantiene el imperialismo a través de sus centros de poder para el sometimiento y explotación de los países pobres. Esto se demuestra en las recientes agresiones imperialistas y en los escenarios de conflictos donde en su mayoría los gringos están profundamente comprometidos.

Otro importante problema que afecta a la juventud, es que millones de minas terrestres antipersonal y otros restos de explosivos de guerra en todo el mundo constituyen una perversa amenaza para niños y niñas a quienes estos artefactos dejan lisiados, muertos y huérfanos mucho después que las guerras se acaban, según UNICEF. Más del 80% de las 15.000 a 20.000 personas que sufren todos los años las consecuencias de las minas terrestres son civiles, y por lo menos una de cada cinco son menores de edad, según la Campaña para la Prohibición de Minas. El legado mortal de las minas terrestres sobrevive mucho tiempo después de que terminen los conflictos que les dieron lugar. Entre los países más contaminados se encuentran Iraq, Camboya, Afganistán y Angola. Lamentablemente, a pesar del progreso alcanzado en la erradicación de las minas antipersonales, algunos de los países con los mayores arsenales de minas terrestres -China, la Federación de Rusia y los Estados Unidos- todavía no se han comprometido a firmar el Tratado sobre la Prohibición de Minas.

Por otro lado, en todo el mundo hay niños que han sido secuestrados, reclutados y utilizados como soldados. Se estima que en la actualidad 300.000 niños participan activamente en conflictos.

No cabe duda que “las situaciones de guerra son desfavorables para los más jóvenes, porque en este entorno se ven afectados todos los indicadores sociales y económicos: la malnutrición aumenta debido a la baja producción de alimentos y al desplazamiento; los recursos para servicios sociales se destinan a la guerra; al deteriorarse los servicios de salud, aumentan las tasas de mortalidad infantil y de niños menores de 5 años; la destrucción de las escuelas y el desplazamiento de los maestros reduce el acceso a la escolarización y sitúa a los niños ante el riesgo de ser reclutados; y el desplazamiento separa a las familias y priva a los niños de un entorno seguro”. Todos estos elementos ilustran los horribles efectos de los conflictos armados en los niños y niñas.

La realidad social exige entonces la mayor movilización de los pueblos y en particular de la juventud por la erradicación de las agresiones militares y las guerras, todo esto en la búsqueda de la paz mundial y el respeto a la soberanía nacional; en este orden de ideas, deben ser permanentes las movilizaciones en pro del fin de la guerra de Irak y Afganistán; además de reclamar el reconocimiento y respeto del Estado Palestino.

Los y las jóvenes deben rechazar activamente la implementación criminal del Plan Colombia y la existencia de bases militares en diversas partes de Latinoamérica y el Caribe, como Perú, Paraguay, Curazao, Puerto Rico entre otros, que pretenden controlar la riqueza hídrica y biodiversa de la Amazonía o la cuenca del Mar Caribe.

Los y las jóvenes deben encabezar las protestas para la erradicación de las bases militares de la OTAN y norteamericanas que violan todo principio de autodeterminación nacional, en este sentido ha sido ejemplar la conducta del gobierno ecuatoriano que ha exigido la retirada de los estadounidenses de la base de Manta. Otro ejemplo lo constituyen las movilizaciones en Europa contra la presencia de las cárceles clandestinas de la CIA y los acuerdos militaristas de la OTAN, siendo también imprescindible la lucha contra la construcción del escudo anti-misiles en Europa Oriental, ya que este generará sin lugar a dudas otra carrera armamentista nuclear entre EEUU y Rusia, que pone en peligro la supervivencia de la Humanidad.

La juventud mundial debe impulsar la aplicación de la inclusión entre los crímenes de guerra en conflictos armados, tanto internacionales como no internacionales, el reclutamiento o alistamiento de niños menores de 15 años o su utilización para participar activamente en las hostilidades.

Los y las jóvenes deben luchar por la creación de “corredores de paz”, para posibilitar la distribución de suministros de emergencia a las mujeres y los niños y realizar “jornadas de paz” dedicadas a la vacunación y a la prestación de otros servicios de salud a los niños y a sus familias en zonas de conflicto.

En fin, la lucha de la juventud contra las agresiones militares, las guerras y las bases desplegadas, es una lucha justa por la Paz Mundial duradera y el respeto de la Soberanía nacional de los pueblos, condición necesaria para su emancipación y su desarrollo integral. Hoy el problema del militarismo imperialista no es solo un problema de los países pobres y explotados, sino que constituye una realidad negativa que también sufren las sociedades prósperas, quienes se ven sometidas cada vez más a un régimen verdaderamente totalitario y policial. Por esta razón la lucha contra el militarismo es una lucha de la juventud en general a nivel global, una lucha mancomunada que nos debe llevar a la victoria sobre la barbarie capitalista, el imperialismo y la guerra.



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