Juventud y Movimiento Juvenil (*)
(*) Tomado de «Comunismo Científico. Diccionario», de la Editorial Progreso.
La juventud es un grupo social con sus costumbres, normas de conducta y gustos, con una independencia relativa en la organización, en el ocio, etc. La joven generación constituye la mitad de la población de la Tierra.
A pesar de su carácter específico, la juventud no existe independientemente de las clases y sectores sociales. Su actividad política debe juzgarse dentro del marco del desarrollo de la lucha de clases, sin suplantarla por el denominado "conflicto generacional" o por la "revolución de los jóvenes".
El marxismo-leninismo considera al movimiento juvenil como fuerza social en conexión con las luchas de la clase obrera, partiendo de las tareas de la transformación radical de la sociedad.
Desde este punto de vista, el movimiento juvenil no es de carácter unívoco; incluye corrientes ideológicas y políticas que se diferencian marcadamente entre sí: de un lado democrático-revolucionarias, y de otro, izquierdistas, de derechas, nacionalistas, etc. La actividad creciente de la juventud actual se deriva de razones objetivas: profundos cambios en todo el género de vida de la humanidad; demolición sin precedentes de las concepciones, costumbres y normas de vida vinculada ante todo con los procesos revolucionarios en el terreno de las relaciones político-sociales, así como con los cambios radicales en la ciencia, en la técnica, en los medios de información, en el sistema de enseñanza, en la esfera del trabajo y en el modo de vida condicionados por la revolución técnico-científica.
La profunda crisis del sistema capitalista tanto en la esfera de la producción material, como en el terreno de la cultura e ideología burguesas y de la política interior y exterior, y el alto grado de alienación del hombre en el capitalismo monopolista de Estado determinan la creciente protesta social de la joven generación, su rápida radicalización.
Al proceso revolucionario se incorporan nuevas generaciones y sectores sociales, nuevos partidos y organizaciones.
Pertenecientes a unas u otras clases, los jóvenes reflejan los puntos de vista, intereses y objetivos de aquéllas.
Ahora bien, el origen social no determina automáticamente su ideología ni las actitudes políticas, puesto que influyen sobre ellos los factores económico-sociales, políticos e ideológicos más diferentes, así como diversas fuerzas sociales que procuran captarse la comprensión y el apoyo de la nueva generación.
Agrupada por la pertinencia clasista, la juventud se diferencia por el lugar en la producción social, por el papel en los procesos sociales, por la receptividad a una u otra ideología.
En el capitalismo, la juventud trabajadora vive abrumada por la opresión político-social, económica y espiritual. Es sensible a la ideología socialista; le son afines las ideas de la solidaridad, de la organización de clase. Pero la juventud llega a identificarse con ellas no de una manera simple ni rápida, sino venciendo distintas influencias de la ideología pequeño burguesa y de ilusiones del revolucionarismo ultraizquierdista y del social-reformismo.
Vinculada por lazos consanguíneos a las clases dominantes, la juventud burguesa, no obstante, dada una alienación cada vez mayor del individuo, es asaltada por una crisis de conciencia de clase y se encuentra a menudo en una encrucijada, pues no desea compartir totalmente la ideología ni el modo de ver la vida de sus padres.
La juventud de los países en desarrollo es testigo de la actual revolución técnico-científica, de la lucha entre los dos sistemas sociales y, asimismo, del atraso secular de sus países, los cuales frecuentemente se ven envueltos por formas nuevas de dependencia financiera y técnica.
En los países en desarrollo que han emprendido el camino de las transformaciones sociales se endurecen las contradicciones de clase, se produce una consolidación de las fuerzas democráticas y antiimperialistas, entre las cuales la juventud es con frecuencia la mayoría.
La revolución técnico-científica eleva considerablemente el papel de las capas, ante todo de la intelectualidad y de los correspondientes grupos de la juventud. Los componentes de este medio influyen sensiblemente sobre el movimiento juvenil de los países capitalistas, particularmente estudiantado, cuyo incremento fundamental en los últimos años se debe principalmente a las capas medias. Los jóvenes de estos sectores llevan a las universidades su descontento por la opresión de los monopolios, por la inestabilidad de la situación económica.
El movimiento de la juventud estudiantil por la democratización de la enseñanza, contra el mecanismo de clase que la condena al papel de "robots especializados", la enfrenta a problemas políticos cardinales: la lucha contra el militarismo, contra la política de agresión, contra la opresión nacional, por la reestructuración social de la sociedad.
Asimismo, propio de esta juventud que no ha pasado por la escuela del trabajo proletario ni de una organización de clase, es la impaciencia, el individualismo, el extremismo, la inestabilidad ideológica. Las acciones estudiantiles, de potencia considerable, ocurridas a fines de los años 60 fueron en su conjunto de carácter espontáneo y caótico; las encabezaban preferentemente elementos izquierdistas y, por eso, adquirían a menudo un tinte pseudorrevolucionario y se distinguían por su infatuación.
Desde comienzos de los años 70, la influencia de las corrientes de extrema izquierda empezó a decaer dentro del movimiento estudiantil, cediendo su puesto a una línea política más consecuente.
El papel dirigente de la clase obrera y la actividad de los partidos comunistas y obreros tienen gran importancia para el desarrollo de un auténtico revolucionarismo juvenil. Sólo una estrecha ligazón con el movimiento obrero y su vanguardia comunista puede abrir ante la juventud una perspectiva realmente revolucionaria, subrayó la Conferencia Internacional de los Partidos Comunistas y Obreros de 1969.
En el movimiento internacional juvenil, el ala democrática, representada por un sistema de diversas organizaciones, es la rectora y la de mayor perspectiva. Es ante todo, la Federación Mundial de Juventudes Democráticas (FMJD) creada en 1945, que ha sellado orgánicamente la unidad de la juventud democrática de muchos países, unidad lograda en los combates antifascistas, y se ha convertido en la organización democrática de la juventud más representativa que lucha por sus derechos, por la paz, por la democracia y por el progreso social.
Componen la FMJD más de 100 organizaciones de países de todo el mundo.
Al movimiento juvenil democrático-revolucionario se enfrentan las organizaciones juveniles al servicio del imperialismo, del anticomunismo. Hay bastantes organizaciones juveniles religiosas cuyos dirigentes presentan la religión como una fuerza neutral y apartan a la juventud de una presencia activa en las batallas político-sociales.
Uno de los rasgos característicos del movimiento juvenil es el desarrollo, sobre una base antiimperialista, de la cooperación de las organizaciones juveniles comunistas con las asociaciones juveniles de diversas orientaciones ideológicas y políticas.
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