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lunes, 31 de enero de 2011

“Las Universidades deben ser dirigidas por las transnacionales”

Humberto Gómez García Kaos en la Red

Esas fueron, palabras más, palabras menos, del joven estudiante presidente de la Federación de Centros de la UCV en el debate que sobre la ley de universidades se llevó a cabo en el periódico Últimas Noticias. Es decir el joven estudiante representante de la extrema derecha, de la oligarquía, con una sinceridad digna de mejor causa, planteó que los gobiernos son cambiantes y con ellos los procesos de la enseñanza universitaria, por ello es preferible, a su juicio, que las universidades venezolanas sean controladas por la empresas transnacionales, suponemos que las de la educación.

Semejante exabrupto no es un juicio alocado o particular del estudiante ucevista para mofarse de todos aquellos que estaban presenciando el importante debate, una malcriadez de un joven irresponsable, nada de eso, su discurso absolutamente extremista, antipatriótico o anti nacional no es exclusivo de la nueva generación oligarburguesa, el entreguismo y la anti patria es una condición político/ideológico y cultural de los sectores y clases que ayer detentaban el poder político del Estado venezolano.

¿Cuál es la universidad que se quiere o la que necesita un país en proceso de profundos cambios y transformaciones revolucionarias, ya que se está debatiendo el tema?

Hay dos respuestas. Lo que son las universidades “públicas”, convertidas en centros de poder y en virtuales Estados dentro del Estado, las más poderosas trincheras de la derecha contra el pueblo y la nación, subversivas y golpistas. Y la propuesta revolucionaria y bolivariana que se expresa en una universidad en verdad universal, en la municipalización de la educación universitaria y en la vanguardia que constituye la UBV y el nuevo paradigma educativo.

La primera es señalar lo que hoy son las universidades públicas controladas por la extrema derecha política, me refiero en primer lugar a la UCV, la más poderosa en cuanto a recursos, concentrado de conocimientos, inventos, con el más importante y significativo acumulado de experiencias y saberes, riquezas insospechadas; todo ese acumulado de espaldas al país, con un mayoritario estudiantado proveniente de las clases medias y altas de la burguesía, de mentalidad corporativa, anti nacional, absolutamente excluyente del ingreso de la mayoría popular, clasista, racista, que discuten “su” proyecto de ley de universidades como si no estuvieran en Venezuela o pensaran que son la mayoría del país, del parlamento, quien es en definitiva el que aprobara la ley.

La segunda es que señalar que la revolución bolivariana no ha sabido entrarle, en doce añosa de poder, a esta situación que no ha tenido cambios significativos en estos años, el proceso revolucionario comenzó, sobre todo después de la derrota del golpe de Estado y del sabotaje petrolero de 2002, a impulsar un nuevo modelo educativo, la construcción de un nuevo paradigma educacional fundamentado en el ideario robinsoniano y bolivariano e integrándole las más avanzadas ideas educacionales de contemporáneas en las teorías de Luis Beltrán Prieto Figueroa, de Paulo Freire y toda una legión hombres y mujeres que han hecho significativos aportes al ideario educativo venezolano y latinoamericano.

La creación el año 2003 de la Universidad Bolivariana, seguida de la creación de tres estratégicas Misiones: Robinson, Ribas y Sucre, semillas originarias de la educación municipal, gigantesco paso de inclusión de millones de venezolanos que ha permitido, en primer lugar, con la Misión Robinson, la eliminación del analfabetismo, abrirle las puertas del saber y de la luz a millón y medio de venezolanos y venezolanas.

No se detuvo la revolución en esa extraordinaria victoria que le permitía a Venezuela vencer una de las metas del milenio establecida por la o­nU y dar un descomunal salto de calidad en el proceso de formación del ciudadano. La misma Misión Robinson no se agotó en el hecho de haber alfabetizado a tan alto número de compatriotas, continuó, dentro de una concepción andragógica, culminando la primaria miles de venezolanos componente de esa gigantesca masa de alfabetizados.

Se abrió igualmente la Misión Ribas para recibir a aquellos que por la vía ordinaria o de la Misión Robinson concluían la primaria, Así, decenas y decenas de trabajadores han concluido su bachillerato, avanzando en la mejoría de su calidad de vidas y aprestándose un alto porcentaje a iniciar –o concluir– la educación superior.

Simultáneamente el gobierno revolucionario dio un enorme paso en la educación superior y un profundo acto de justicia social al crear la Misión Sucre, lo que permitió una de las mayores inclusiones de miles y miles de venezolanos excluidos por la burguesía y quienes controlaban –y controlan– las universidades públicas, la cruel, excluyente y clasista política del cupo, siniestra figura que no le permitió, por años y años, el derecho a ingresar en las universidades públicas a los hijos de los trabajadores del campo y la ciudad, cerrándoseles así la posibilidad de adquirir el título universitario. Casi un millón de estudiantes de varias generaciones pudieron ingresar a la educación universitaria y sus resultados se han traducido en varias cohortes de estudiantes graduados en diversas carreras y en el consiguiente beneficio para el país.

De manera que la discusión –necesaria por lo demás– del proyecto de ley de universidades, que terminará de enterrar a la moribunda ley de educación que impuso el gobierno puntofijista de Rafael Caldera a punta de balas y con la presencia de los tanques de guerra en 1970 en la UCV, es vital para poner al desnudo las lacras del régimen educativo de la Cuarta República, demostrar cuánto se ha avanzado en Venezuela todos estos años en todos los niveles de la educación, cuánto ha discutido y debatido el movimiento revolucionario y popular desde el comienzo mismo de la revolución bolivariana, y la forzada discusión que da la derecha que sabe contados sus días en el dominio de las universidades públicas.

La posición de los estudiantes ucevistas de la derecha, más francos, más sinceros que las viejas y viejos carcamales conservadores y reaccionarios que dirigen las universidades, conspiradores que se aferran a sus privilegios y no quieren permitir la democratización total y absoluta de las universidades públicas. Ellos son abiertamente anti nacionales y sus mentores y guías toman caminos más tortuosos, maniobran, manipulan, mienten, buscan ganar tiempo, se cubren a veces con la bandera de las 7 estrellas.

La filosofía de la universidad no sólo que se quiere, que se necesita y requiere el país en la presente etapa de su desarrollo no sólo pasa por la redimensión del concepto de autonomía que está expuesto en la Constitución Bolivariana, sino aquella que abre las puertas al desarrollo soberano, independiente, auto sostenido, latinoamericanista y caribeño de un país industrializado, con una poderosa agricultura, con un alto nivel científico y tecnológico. Una universidad concebida en una estrategia de desarrollo socialista, que rebase las cuatro paredes y que apunte hacia la conformación de Venezuela como potencia regional.

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