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martes, 4 de agosto de 2009

Brecha de color, la educación en Estados Unidos


Por Ismel Enríquez*

Los esfuerzos de los jóvenes afronorteamericanos por superarse y salir de la pobreza chocan hoy con las mismas deformaciones estructurales que lastraron a sus padres y abuelos desde la entrada en las escuelas, sin sustraerse del entorno marginal.

El sistema social norteamericano deforma las buenas intenciones que pudiera tener el sistema educativo, y asedia a los más pobres con violencia, drogas, y la despreocupación de mayores, agobiados con la crudeza de sus propias vidas.

Aunque los colores claros no eximen a nadie de esa realidad, los estudiantes afronorteamericanos son los que más la sufren, y deben esforzarse por aprender en un contexto adverso que los induce a tomar el mismo camino transitado años atrás por sus padres.

Por ello los negros y blancos de Estados Unidos continúan apostados a lados opuestos de una brecha educacional que más tarde les pasa factura, y los deja en desventaja en la competencia salvaje por encontrar empleo, mantenerlo y subir en la escala social.

Así lo demuestran las últimas pruebas federales de lectura y matemáticas, que además de muy malas notas, dejaron ver cómo los afronorteamericanos aún salen peor calificados de las escuelas de enseñanza básica y media.


NÚMEROS


Según la Valoración Nacional del Progreso Educativo, territorios como Connecticut, Illinois, Nebraska y Wisconsin enfrentaron mayores dificultades en garantizar a los niños un acceso equitativo a las puertas del saber.

Wisconsin, incluso, destacó como el único estado donde los resultados en la comprobación federal de matemáticas y lectura para alumnos de cuarto y octavo grados mostraba una brecha entre negros y blancos mayor a la existente a nivel federal.

Los niños negros en Wisconsin están en peores condiciones, en relación con los de otros lugares del país, y la razón, argumentó la especialista Kati Haycock, es que los educadores no se han centrado en hacer lo necesario para cambiar esa realidad.

Paradójicamente, estados con históricas diferencias raciales por el legado de la esclavitud y las posteriores políticas de segregación mostraron leves progresos en la paridad de conocimientos de sus alumnos.

Sin embargo, ninguno logró reducir la brecha, y los estudiantes afronorteamericanos de cuarto y octavo grado quedaron, de manera general, entre 26 y 31 unidades por debajo de sus similares blancos en las pruebas.

Más allá de razas y clases sociales, los promedios de todos los estados rondaban la mitad de puntos de una calificación máxima posible de 500 en las dos materias comprobadas, lo que tampoco dejó muy buena imagen sobre el nivel educacional alcanzado por el país.

RAZONES

Ante las esperadas interrogantes sobre el por qué tales resultados, los investigadores del Centro Nacional de Estadísticas, responsables del estudio, optaron por encoger los hombros, y explicaron que sólo buscaban comprobaciones de datos y no causas.

Rechazaron también referirse a la efectividad de la Ley Ningún Niño Queda Atrás, promovida por el ex presidente George W. Bush, como la gran solución para acabar con las desigualdades, pese a que varios estudios la dan como un fracaso.

Quienes sufren los remanentes del racismo en carne propia, o se sensibilizan ante el dolor ajeno, saben que el mantenimiento de la brecha es el resultado de las políticas discriminatorias en los servicios sociales, las cortes, los departamentos policiales.

Las diferencias continúan siendo las mismas en todo el país, ya sea en el Este, Oeste, Sur o Norte, refirió el vicepresidente de la Junta Estatal de Educación en Washington, Warren Smith, al diario The New York Times.

Como afronorteamericano de 60 años que he vivido en nueve estados diferentes, puedo decir que ciertas cosas son consistentes: la distribución injusta de maestros y escuelas, y el racismo institucional, acotó Smith.

Para la superintendente de Instrucción Pública de Virginia, Patricia Wright, los leves progresos experimentados en el Sur demuestran la posibilidad de eliminar las disparidades con la ayuda de educadores, padres y líderes comunitarios.

Otros miran hacia el futuro con menos optimismo debido a la crisis económica que deja a tantos sin empleo, casa o recursos para pagar los servicios básicos, y que podría también modificar los indicadores.

El portavoz del Buró Regional de Educación en el Sur, Alan Richard, señaló que si los estados no ponen en práctica políticas efectivas de superación, el aumento de estudiantes provenientes de familias de bajos ingresos podría bajar aún más las notas.

Y en ese sentido los negros vuelven a ser los más afectados, porque ya las estadísticas los señalan como la comunidad dentro de Estados Unidos con mayor desempleo, dos veces por encima de los blancos, e incluso, cuatro veces en ciudades como Nueva York.

Por ello, aunque el presidente Barack Obama hable a los de su raza y se ofrezca como ejemplo de afronorteamericano exitoso para alentarlos a superarse y salir de las calles, lo cierto es que la realidad es un peso demasiado fuerte como para obviarla.

*Periodista de la Redacción de Norteamérica de Prensa Latina.

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