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viernes, 14 de diciembre de 2012

“Esta revolución política y descolonizadora debe dar lugar a una revolución económica post capitalista”

Ricardo Bajo y Katu Arkonada Le Monde Diplomatique 

El Vicepresidente nos recibe en Palacio de Gobierno. La entrevista tenia que ser realizada en la Vicpresidencia pero el presidente Evo Morales lo habia convocado a un acto imprevisto. Es sábado por la mañana, finales de noviembre. Con unas salteñas y unos jugos, Alvaro García Linera pasa casi dos horas con Le Monde Diplomatique-Bolivia. Piensa cada respuesta, incluso se pasa casi un minuto de reloj, en silencio, con la vista en el horizonte de un gran salón, buscando el concepto adecuado. Hace autocrítica. Se levanta y se va a su despacho a buscar el dato exacto. Usa “mis hermanos” para dirigirse a los entrevistadores. Ni se brinda ni se excusa sobre su candidatura a vicepresidente en 2014. “El auto de Evo es el único en competencia, ¿para qué cambir de carro o de chofer?”, dice. Recibe un par de mensajes en su celular que no contesta. Ya es la hora del almuerzo. Posa para la tapa de diciembre con el retrato de Evo en hojas de coca del artista boliviano Gastón Ugalde. Nos vamos. El Palacio luce en silencio. 

 LMD: 11 años después, acaba de realizarse el Censo 2012. ¿Qué temas de importancia deberá debatir el país, producto de sus resultados?

Lo más importante del Censo de Población es que nos permite una detallada mirada geográfica de las condiciones de vida de las familias bolivianas, es decir, una lectura georeferenciada de la satisfacción y carencias de servicios básicos, de la situación laboral, de la situación migratoria y la estructura familiar. El Censo nos dice “aquí falta inversión en servicios básicos”; “allí estamos bien”; “en ese otro lugar falta luz o educación”; y de acuerdo a ello, el Estado, en sus tres niveles, municipal, departamental y Plurinacional, puede establecer estrategias de inversiones inmediatas que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos. Un efecto colateral del Censo, que es importante para las élites locales, es el tema de la distribución de los recursos de la coparticipación y el número de los asambleístas. Pero reducir a eso el Censo, es una mirada mezquina y estrictamente política. Un diputado más no le llega al plato de comida de la gente, ni da salud de los niños, ni garantiza los servicios básicos de la población. Incluso, una mayor o menor coparticipación tributaria por disputas de límites regionales no es una garantía para la satisfacción de necesidades básicas. Hoy, los municipios apenas han ejecutado el 35% de su presupuesto de inversión y así es año con año. Las obras de mayor impacto social en los municipios vienen de la mano del gobierno central y entonces lo que se requiere es una delimitación muy clara de cuales regiones necesitan mayores inversiones concurrentes para resolver las necesidades de la población. LMD: Si bien el censo ha sido motivo de conflicto entre el gobierno y la oposición, en los últimos tiempos el mayor conflicto se ha dado en torno al TIPNIS. ¿Qué balance hace el Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia de esta cuestión? 

En la Amazonía, a diferencia de lo que ha sucedido en tierras altas, aún no se ha dado una revolución, una insurgencia indígena campesina, capaz de modificar las viejas estructuras de poder de predominio hacendal-patronal. Desde el Estado hemos dado pasos importantes para liberar la energía popular capaz de desmontar el poder despótico-patronal, como por ejemplo reducir la tenencia de la tierra de los grandes hacendados de 49 millones de hectáreas a poco más de 4 millones. Hemos desmontado el patrimonialismo que fusionó la administración estatal a la gran propiedad hacendal y, cuando quisimos sentar presencia del Estado en la territorialidad amazónica, tarde comprendimos que allí hay una tenebrosa alianza entre patrones de la tierra, empresarios que procesan las materias primas, gobiernos y empresas extranjeras que desde hace 30 años atrás han creado una especie de soberanía extraterritorial sobre una parte importante de la Amazonía. LMD: ¿Podríamos decir que en el fondo lo que sucedió en el tema del TIPNIS ha sido la confrontación entre el patrimonialismo y poderes extraterritoriales enfrentados a la presencia del Estado? Sin duda. Y en eso hemos tenido que regresar a las viejas tragedias del siglo XIX y principios del siglo XX cuando para trasladar a nuestros soldados hasta el Acre tardábamos un año, y cuando llegábamos, los otros ya estaban en su segundo cultivo de yuca, ya habían construido sus hospitales, habían hecho sus calles y habían cambiado el nombre de las escuelas, por lo que cuando llegaba el ejército boliviano ya estaba en otro país. Lanzamos una iniciativa de presencia estatal en el TIPNIS sin saber a profundidad la trama de intereses de poder local y transnacional que iba a ser afectada y que iba a movilizarse; no llegamos a vislumbrar la dimensión del conflicto, de los poderes empresariales internos y externos que íbamos a enfrentar allá. Si hay una autocrítica que hacer es esta, no haber medido, no haber comprendido en su totalidad este entramado de patrimonialismo, de estructuras tradicionales de dominación hacendal, empresarial y de intereses extranjeros, de países y de empresas, que se escondían detrás de la supuesta “preservación de la Amazonía”. Hemos ido aprendiendo sobre la marcha. LMD: ¿Se ha dado, por tanto, un encuentro entre el Estado y la Amazonía? Sí, y ahora podemos teorizar, lo que podemos denominar dimensiones y velocidades de la plurinacionalidad. Las experiencias de poder de la plurinacionalidad son diferenciadas geográficamente y, por lo tanto, los ritmos en la construcción de la plurinacionalidad también son diferentes. La experiencia de poder de los aymaras es muy diferente de la experiencia de poder de los mosetenes o yuracarés; no sólo por la densidad demográfica sino por la acumulación histórica. Nuestra visión de la plurinacionalidad se ha enriquecido mucho tomando en cuenta esta diversidad de experiencias geográfica y nacionalitaria de la autodeterminación de cada pueblo, pero ha costado. ¿Quién nos iba a dar una hoja de ruta? Lo más cercano a este tema son los debates de los austro marxistas, los debates de Lenin y Stalin sobre el tema de las nacionalidades, o los debates kataristas sobre especies de federalismos entre indígenas y no indígenas y, dentro de los indígenas, cómo se trataba el tema de los faccionalismos internos. Es decir, son debates de hace trescientos, ciento cincuenta o cien años, pero que no ayudan a marcar una hoja de ruta práctica hoy. Hemos tenido que ir aprendiendo sobre la marcha, como toda revolución, y en ello recuperar señas y atisbos que alumbren futuro. Han sido meses de gran aprendizaje sobre el modo real de la construcción geográfica de la plurinacionalidad, eso podemos sacar como lección final del conflicto del TIPNIS. LMD: ¿La consulta previa es una herramienta de construcción de la plurinacionalidad? La consulta ha ayudado mucho a superar a esta capa de dirigentes e intermediarios políticos vinculados a negocios de madera y de cuero, que eran hasta el momento los únicos interlocutores. Los subalternos hablaban a través de los dirigentes y Oeneges; pero nunca hablaban los verdaderos subalternos del TIPNIS. En el caso del Altiplano encontramos una amplia rotación de la dirigencia que permite que permanentemente se estén renovando las dirigencias locales, mientras que en las regiones amazónicas se da una construcción más vertical y más reciente de estos niveles de representación que habían embargado la voz de las comunidades y es con la que ahora el Estado se ha encontrado. Este encuentro con la voz de los subalternos se ha dado comunidad por comunidad, para bien o para mal, para que nos riñan, para que nos exijan o para que nos recomienden. Así ha sido el encuentro de un Estado con las estructuras comunitarias. El Estado, cuyo único anterior lenguaje era la persecución o la expropiación de tierras, por primera vez llega a conocer la Amazonia de a pie, sus ríos, sus necesidades, su lógica y su temporalidad. Y llega para dar, no para expropiar nada. El Presidente lo ha podido resumir de una manera contundente cuando decía que los lugares de mayor abandono y de mayor desamparo social no están en las zonas altiplánicas, sino que están ahí en la Amazonía. La consulta ha sido eso, mas allá de recoger necesidades y demandas en el tema de la carretera, ha sido un encuentro necesario de un Estado que durante siglos no había tomado en cuenta la Amazonía y la había dejado en manos de los patronos, de los hacendados, de las iglesias y luego de las ONGs. Esta consulta ha sido toda una pedagogía de construcción territorial del Estado y además sus resultados son muy claros. Las comunidades están demandando que quieren Estado, que han vivido durante siglos sin Estado y no quieren seguir viviendo como viven, teniendo que sacar a sus enfermos del estómago durante cuatro días de navegación para llegar a una pequeña posta sanitaria o comprarse una bolsita de sal 20 veces más cara que la que compran en Trinidad o en La Paz. Los indígenas del TIPNIS quieren Estado: el propio; el poder donde ellos se benefician y ayudan a decidir. Y esa es la plurinacionalidad en marcha. LMD: La proyectada represa de Cachuela Esperanza, esta sí parte del proyecto IIRSA, ¿podría convertirse en el próximo TIPNIS? En el caso del TIPNIS había todo tipo de poder menos el estatal, todo el mundo ahí mandaba menos el Estado, pero en el caso del Beni, de la parte norte del Beni, la cosa ya es diferente. Entre las cosas por las que se va a recordar al presidente Evo en los libros de historia escritos de aquí a treinta, va a ser porque es el primer Presidente indígena en un gobierno de los movimientos sociales. Pero además porque fue el arquitecto de la construcción de la estatalidad en la totalidad de la territorialidad patria. El primer Presidente que construyó Estado en territorialidades del norte amazónico que hasta su llegada estaban privatizadas y extranjerizadas. Sobre la represa, fuimos muy claros cuando loa anunciamos en Trinidad: está el diseño final pero faltan los recursos. Cuando consigamos los recursos lo diremos y la población estará obligada a asumir un debate interno de qué le conviene. Nunca lo vamos a plantear como un proyecto que se vaya a imponer sí o sí. Es nuestra responsabilidad decirles “aquí está el proyecto, aquí están los recursos”; es una buena posibilidad de convertir al norte beniano en una zona de irradiación económica tomando en cuenta las estructuras comunitarias y societarias y la preservación del medio ambiente. En ese momento serán los compañeros los que debatan y en función a ese debate regional beniano y amazónico, el gobierno nacional dará el siguiente paso. LMD: Precisamente en enero el departamento del Beni elegirá a su gobernador o gobernadora. ¿Qué se está jugando en esta elección? ¿Cómo podría leer el país esos resultados? La Amazonía en general pero en particular el departamento del Beni es un departamento de predominio centenario de un poder local conservador. Esto es clave; no estamos hablando de las elecciones en un departamento de insurgencia popular como La Paz o Potosí, sino de un departamento donde las estructuras de dominación local hacendataria, si bien han sido afectadas pero aún son dominantes. Allí no mandan ni los indígenas ni los obreros ni los campesinos. Mandan los patrones porque el sistema productivo y comercial, siguen en manos de sectores empresarios conservadores. Por ejemplo, en los territorios indígenas el poder del intermediario -el comprador de madera, de cuero, de castaña o del hacendado que provee los alimentos- no se ha quebrado. Sigue controlando la producción indígena; sigue controlando los medios de comunicación; sigue controlando el sentido común y el imaginario regional. Por ello, el Beni no puede ser colocado como una radiografía del país; al contrario, Beni presenta una excepcionalidad, incluso respecto a Santa Cruz. El Beni es como el último territorio de contención donde las fuerzas más reaccionarias y decimonónicas con apoyo externo se han atrincherado para preservar el poder regional. Entonces la batalla es dura, ahí para la izquierda incrementar la votación en un 1% es una victoria; y creemos que tenemos muy buenas posibilidades para dar sorpresas. Pero hay que trabajar muy intensamente. En cierta medida el Beni es como la última torre asediada del viejo sistema político y del viejo sistema económico patronal. Lo que se va a poner en juego en esta elección es en qué medida la revolución que está pasando en el país logra expandirse también al Beni o, en qué medida en el Beni seguirán sus élites patronales conteniendo la democratización. LMD: Más allá del Beni, ¿cómo va a afrontar el gobierno el ciclo electoral 2013-2014? Con dos pies, en dos ejes. El primero es la consolidación y expansión del modelo económico social productivo que se fue sembrando desde el 2006 y que ahora, de manera gradual, va comenzando a dar sus primeras cosechas: reducción de la extrema pobreza, reducción del desempleo y las desigualdades, transferencias económicas a los sectores más vulnerables e inicio de los procesos de industrialización que ya comienzan a adquirir cuerpo después de tantos problemas y maduraciones previas. Todo lo anterior se muestra ya en la transformación gradual de la microeconomía de las personas en términos de su vivienda, en términos de la escolaridad de sus hijos, de ahorro, de la mejora de la alimentación. Hemos comenzado a tener los resultados de lo que fuimos sembrando y si mantenemos este ritmo de inversión en lo económico, ese bienestar cotidiano de las personas tendría que duplicarse al mismo ritmo que las inversiones grandes. El segundo eje junto al modelo económico es lo político, la construcción de la plurinacionalidad y saber entender las “velocidades diferenciadas” y las experiencias diferenciadas en la voluntad de poder de las distintas naciones al interior del Estado boliviano. Entonces, ¿qué hay que hacer en estos dos años?, más gestión, más inversión en industrialización, más distribución del excedente emergente de esos procesos de industrialización que se traduzca en mejores condiciones de vida de las personas y mayor democratización con plurinacionalidad. Es decir, se trata de expansión del modelo nacional-productivo y la profundización de la plurinacionalidad con la convicción de que fuera de eso no hay nada que puede proponer la derecha. Qué puede decir la derecha, ¿que le falta más apoyo al sector privado? Lo estamos haciendo, pero sin los privilegios exclusivos de antes, cuando lo tenía todo y no daba nada a la sociedad. Hoy son parte de la construcción de la economía boliviana pero ya no es el privilegiado ni el mimado de antes. Qué más dice la derecha, ¿mayor eficiencia? Sin duda siempre se puede ser más eficiente, pero ¿quién tiene autoridad para pedirnos eficiencia?, desde luego no el Movimiento Sin Miedo que tiene de inversión pública acumulada en 2012 (datos del mes de octubre) del 26% en la municipalidad de La Paz, además de empresas públicas deficitarias y un burocratismo paquidérmico de servicio al usuario. Por supuesto que se puede mejorar siempre, pero el modelo de desarrollo económico y el modelo de desarrollo político y social que está haciendo el gobierno en función de la Constitución es el único que hay en el escenario boliviano; no tiene su contraparte. Algún día lo va tener, no está bien que sea el único, siempre es bueno tener como un referente dónde contraponer tus virtudes y tus limitaciones, pero ni eso ha sido capaz de construir la derecha que no tiene ninguna clase de proyecto político que proponga un modelo de economía, de Estado y de sociedad al pueblo boliviano. Y ahí uno dice, si este es el único carro en competencia y lo está haciendo bien, para qué cambiar de chofer que a su vez es su mecánico constructor... LMD: Y si el chofer debería ser el mismo en las elecciones presidenciales de diciembre 2014, ¿significa eso que el candidato a copiloto del carro será el mismo? ¿Va a ser de nuevo candidato a Vicepresidente? Es muy temprano para ese debate, quedan todavía dos años. Ahora lo importante es correr y correr en la gestión, en la industrialización y la distribución de la riqueza. Para qué adelantarnos a ese debate. Ahorita hay muchas cosas que hacer y al final, como siempre, quienes definirán cualquier cosa serán los movimientos sociales. Siempre ha sido así y siempre será así. Cualquier decisión sobre mi futuro político será tomada por el Presidente Evo Morales y los movimientos sociales bolivianos. LMD: ¿Qué tan importante es para el gobierno boliviano la Agenda Patriótica 2025? Bolivia tiene por primera vez en la historia una agenda estatal a largo plazo. Los gobiernos siempre veían hasta donde alcanzaba su barriga, o su mirada, o el patrimonio de la familia o la próxima elección. Ahora, sin embargo, estamos viendo una generación entera para adelante y la Agenda Patriótica 2025 nos está permitiendo planificar en función de los siguientes diez o doce años, y el Presidente está pidiendo a todos los ministros y a la sociedad entera planificar así, establecer sus metas para los siguientes años. Entonces por primera vez una generación se plantea su horizonte de vida, sus sueños, su destino de una manera práctica, realista y con medios económicos garantizados. LMD: ¿En todos estos retos, en una mirada corta hasta 2014, y en una mirada larga hasta 2025, qué importancia tiene el MAS como partido de gobierno? El Movimiento al Socialismo, más que un partido, es una voluntad histórico- estatal; más que un planificador de gestión, es un planificador de Estado, y el Presidente Evo simboliza ese movimiento de época. No siempre es así; no siempre se dan este tipo de situaciones, sólo cuando se presentan las revoluciones, la historia permite mirar más allá del horizonte. Tendrá que pasar una década, o más, para que surjan contrapartes, miradas distintas diferenciadas que no sean simplemente maquillajes a lo que este movimiento colectivo de época ha logrado alumbrar. Por ello, lo que se está confrontando hoy en Bolivia, es una mirada histórica de Estado bajo la conducción de Evo, frente a miradas particulares de facciones de élite, de resentidos, de angustiados, de bien pensantes atribulados que no logran articular nada, y sólo ofrecen la nada como proyecto. Hoy no existe un proyecto político alternativo al del MAS. Sólo hay variantes más escritas o parcialidades mal digeridas de lo que la Constitución y el MAS ha propuesto a Bolivia y el mundo. Tan fuerte es esta mirada de economía, Estado y sociedad que tiene el MAS que es un programa de época, que alumbra sin competidor todo el escenario de la siguiente década. En ese sentido, hay una especie de fusión entre el horizonte del Estado boliviano y el proyecto del gobierno del MAS. LMD: ¿Cuál es la caracterización que haces del proceso de cambio, cómo se construye lo político en Bolivia? Aunque Laclau tiene una bonita definición de populismo que quienes la usan aquí en Bolivia evidentemente no conocen en profundidad, no me gusta ese concepto porque entra todo ahí; es como una especie de muletilla para describir lo que no se conoce ni entiende. Nadie que haya usado la categoría de populismo aquí en Bolivia la ha sabido explicar bien. No va por ahí, no me resulta a mi útil en el debate contemporáneo. ¿Qué puede resultar útil?, el concepto de revolución democrática y cultural es bastante preciso, el más preciso en mi opinión. Una revolución política y descolonizadora, para mi sería la manera más académicamente precisa para definir lo que está en marcha actualmente en Bolivia. De hecho, el segundo componente, el de la descolonización, es el más fuerte: indígenas en el poder. Independientemente lo que pase después, ya en sí mismo, es una victoria histórica y una revolución cultural y simbólica tan poderosa, que nada va a ser igual en la vida cotidiana de indígenas y de no indígenas en Bolivia hacia futuro. Los indígenas han experimentado el poder y ni mil masacres podrán extirpar esa experiencia corporal de la victoria. Es un cambio irreversible de la historia. Venga lo que venga para los siguientes siglos, los indios han tomado el poder, los indígenas se han vuelto poder y lo viven no solo en palacio, en los ministerios, el parlamento, la justicia y las leyes; lo experimentan también en cosas tan sencillas como caminar en la calle, que es un modo también de ciudadanía plena expansiva. El saber que tienes derechos, antes prohibidos por el color de tu piel o por tu pollera o por tu apellido. Ahora en cambio, la plebe empoderada se siente fuerte, reclama lo que cree que es suyo; y a veces sale a bloquear, pero es pues su lenguaje de multitud, su manera inicial de gestionar el poder del cual se sienten parte, por mucho que a veces caiga en el particularismo de la demanda corporativa. ¿Cómo exigir a cada instante universalismo después de más de quinientos años de aplastamiento absoluto? No me espanto de la conflictividad, tan previsible, tan necesaria y oxigenante de la vida; ni de los particularismos localistas. Luego viene y vendrá la pedagogía plebeya de lo universal. Pero es paradójico, que algunos les exijan comportamiento ético a quienes habían marginado de cualquier función ética en la sociedad, usando así la mirada kantiana de las cosas. Ese es el componente descolonizador de la revolución, revolución que, además, es política porque es un cambio en las estructuras de poder de nuestro país, en la composición de las clases sociales dirigentes del Estado y en la naturaleza social de la institucionalidad estatal. Ahora la pregunta es si esta revolución política y descolonizadora puede dar lugar a una revolución económica. Sí puede, y hay elementos para tal afirmación. No es que no haya una nueva economía; quizás no hay un nuevo modo de producción todavía, pero sí hay un nuevo modelo económico, que no es el neoliberal y que tampoco es el capitalismo de Estado como tontamente balbucean algunos remanentes del pseudo-izquierdismo sobornado por el gonismo. La nueva economía plurinacional trabaja con las reglas de la economía del mercado (que existen desde tiempos babilónicos) e introduce otras reglas de la economía comunitaria, e introduce reglas de valor de uso en la distribución de los excedentes y en la priorización de inversiones. Entonces ahí existen tendencias de no-capitalismo, sin ser todavía un nuevo modelo de producción. Por eso en uno de mis últimos textos escribía que el socialismo es un espacio de guerra y no un nuevo modelo de producción; es un espacio histórico de lucha entre la predominancia de la lógica del capital, de la acumulación privada, y espacios nuevos que van emergiendo de una economía no-capitalista de la mano de las comunidades agrarias en cuestiones como la gestión de recursos comunitarios o en temas de aguas y bosques, y de la mano del Estado que impulsa la redistribución del excedente económico entre la población o a través de las subvenciones que priorizan el valor de uso en determinadas políticas. Un escenario de guerra, en el que en medio de un predominio planetario del capitalismo, van surgiendo en sus intersticios, tendencias, actividades no-capitalistas, post-capitalistas, que se expanden, que retroceden, que dan un viraje, se caen y vuelven a levantarse a la espera de su articulación planetaria con otras experiencias post-capitalistas. La nuestra es una revolución política que quisiéramos que deviniera en una revolución económica. Pero lo importante en todo ese proceso es que se mantenga el poder estatal por parte del nuevo bloque social popular-indígena-obrero. Recurriendo a Lenin se puede decir que el poder estatal de los movimientos sociales puede dar más o menos concesiones a otros sectores según las necesidades, pero con la condición de que el poder estatal lo retengan los movimientos sociales. Para todo revolucionario del mundo en cualquier época, el tema del poder es el tema fundamental de toda revolución verdadera. LMD: ¿Qué propuestas emergentes pueden plantear Latinoamérica y Bolivia frente a la crisis mundial del capitalismo? Es decir, ¿cómo pueden el país y el continente mirar hacia el mundo actualmente? El capitalismo mundial está atravesando una crisis estructural que no significa que sea terminal; puede devenir en terminal si la voluntad política de la sociedad planetaria así lo asume o puede ser un momento de su renovación, pero es estructural porque pone en juego sus cimientos. Y eso es así porque la principal manera de acumular capital, de generar dinero lo está haciendo por la vía de la especulación, de los bancos de los fondos de pensiones, pero no por la vía de la producción real, no mediante su capacidad industriosa. Y ¿por qué está pasando eso?, porque el actual soporte material de la producción, que es un tipo de tecnología , no ha sido sustituida por un nuevo soporte material capaz de garantizar un tasa de ganancia media a las empresas fundamentales del capitalismo. Los actuales descubrimientos no han logrado generar un soporte tecnológico capaz de universalizarse en las principales ramas de la economía capitalista dominante y de relanzar a la producción nuevamente a un liderazgo con tasas de ganancia que hagan regresar de la especulación a los capitales. La economía crece del lado de la especulación y no por el lado de la producción; se forman estas burbujas financieras que hacen sentir bienestar y mejora a la economía por uno, dos, tres, cuatro, cinco años; luego se derrumba y, con ello, arrastra a miles de millones de pobres y privatiza recursos del Estado a favor de los ricos. Es lo que Europa está viviendo recientemente. Pero este escenario tiene una virtud, que es que las economías emergentes como China, India, Corea, y América Latina por ejemplo, sí pueden aun expandir su actividad productiva industriosa con el viejo patrón tecnológico, entonces, tienes un continente con mayor capacidad de integración, con mayor capacidad de definición de políticas soberanas en torno a su horizonte económico, y que le está permitiendo escoger de mejor manera sus mercados. Si a eso se suma a alianza con el Pacífico, con Corea y ante todo con China y con la India, de alguna manera se está generando un bloque regional económicamente muy importante que va a influir en el conjunto de la economía mundial en las siguientes décadas. Y como continente se reafirma la base material de la soberanía de cada país, al tiempo que la integración regional ya deja de asumirse como solo un deseo voluntarioso de nuestros protomártires y se convierte en una necesidad práctica para salvarse como región, para aprovechar lo mejor que se pueda de esa crisis, y para poder definir de mejor manera sus alianzas y sus relaciones internacionales para las siguientes décadas. LMD: ¿En este marco de integración estatal-continental, dónde y cómo se ubica el histórico diferendo marítimo entre Bolivia y Chile? El tema que tiene pendiente con Bolivia con Chile es un robo, un saqueo fruto de una invasión, de una agresión armada, y de un tratado impuesto a punta de bala, de garrote y de sangre. El tratado de 1903 que el gobierno de Chile lo exhibe como una biblia, en realidad es un tratado que chorrea sangre de una invasión; chorrea abuso, es un borbotón de injusticias y de imposiciones conquistadas con muerte y destrucción. El tratado de 1903 es un monumento a la muerte provocada por un Estado contra otro. Esperemos que las elites chilenas, que hacen gala de una impostada modernidad del siglo XXI, dejen de apoyarse en la brutalidad y la injusticia de unas prácticas del siglo XIX que obstaculiza la necesaria integración del continente. Mientras no se resuelva la salida soberana al mar, el continente y Chile seguirá anclada en la infamia y la sangre del siglo XIX. Chile está perdiendo una gran oportunidad de ser el vehículo mediante el cuál se canalice la mirada de Bolivia hacia la pujante economía del pacifico; pero también la mirada del Paraguay, de Argentina y Brasil. En ese sentido, hoy el gobierno de Chile está jugando un rol anti-histórico y retrogrado; está bloqueando el desarrollo del continente; en los hechos, esta agrediendo una vez más a todo el continente latinoamericano. Lo paradójico es que la salida soberana al océano pacifico de parte de Bolivia iría en propio fortalecimiento a la economía chilena, porque Chile por sí mismo no es nada ante China, pero Chile con su riqueza importante, más la riqueza de Bolivia, más la riqueza de Brasil, más lo que se puede viabilizar a través de Bolivia que viene de Brasil, más lo de Argentina a través de Chile, mirando al Pacífico, se vuelve algo que ya tiene peso, que tiene influencia mundial. Y si mejoran los mecanismos de vinculación energética y de transporte entre nuestro continente lo que el trabajo en conjunto puede retribuirle a Chile es infinitamente mucho más de lo que por sí mismo puede hacer. Hoy Chile es un mal vecino, con todos los países a su alrededor; se ha dedicado a pelearse con todos, aislándose y eso le hace daño a Chile, le hace daño al continente en su conjunto. Esta mirada tan ambiciosa que tenemos del continente como estado-continental, con la capacidad de influir en el curso de la economía mundial tiene ahí un clavo, un freno, que es la actitud decimonónica de Chile que se niega a sumir el siglo XXI de manera realista, no simplemente discursiva y eso evidentemente pasa por el acceso al mar de Bolivia, por una resolución acordada de este diferendo. Entonces, en cierta manera Chile se está colocando como un freno al desarrollo de la historia del propio continente, de su integración y de su empoderamiento como un continente con capacidad de influencia a nivel planetario. LMD: ¿Cuál es el camino que Bolivia piensa seguir para afrontar este problema irresuelto? Nosotros hemos comprendido de manera práctica que la política del gobierno de chile es una sola: generar expectativas sobre posibles soluciones, pasar el tiempo en torno a ellas, desinflar las expectativas, enfriar las relaciones, y luego nuevamente distender el ambiente con una nueva insinuación. Cada ciclo de estas historia dura alrededor de 30 años, y en ello se han ido toda una generación que dará lugar a una nueva que retomara el camino de ilusiones y frustraciones ya conocido. Por ello es que como gobierno hemos diseñado una ruta critica de ruptura de este callejón sin salida: posesionar abiertamente a nivel internacional en todo foro el carácter inamistoso y brutal de la postura del gobierno chileno. Mostrarlo como un vecino agresivo, pendenciero incapaz de construir una relación de buena vecindad. En segundo lugar, direccionar geopolíticamente la estructura productiva del país alejándolas gradualmente de puertos chilenos: ya sea el transporte de gas, el desplazamiento de mercancías, la construcción de caminos, la exportación de minerales, las nuevas vías férreas interoceánicas, la construcción de sistemas de energía, etc. Insistir en el encuentro y convencimiento con el pueblo chileno, con sus organizaciones, con sus referentes sociales, en una larga campaña de pedagogía histórica, de justicia y de inevitable integración regional de la que Chile no puede apartarse riesgo de convertirse en un Estad paria. Y utilizar tribunales internacionales que diriman en justicia nuestro diferendo.

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jueves, 13 de diciembre de 2012

México: “Reforma educativa”, farsa propagandística, como en todos los inicios de sexenio

Pedro Echeverría V. Rebelión 

1. El objetivo de la muy cacareada “reforma educativa”, anunciada ayer por el presidente Enrique Peña Nieto y aplaudida a rabiar por los presidentes del PRI, PAN y PRD, no es otro que seguir engañando a parte de la población que aún cree en bobadas sexenales. Los que conocemos bien todos los inicios de sexenio (por lo menos desde López Mateos en 1958) sabemos que son golpes publicitarios que sirven para llamar la atención de los distraídos. Es como tocar una campanita y luego decir: “ya llegué, háganme caso, soy su nuevo presidente”. Pero transformar la educación como dicen, sólo puede ser motivo de risa. Lo único que podrá hacer ese tipo de funcionarios como Emilio Chuayffet, es realizar algunos cambios superficiales, grandilocuentes, espectaculares, que impulsen la publicidad, entre ellos madrear a Esther Gordillo –la cacique magisterial- y colocar en su lugar a otro personaje igual.

2. Se afirmó que “una camarilla durante décadas, (por miedo no dicen que la encabeza Gordillo, tampoco que esta cacique ha contado desde hace 23 años con los apoyos de los gobiernos del PRI y el PAN) se fue apoderando, adueñando del sistema educativo nacional, e hizo de la enseñanza básica su botín y se constituyó en la traba principal para elevar la calidad de la enseñanza”. Denunciaron los políticos que (Esther Gordillo, sin nombrarla) ha retado al Estado mexicano, a gobiernos federales y estatales, en múltiples ocasiones, y se ha constituido también en obstáculo para el desarrollo democrático en general y del sindicalismo en particular. Se cuidan mucho, mueren de terror ante la posibilidad que la cacique Gordillo les saque sus “trapitos sol”, tal como lo hizo fructíferamente con Roberto Madrazo en 2005. 

3. Dicen los oportunistas políticos que buscan “rescatar la educación y ponerla en manos del Estado”. Hay que decirles a esos políticos que la educación –formalmente- no ha dejado de estar en manos del Estado; que otra cosa es que todos los gobiernos, por lo menos desde 1982, se la hayan estado entregando aceleradamente al sector privado que por cierto ya controla hoy más del 40 por ciento de la educación nacional. Pero ellos no están contra la privatización educativa porque todos son neoliberales privatizadores; cuando la demagogia del PRI, PAN, PRD, habla de arrebatar la educación a intereses personales está indicando el control sindical que mantiene Esther Gordillo desde 1989. Y en este campo, aunque Gordillo sea la peor cacique magisterial, en el asunto de la privatización no es tan perversa y entreguista como Peña y compañía. 4. Estoy seguro que la vejez y enfermedad de la Gordillo (la cacique magisterial), igual que la vejez y enfermedad de Chuayffet (el recién nombrado ministro de educación, SEP) les va a impedir “arreglar confrontaciones políticas del pasado”. Lo seguro es que Gordillo se brinque al ministro y se arregle con Peña. La Gordillo ha dicho varias veces que “lo que más odia es la ingenuidad” y que “no da paso sin huarache”, por ello lo más seguro es que llegue a acuerdos y firme el “pacto de unidad” que tanto interesa al presidente. La Gordillo podría confrontarse con Peña o Chuayffet como lo hizo con Madrazo siendo éste presidente del PRI y precandidato presidencial; pero sabe que también que Peña podría imponerle un “Quinazo” o un Jongitudnazo” como lo hizo Salinas al iniciar su mandato en 1988-89 y la Gordillo lo sabe muy bien porque fue parte. 5. La “tremenda reforma educativa” que se ha anunciado Peña con bombo y platillo, con el apoyo de los ultraoportunistas Madero del PAN y Zambrano del PRD, no tiene nada que ver con los contenidos de planes y programas educativos, ni mucho menos con los millones de niños que llegan a la escuela hambrientos de comida y en ayuno de los más elementales conocimientos. Se insiste que por recomendación internacional “la evaluación de maestros no se negociará ni estará sujeta más a "caprichos ni intereses particulares" y además en que será imposible diferirla. Ese parece ser el centro de “la reforma”, aunque ya la Gordillo había aceptado desde el sexenio pasado; quien siempre se opuso a la evaluación vía exámenes y comités, fue la CNTE que exigió un análisis profundo de la situación educativa y del magisterio para entender la evaluación. 6. Pero además los tontos políticos han agregado una soberana mentira: que “México tiene el mayor presupuesto (económico) del mundo en materia educativa y que a pesar de ello el país no ha podido superar sus debilidades y rezagos”. Mienten los políticos por ignorantes y manipuladores: México nunca ha invertido en educación el ocho por ciento del PIB en educación recomendado por la UNESCO para países en desarrollo. De acuerdo a las estadísticas la inversión ha sido del 3.9, del 4 o del 4.1 por ciento y sólo el tramposo y funesto presidente Fox señaló que su gobierno había invertido un 7 por ciento porque dijo que también hay que sumar las inversiones de los dueños de las escuelas particulares o privadas, porque siempre era educación. Entonces, ¿cuál es el mayor presupuesto del mundo? 7. Si bien el presupuesto no lo define todo, es importantísimo para aumentar los salarios de los profesores y de los investigadores; para mantener las escuelas y centros de investigación en buenas condiciones; para ayudar a millones de niños para que tengan un buen desayuno o comida. ¿Puede olvidarse que de ese presupuesto salen los enormes salarios –insultantes salarios- de los altos funcionarios de educación, así como las compensaciones y gastos en teléfonos, gasolina, rentas y de más? Así que no es verdad que México destina –ni nunca lo ha hecho- un gran presupuesto a la educación; es totalmente lo contrario: cada vez éste es más deficiente para que la educación pública se deteriore y se desprestigie más con el fin de beneficiar a la educación privada que enriquece a los negociantes de la educación que reparten dividendos con los gobernantes. (11/XII/12)

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miércoles, 5 de diciembre de 2012

Palestina: La lucha por la liberación

David Karvala En Lucha 

Siempre se debate quién es el responsable de una guerra, pero es un hecho que el pasado 14 de noviembre, Israel destrozó con un misil el coche del jefe militar de Hamas, Ahmad al-Jabari. Con este acto —que en cualquier otro contexto se llamaría terrorista— Israel rompió la tregua existente. Hamas respondió con cohetes más potentes que nunca, que llegaron hasta Tel Aviv. Aún así, y como siempre, las armas occidentales de Israel fueron más sofisticadas y más mortíferas; el recuento final de bajas reprodujo la desproporción de siempre entre israelíes y árabes. Durante unos días, el ejército israelí se amontonó en la frontera de Gaza, y pareció que se iba a reproducir la invasión de 2009, cuando unos 1.400 palestinos murieron. Pero no fue así. El nuevo gobierno egipcio, de los Hermanos Musulmanes, realizó una visita oficial a Gaza y más tarde persiguió el fin de los ataques. Más sorprendente fue Obama: sin abandonar el tradicional apoyo estadounidense a Israel, pidió contención a Tel Aviv y negociaciones. Para entender lo ocurrido, necesitamos una visión tanto histórica como internacional. Israel: aliado eterno del imperialismo El movimiento sionista, que surgió a finales del siglo XIX con el objetivo de crear un estado puramente judío, siempre ha buscado amigos imperialistas.

 Durante mucho tiempo, miró hacia Gran Bretaña. Cuando se creó Israel en 1948, los sionistas recibieron armas del bloque soviético para llevar a cabo la limpieza étnica de la población palestina. La guerra de 1967, en la que Israel humilló en seis días a los ejércitos de los corruptos regímenes árabes, convenció a EEUU del valor de Israel como aliado. Así se inició la fuerte relación, basada en intereses compartidos, no en una hipotética gran influencia judía en EEUU, que pervive hasta hoy. Los siguientes años vieron el auge de la lucha guerrillera palestina, con secuestros de aviones, entre otras acciones. Se trataba muchas veces de gente heroica, pero con una estrategia incapaz de ganar; unos individuos con bombas y Kalashnikovs no podían derrotar al estado más fuerte de la región. El problema fue sobre todo político. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) no fue capaz de movilizar a la población palestina, y aún menos a los millones de personas trabajadoras de la región. La OLP buscó aliarse con los dictadores árabes, no con la gente trabajadora a la que éstos oprimían. La situación empezó a cambiar en 1987, con la primera Intifada, en la que la propia población palestina de Gaza y Cisjordania se levantó contra la ocupación. La dirección de la OLP en el extranjero tuvo una escasa influencia en la Intifada, pero la utilizó para impulsar negociaciones con el Estado israelí. En 1991 se abrió el “proceso de paz” que ha continuado de manera intermitente desde entonces, sin producir ningún avance cualitativo para el pueblo palestino. La frustración ante la ausencia de mejoras contribuyó a desatar en 2000 la segunda Intifada. La lucha internacional Aquel año trajo otros cambios importantes en la región. En mayo de 2000, Israel fue expulsado del sur del Líbano por la resistencia popular, impulsada principalmente por Hezbolá. El fin de la ocupación, que duraba desde 1982, hizo añicos la imagen de invencibilidad del ejército israelí; ocurriría lo mismo con su nuevo intento de invasión en 2006. Asimismo, las invasiones de Afganistán en 2001 y de Irak en 2003 fueron tomadas por algunos como una muestra de que EEUU era “todo poderoso”. En realidad, su incapacidad para controlar estos países, frente a la resistencia desatada por la ocupación, se convirtió en otra muestra de los límites del poder occidental. Mientras tanto, Egipto, colaborador imprescindible en la opresión del pueblo palestino— había tomado el camino que llevaría a Tahrir. Las inéditas protestas callejeras en solidaridad con la segunda Intifada, y luego contra la guerra de Irak, dieron confianza a la clase trabajadora; en 2006 se inició la ola de luchas obreras que contribuyó a la revolución de 2011 y que continúa hasta hoy. La caída de Mubarak, en febrero de 2011, y el proceso de revoluciones árabes en general han cambiado la situación. Lo que provoca confusión es que este cambio es contradictorio y desigual. El nuevo gobierno egipcio, de los Hermanos Musulmanes, sigue siendo un gobierno neoliberal de derechas, igual que Mubarak. La diferencia es que al llegar al poder gracias a la revolución, la gente le exige cambios. Una invasión terrestre de Gaza por parte de Israel habría provocado una explosión en Egipto; incluso sus propias bases habrían exigido al presidente islamista, Mohamed Mursi, medidas de solidaridad con el pueblo palestino, sin excluir el uso de las armas. Mursi dice que apoya a los palestinos, pero no tiene el menor deseo de romper con EEUU. Lo mismo se aplica al rey de Jordania; hasta ahora ha sobrevivido a la ola de revoluciones, pero la rabia popular contra una nueva matanza israelí podría provocar su caída. Los dirigentes estadounidenses no son tontos; entienden la situación. La presión desde el Cairo y Washington a favor de una tregua puede dar la impresión de un arreglo en los pasillos del poder. En realidad, el motor de cambio es la lucha social en los países árabes. Solidaridad con Palestina En Europa nos toca movilizar la solidaridad con el pueblo palestino, sobre todo impulsando la creciente campaña de boicot, desinversión y sanciones al Estado israelí (ver la entrevista a Omar Barghouti, miembro fundador del movimiento BDS, en el Periódico En lucha de noviembre de 2012). Pero la clave para la liberación de Palestina serán las revoluciones árabes: en Egipto, en Jordania, cuando estalle, y en otros países, incluyendo a Siria. Se equivocan las personas que prefieren la dictadura de los Assad, que llevan más de 40 años garantizando la estabilidad en la frontera noroeste del Estado israelí, a la lucha popular del pueblo sirio. La clave en esta lucha, como en todas, no es la acción de unas pocas personas dirigentes, sino la movilización de masas. David Karvala (@davidkarvala) es militante de En lluita / En lucha Artículo publicado en http://enlucha.org/site/?q=node/18025

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Nubes en el horizonte neoliberal

Frei Betto Alainet

Pasé un agradable fin de semana de noviembre en compañía de Buenaventura de Sousa Santos y de otros amigos. En su fecunda reflexión el cientista social portugués señaló las cargadas nubes que pesan sobre la coyuntura mundial. Hay una flagrante desconstrucción de la democracia. Desde el siglo 16 Europa tiene su historia manchada de sangre, debido a la incidencia de guerras. En los últimos 50 años, sin embargo, creyó haber conquistado la paz estable debido a la democracia fundada sobre los derechos económicos y sociales.

 De hecho tales conquistas funcionaron como antídoto a la amenaza representada por el socialismo que se extendía por la mitad del este del continente europeo. Con la caída del muro de Berlín el capitalismo rompió la fantasía y mostró su cara diabólica (etimológicamente, disgregadora). Los derechos sociales pasaron a ser eliminados, y los países antes administrados por políticos democráticamente elegidos pasaron a ser gobernados ahora por la troika FMI-BCE (Banco Central Europeo)-agencias de riesgo estadounidenses. 

Ningún dirigente de esas instituciones fue elegido democráticamente. ¿Y qué credibilidad pueden tener las agencias de riesgo si en la víspera de la quiebra del banco Lehman Brothers, el 15 de setiembre del 2008, las agencias atribuyeron a sus papeles la nota más alta: triple A? Hoy el único espacio todavía no controlado es la calle. E incluso se está dando una creciente criminalización de las manifestaciones populares. La tv exhibe todos los días multitudes inconformes reprimidas violentamente por la policía. El pueblo de ambos lados del Mediterráneo protesta. Pero las movilizaciones tienen un efecto limitado. La indignación no acaba en propuestas. El grito no se transforma en proyecto. Wall Street (la calle del muro) es ocupada pero no derribada, como pasó con el muro de Berlín. No se ven en el horizonte “otros mundos posibles”. El bienestar que se trata de asegurar hoy es el del mercado financiero. El Estado dejó de ser financiado solamente por los impuestos pagados por empresas y ciudadanos. Antes los más ricos pagaban más impuestos (en los países nórdicos todavía hoy llegan al 75 % de las ganancias), de modo que se distribuía la riqueza a través de los servicios ofrecidos por el Estado a la población. A partir del momento en que la élite comenzó a exigir un Estado mínimo y pagar cada vez menos impuestos (como lo hemos visto propuesto en la campaña presidencial de los EE.UU.), los Estados empezaron a ver aumentadas sus deudas y se apoyaron en los bancos, que, hartos de liquidez, prestaban a intereses reducidos. De tal modo muchos países se convirtieron en rehenes de los bancos. Un caso típico es la relación de Alemania con sus pares de la Unión Europea. Los bancos alemanes prestaron dinero a España, para que ésta adquiriese productos alemanes. Ahora Alemania es acreedora de la mitad de Europa. Eso propaga una nueva oleada de antigermanismo en el continente europeo. En el siglo 20 dos veces intentó Alemania dominar Europa, lo que terminó en dos grandes guerras, en las cuales fue derrotada. Ahora, sin embargo, ella amenaza conseguirlo por medio de la guerra económica. Y una vez más la piedra en el zapato es la Francia de Hollande que, contrariando todas las expectativas, escapó este año de la marea recesiva que asola a Europa. Los países de América Latina y de África resisten la crisis a través de la explotación y exportación de la naturaleza –minería, productos agrícolas, combustibles fósiles, etc. Sin embargo quien fija el precio de los bienes son los EE.UU., China y Europa. Cada vez pagan menos dinero por un mayor volumen de mercancías. El mercado futuro ya fijó los precios de las cosechas ¡para el año 2016! Tal especulación hizo subir, en los últimos años, el número de hambrientos crónicos, ¡de 800 a 1.200 millones! Aumenta amenazadoramente el precio de mercado de los dos principales bienes de la naturaleza: la tierra y el agua. Las empresas transnacionales invierten sumas enormes en la compra de tierra y en los veneros de agua potable en América Latina, Asia y África. Nuestros países se desnacionalizan por la desapropiación de nuestros territorios. Es un acaparamiento desenfrenado. Lo curioso es que las tierras son adquiridas con los habitantes que se encuentran en ellas… como que fueran parte del paisaje. Hay una progresiva desmaterialización del trabajo. La actividad humana cede el lugar a la robotización. En los sectores en que no hay robotización campean la tercerización y el trabajo esclavo, como la mano de obra boliviana y asiática usada en las maquilas brasileñas. Ya no se da distinción entre trabajo pagado y no pagado. ¿Quién paga el trabajo que usted hace vía equipamientos electrónicos al dejar el lugar físico en que está empleado? Antes se luchaba por la remuneración de horas extras y del tiempo empleado entre el local de trabajo y la vivienda. Hoy, mediante el ordenador, el trabajo invade el hogar y ahoga el espacio familiar. La relación de las personas con la máquina tiende a eliminar el contacto con los compañeros. Lo real cede el lugar a lo virtual. Se suprime la frontera entre domicilio y trabajo. El conocimiento está mercantilizado. En las universidades tiene importancia la investigación capaz de producir patentes con valor comercial. El conocimiento es valorado por su valor de mercado, como sucede en las áreas de biología e ingeniería genética. El profesor encerrado en su laboratorio no está preocupado por el avance de la ciencia sino por su cuenta bancaria, que debe ser aumentada por la empresa que le encarga la investigación. Esa mercantilización del conocimiento reduce, en las universidades, los departamentos considerados no productivos, como los de las ciencias humanas. De ese modo se decreta el fin del pensamiento crítico. Y de paso el fin del conocimiento científico inventivo, el que nace de la curiosidad por desvelar los misterios de la naturaleza, y no de su manipulación lucrativa, como es el caso de los transgénicos. La esperanza está en las calles, en la movilización organizada de todos los que, con la mirada en las nubes, son capaces de evitar la borrasca a fin de transformar la esperanza en proyectos viables. Frei Betto es escritor, autor de “Conversación sobre la fe y la ciencia”, junto con Marcelo Gleiser. www.freibetto.org twitter:@freibetto. Traducción de J.L.Burguet Fuente: http://alainet.org/active/60094

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lunes, 3 de diciembre de 2012

Policía mata a estudiante durante protesta en República Dominicana

Workers World 

Fue contra el aumento del impuesto de ventas y el proyecto de privatización de la escuela. Unos testigos dijeron que William Florián Ramírez, de 21 años de edad, sólo estaba observando la demostración el 8 de noviembre, cuando recibió un disparo en la espalda. La Universidad es la más grande del país, con 180.000 estudiantes.

La administración del presidente Daniel Medina está bajo fuego por actos de corrupción cometidos por su partido, el gobernante Partido de la Liberación Dominicana. Los críticos dicen que el déficit del presupuesto este año en la cantidad de $4,6 mil millones proviene en gran medida del robo generalizado de fondos públicos. Usando el déficit como excusa, el Gobierno ha aumentado el impuesto sobre la venta de un 16 a un 18 por ciento, poniendo la carga directamente en la clase trabajadora ya sumida en la pobreza. 

El impuesto se aplica a casi todos los productos, incluyendo alimentos y combustible. La protesta en el recinto universitario contra el aumento del impuesto fue sólo una de las muchas que tuvieron lugar por todo el país. Medina fue electo este mes de agosto, pero pertenece al mismo partido que la administración anterior. Los que le acusan dicen que gran parte del dinero robado por el partido gobernante fue utilizado para su elección. Los asesinatos de civiles por la policía son comunes aquí. Aproximadamente 400 personas al año son asesinadas por la policía, que rara vez, o más bien nunca es detenida y juzgada. Sin embargo, la indignación pública sobre este tiroteo fue tan grande, sobre todo en un momento en que el gobierno estaba a la defensiva por las acusaciones sobre corrupción, que Medina rápidamente hizo despedir y arrestar al policía. Otros policías que habían estado en la escena están “bajo investigación”. Incluso el jefe conservador del Senado pidió una “justicia rápida” contra el policía que mató al estudiante. El arresto del policía es muy raro y refleja el temor en los círculos gobernantes de que la desesperación creciente de las masas por las medidas económicas del nuevo Presidente, conducirá a mayores luchas. Durante la mayor parte de las décadas desde que los marines de EE.UU. invadieron por primera vez a la República Dominicana en 1916, gobiernos corruptos de derecha han gobernado aquí con la bendición de Washington. Un breve período de nacionalismo revolucionario a mediados de 1960 terminó con una segunda invasión de EE.UU. [y la OEA] en 1965.

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domingo, 2 de diciembre de 2012

Los jóvenes y la violencia

Marcelo Colussi Rebelión 

 El paso de la niñez a la edad adulta, en ninguna cultura y en ningún momento histórico, es una tarea fácil. Es, definitivamente, un pasaje duro que necesita de un cierto esfuerzo. Pero en sí mismo, ese momento al que llamamos adolescencia no se liga por fuerza a la violencia. ¿Por qué habría de ligarse? La violencia es una posibilidad de la especie humana, en cualquier cultura, en cualquier posición social, en cualquier edad. No es, en absoluto, patrimonio de los jóvenes.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la violencia es un creciente problema de salud pública a nivel planetario que asume formas de lo más variadas. De acuerdo a los datos de esa organización, cada año más de dos millones de personas mueren violentamente y muchas más quedan incapacitadas para el resto de sus vidas. La violencia interpersonal es la tercera causa de muerte entre las personas de 15 a 44 años, el suicidio es la cuarta, la guerra la sexta y los accidentes automovilísticos la novena. Por el número de víctimas y las secuelas que produce, la violencia ha adquirido un carácter endémico y además se ha convertido en un serio problema de salud en numerosos países, dice la OMS. Además de heridas y muerte, la violencia trae consigo un sinnúmero de problemas sanitarios conexos: profundos disturbios de la salud psicológica, enfermedades sexualmente transmisibles, embarazos no deseados, problemas de comportamiento como desórdenes del sueño o del apetito, presiones insoportables sobre los servicios de emergencias hospitalarias de los sistemas de salud. Ampliando la mira, podríamos decir que es un problema no sólo de salud: es multifacético (educativo-cultural, político, social). Produce disfunciones sociales, crea modelos de relacionamiento insostenibles, atrae otras desgracias humanas. La violencia produce más violencia, y ese círculo vicioso aleja de la convivencia armónica. En ese marco se inscribe la violencia juvenil, fenómeno que se expande en todo el mundo con cifras alarmantes. El aumento de la drogadicción y de la delincuencia asociado a las pandillas juveniles son síntomas que muestran la magnitud y profundidad de un problema de adaptación e inserción de los jóvenes en el mundo de los adultos. Los indicadores de violencia juvenil, además, se van expandiendo peligrosamente también al mundo infantil, al punto de convertirse hoy en una de las principales causas de muerte de la población entre los 5 y 14 años de edad. A nadie sorprende ya que haya sicarios profesionales a una edad de 12 o 14 años. La violencia no es nueva en la historia de los seres humanos, ni tampoco la dificultad de atravesar el período de la adolescencia. De todos modos, lo que resalta como altamente preocupante es la ecuación que se va estableciendo –cada vez con fuerza más creciente– entre juventud y violencia. Crece el desprecio por la vida, y las nuevas generaciones absorben cada vez más violencia. ¿Por qué? Y más aún: ¿qué hacer? El problema es especialmente complejo, siendo imposible entenderlo –y menos aún aportarle alternativas de solución– a partir de un prejuicio criminalizador donde los jóvenes son los culpables. En todo caso debemos partir de la premisa que crece la violencia, y los jóvenes lo expresan de un modo más trágico, más explosivo que otros sectores. Las armas que utilizan o las drogas que consumen las producen adultos, no olvidarlo. La sociedad capitalista moderna, hoy expandida globalmente, ha representado enormes avances en la historia humana. Los progresos técnicos de estos últimos siglos son fenomenales y contamos hoy con una potencialidad para resolver problemas que no se había dado en millones de años de evolución. También crece el avance social; hoy día existen legislaciones racionales que favorecen como nunca las relaciones humanas: ya no dependemos de los caprichos del emperador de turno, existen sistemas de previsión y seguros, hemos avanzado en el campo de los derechos humanos, se legisla cada vez más sobre la vida y la muerte. Pero el malestar y la violencia continúan. Si bien existen cada vez más comodidades materiales, asistimos también a un creciente vacío de valores solidarios, de desprecio de la vida (si no, no serían causa de muerte tantos hechos violentos como se mencionaba más arriba, a lo que habría que sumar el crecimiento imparable del consumo de drogas y de armas). En las complejísimas sociedades urbanas de hoy, moldeadas cada vez más por los medios masivos de comunicación –que ya avanzaron en la escala y no son más el "cuarto poder", constituyendo hoy el corazón de lo que se ha dado en llamar "guerra de cuarta generación"–, crecientes cantidades de jóvenes se enfrentan a un malestar difuso, ausencia de perspectivas, a un inmediatismo hedonista. Sin caer en visiones apocalípticas ni en moralismos ramplones, y sin generalizar, vemos que una parte significativa de la juventud –no toda, por supuesto, pero el fenómeno aumenta– se encuentra a gusto en formas violentas de relacionamiento. Hay un estereotipo prejuicioso que liga jóvenes con infractores. Obviamente eso es prejuicio, puro y descarado prejuicio. Pero lo que efectivamente sí sucede es que cantidades cada vez más numerosas de adolescentes encuentran normal la violencia. En ese horizonte no es tan quimérico ver la delincuencia –y si se quiere: la integración de pandillas juveniles– como una consecuencia posible, como una tentación incluso, siempre a la mano. Las pandillas son algo muy típico de la adolescencia: son los grupos de semejantes que le brindan identidad y autoafirmación a los seres humanos en un momento en que se están definiendo las identidades. Siempre han existido; son, en definitiva, un mecanismo necesario en la construcción psicológica de la adultez. Quizá el término hoy por hoy goza de mala fama; casi invariablemente se lo asocia a banda delictiva. De grupo juvenil a pandilla delincuencial hay una gran diferencia. Pero no hay ninguna duda –ahí están los datos hablando por sí solos– que las pandillas con conductas delincuenciales crecen. Es un fenómeno nuevo, de unas décadas para acá, que va de la mano de un aumento de ciertas formas de violencia que inundan el mundo. El fenómeno se da más en los estratos sociales pobres, pero también puede verse en capas acomodadas. En su génesis se encuentra una sumatoria de elementos: necesidad de pertenencia a un grupo de sostén, dificultad/fracaso en su acceso a los códigos del mundo adulto; la pobreza sin dudas, sin que sea eso lo determinante. Pero en muy buena medida –quizá lo definitorio– se encuentra como causa la falta de proyecto vital; y por supuesto eso es más fácil encontrarlo en los sectores pobres, siempre expuestos a la sobrevivencia en las peores condiciones. Jóvenes que no encuentran su inserción en el mundo adulto, que no ven perspectivas, que se sienten sin posibilidades a largo plazo, pueden entrar muy fácilmente en la lógica de la violencia pandilleril. Una vez establecidos en ella, por distintos motivos, se va tornando cada vez más difícil salir. La sub-cultura atrae (cualquiera que sea, y con más razón aún durante la adolescencia cuando se está en la búsqueda de definir identidades). Constituidas las pandillas juveniles –que son justamente eso: poderosas sub-culturas– es difícil trabajar en su modificación; la "mano dura" policial no sirve. Por eso, con una visión amplia de la problemática juvenil, o humana en su conjunto, es inconducente plantearse acciones represivas contra esos grupos. De lo que se trata, por el contrario, es ver cómo integrar cada vez más a los jóvenes en un mundo que no le facilita las cosas, que se les hace hostil, los rechaza. Es decir: crear un mundo para todos y todas. La violencia es algo siempre posible en la dinámica humana; en los jóvenes –por su misma situación vital– ello se potencia. Las sociedades capitalistas modernas, las urbanas en especial, con su invitación/exigencia al consumo disparatado (¿para qué hay que consumir tanto?), son una bomba de tiempo respecto a la violencia si no democratizan las posibilidades reales para todos sus miembros. La violencia estructural del sistema genera violencia interhumana igualmente loca, sin sentido. Si, como dice Eduardo Galeano, "la televisión te hace agua la boca y la policía te corre a bastonazos"; es decir: si los modelos de desarrollo social crean esta locamente injusta realidad que es el mundo que vivimos, entonces uno de los síntomas posibles de esa exclusión de base es la violencia por la violencia misma tan fácilmente constatable en esos peculiares clubes que son las pandillas juveniles. Un rubio "cabeza rapada" con su ropa negra, cadenas y estandartes nazis en Europa, o un tatuado consumiendo crack en cualquier ciudad estadounidense o latinoamericana –negro, rubio o latino, es lo mismo– hablan de la inviabilidad de los modelos de desarrollo que el capitalismo ha forjado. ¿Por qué hay que demostrar la valentía en peleas callejeras? ¿Por qué hay que consumir cada vez más drogas y más fuertes? ¿Por qué se llega a un tal alto desprecio por la vida? ("La naranja mecánica" de Kubrick hace más de 30 años adelantaba lo que hoy puede verse cada vez más comúnmente en Los Ángeles, San Salvador o Río de Janeiro). Dato curioso: en las experiencias socialistas –quizá, hay que reconocerlo, muchas de ellas monstruos para olvidar y no repetir nunca jamás– no se da el fenómeno. ¿Son más felices ahí los jóvenes? No necesariamente; pero dentro de la humildad de medios hay más posibilidades. Lo que queda claro es que cuanta más exclusión se genera –violencia, sin dudas– más violentos son, para decirlo en términos psicoanalíticos, los síntomas del retorno de lo reprimido.

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viernes, 30 de noviembre de 2012

El Capitalismo Narco

Dawn Paley 

Tanto en los Estados Unidos como en Canadá ha habido esfuerzos sostenidos de grupos de base para destacar las injustas encarcelaciones en masa y la criminalización de la gente pobre, sobretodo la gente pobre de color, en cuanto a detenciones relacionadas con drogas. Pero se ha encontrado muy poco análisis sobre las razones detrás de los mecanismos de esta guerra y el impacto económico que tiene sobre México y más allá.

Incluso antes de que la retirada de Irak o Afganistán se hubiera alcanzado, los Estados Unidos ya estaban involucrados en una serie de conflictos desde la frontera norte de México hasta Perú. Tanto los gobiernos como los medios de comunicación la han catalogada como la “Guerra contra las drogas.” Es importante examinar como la creciente “Guerra contra las drogas” se conecta con la expansión de empresas transnacionales que toman control de mercados, obreros y recursos naturales. 

 En Honduras cuatro indígenas fueron asesinados a balazos en mayo, cuando la policía hondureña abrió fuego desde un helicóptero del Departamento de Estado estadounidense, todo bajo la supervisión de agentes uniformados de Estados Unidos. En México con la orientación de Estados Unidos, Canadá, Israel y Colombia, la policía y el ejército han sido transformados. En Colombia la guerra ha durado ya cuatro décadas y se han gastado billones de dólares estadounidenses, pero ahora se está calificando como lucha contra el crimen. Durante la década de los 1980s el Estado colombiano se convirtió en un estado paramilitarizado, en un proceso que según el historiador German Alfonso Palacio Castañeda”se manifiesta con amenazas, atentados y asesinatos selectivos y masacres colectivas de funcionarios gubernamentales (principalmente pero no exclusivamente de la izquierda), y de líderes políticos populares, obreros, campesinos, profesores, activistas de derechos humanos y miembros de organizaciones no gubernamentales.” En la forma de financiación para programas antinarcóticos, la asistencia de EE.UU. en Colombia resultó en el fortalecimiento de grupos paramilitares y de policías no oficiales, los cuales según informes patrullaban junto al ejército de Colombia y se vieron involucrados en la gran mayoría de masacres y desplazamientos forzados en el país. “Decir que la guerra contra las drogas ha fracasado es no entender algo,” comentó Noam Chomsky, en un discurso en el mes de mayo. “Uno tiene que preguntarse qué está en la mente de los planeadores ante tanta evidencia de que no funciona lo que dicen que están intentando lograr. ¿Cuáles son las intenciones probables?”(1) Los comentarios de Chomsky apuntan hacia un área urgente de investigación para los y las activistas y periodistas que desean entender las guerras actuales contra las drogas. Cada vez es más claro que hay mucho trabajo por hacer para reconstruir juntos los motivos de la militarización liderada por Estados Unidos en las Américas. Una reconsideración de la llamada guerra contra las drogas requiere entre otras cosas una evaluación de la forma en que ha favorecido la expansión de la inversión extranjera directa y de las industrias extractivas en Colombia, México y Centroamérica. La guerra, cuando los golpes no bastan “Así es como se sentía el inicio del neoliberalismo,” dijo Raquel Gutiérrez, reflexionando sobre lo que es tratar de entender la guerra en curso en México. Ahora catedrática de la Universidad Autónoma de Puebla, Raquel era militante clandestina en Bolivia a mediados los años 80, cuando las primeras políticas neoliberales tuvieron efecto en aquel país, creando una pauperización de la clase obrera. Han pasado 10 años desde que regresó a México. Raquel se detiene y da una pitada a su cigarrillo, como si tratara de recordar un idioma que ha olvidado. No viene. Luego me pregunta si he leído el libro de Naomi Klein La doctrina del shock. Asiento con la cabeza. Silencio. “La cosa es que en México, los choques no funcionaron,” dice ella.No es por una escasez de choques. Las políticas económicas neoliberales se introdujeron por primera vez en forma de programas de ajuste estructural. Esto puso fin a un período de crecimiento económico sostenido, la industrialización de sustitución de importaciones, y los altos precios del petróleo conocido como el milagro mexicano. “De 1980 a 1991, México recibió trece préstamos de ajuste estructural del Banco Mundial, más que cualquier otro país,” escribió Tom Barry en su libro La venganza de Zapata, publicado en el 1995. “También se firmaron seis acuerdos con el FMI, todo lo cual trajo una mayor presión para liberalizar el comercio y la inversión.” (2) En la década de 1980, a veces llamada la “década perdida,” se derrumbaron los precios del petróleo, junto con el peso. “De más de mil empresas estatales en 1983, el estado mexicano era dueño de 200 en 1993. En 1991, el programa mexicano trajo más dinero a las arcas del gobierno (EE.UU. $ 9.4 mil millones) que todas las ventas de otras empresas públicas en América Latina en conjunto.”(3) A finales de 1994, México había firmado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y fue testigo del levantamiento Zapatista, además de ser sometido a otra devaluación de la moneda. Pero a la vuelta del siglo 21, el territorio y la economía de México todavía no estaban totalmente abiertos a los inversionistas extranjeros. “No obstante estas reformas, el desempeño de la economía mexicana en las últimas tres décadas ha sido insatisfactorio,” notaba un informe publicado a principios de este año por el Banco de México (4). Las comunidades campesinas e indígenas continuaron ejerciendo el título comunal sobre las tierras ricas en recursos. Una gran clase media es propietaria de las pequeñas empresas y las familias más ricas de México han mantenido el control sobre los sectores lucrativos de la economía. De acuerdo con el departamento de Estado de EE.UU. las 10 familias más ricas de México “no son el único obstáculo para la mejora de la competencia en la economía mexicana.” Pemex, la 17ª mayor empresa petrolera del mundo, sigue en manos del Estado. (5) Algo más que un choque económico estaba a la orden: una estrategia integral que ya está probada que aumente la inversión extranjera directa. Tenía que asegurarse de que la policía local, el ejército, y todo el sistema jurídico funcionara de acuerdo a las normas estadounidenses. Esta es la estrategia que coloquialmente se conoce como la guerra contra las drogas. Desde la presidencia de Nixon, el gobierno de EE.UU. ha invertido casi un billón de dólares (6) en la “guerra contra las drogas” en países como Colombia y Afganistán. Los vínculos directos entre las políticas de combate a las drogas y el clima de mejora de la inversión se revelan a través de un examen cuidadoso de la participación de EE.UU. en Colombia desde 2000 hasta 2006. La estrategia se ha perfeccionado y ampliado en las últimas dos décadas a través de la experimentación a nivel nacional e internacional. El modelo económico de Colombia El Plan Colombia fue un programa de seis años de lucha antinarcótico financiado conjuntamente por los Estados Unidos y Colombia. Diplomáticos no estadounidenses afirman que el primer borrador del Plan Colombia fue escrito en inglés, y luego traducido al español. (7) En los 11 años desde que se puso en marcha el Plan Colombia, el gobierno de EE.UU. ha gastado más de 3.6 mil millones de dólares en iniciativas de aplicación de la ley contra los narcóticos. Sin embargo, el gobierno de los EE.UU. informa que “Colombia sigue siendo uno de los mayores productores y exportadores mundiales de la cocaína, así como un país de origen de la heroína y la marihuana.” (8) En 2008 la Oficina de Contabilidad del Gobierno de los EE.UU. (GAO por sus siglas en inglés) encontró que Plan Colombia no cumplió con los objetivos de reducción de la producción de drogas, ya que el “flujo estimado de cocaína hacia los Estados Unidos desde Sudamérica” aumentó entre 2000 y 2006. (9) En lugar de que esto fuera una causa para un cambio en la estrategia, el fracaso del Plan Colombia se minimizó en favor de una serie de indicadores emergentes vinculados a la seguridad y a mejorar el entorno empresarial. Bradford Higgins, Subsecretario de Gestión de Recursos de EE.UU., argumentó: “En muchos sentidos, los programas de Colombia y el apoyo de EE.UU. han evolucionado a partir de nuestro enfoque original más estrecho, hacia una estrategia integral que puede servir como modelo para informar esfuerzos en otros estados fallidos o deficientes. “(10) Esfuerzos previos de Estados Unidos para hacer cumplir las sanciones relacionadas con narcóticos en Colombia impactaron negativamente las inversiones de Estados Unidos. El Consejo de Empresas de América – un consorcio de empresas estadounidenses en Colombia – informó que en 1996 sus empresas afiliadas perdieron 875 millones de dólares estadounidenses debido a las sanciones. (11) Ese mismo año el Departamento de Estado informó sobre las sanciones requeridas por la Overseas Private Investment Corporation y el Banco de Exportación e Importación resultaron en la congelación de cerca de $1.5 mil millones en créditos de inversión y préstamos. Esto incluyó una pérdida de $280 millones para una empresa de EE.UU. activa en la industria petrolera de Colombia (12). De acuerdo con un informe elaborado por el gobierno colombiano, los objetivos del Plan Colombia son “promover las condiciones para la generación de empleo y la estabilidad social” y la ampliación de “las preferencias arancelarias en compensación por los efectos negativos del tráfico de drogas para favorecer un acuerdo de libre comercio que amplíe las oportunidades de empleo. “(13) Al comienzo del Plan Colombia, el total de la Inversión Extranjera Directa (IED) fue calculado en $2.4 mil millones. (14) En 2011, la IED en Colombia sumó $14.4 mil millones, la tasa de crecimiento más rápida en América Latina. (15) El petróleo y el gas constituyen una parte cada vez más importante de la IED, al sobrepasar alrededor de una décima a mediados de los 90 a casi un tercio en 2010, cuando alcanzó los $ 4.3 mil millones (16). Un decreto aprobado en 2003 permitió a la inversión privada en el sector petrolero de Colombia a través de la privatización parcial de la ex empresa estatal Ecopetrol. (17) A partir de 2010 la IED en el sector minero (incluyendo la minería de carbón) se situó con más de $2 mil millones, lo que representa más de la mitad de la inversión no petrolera. (18) En 2008, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) se jactó de que “el despegue económico de Colombia después de 2003 no ocurrió por casualidad.” Cincuenta y dos áreas del sistema económico de Colombia fueron objeto de reforma, y bajo el Plan Colombia, “USAID proporcionó asistencia técnica para ayudar a diseñar e implementar políticas que van desde la reforma fiscal hasta el fortalecimiento del sector financiero y mejorar el entorno para las pequeñas empresas, y muchos otros.”(19) Esto se logró mediante una combinación de reformas legales e incentivos fiscales, la firma de nuevos acuerdos de libre comercio (entre Colombia y los Estados Unidos, así como entre Colombia y Canadá) y la militarización de la industria extractiva. EE.UU. entrenó “batallones de energía” para proteger oleoductos, carreteras y otros proyectos de infraestructura. Un informe preparado en 2007 por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (20) afirmó que Colombia “tuvo una recuperación fuerte… con impresionantes tasas de crecimiento, reducción del desempleo, aumento de los niveles de inversión, expansión del comercio, reducción de la inflación y un aumento de la confianza de los inversores.” Estos beneficios, según informa, “están estrechamente vinculados a mejoras en cuanto a la seguridad y, a su vez, ayudarán a crear más empleos en la economía legítima, como una alternativa a las actividades ilegales.” Desde la perspectiva del Departamento de Estado de EE.UU., el Plan Colombia no es un fracaso. Todo lo contrario: se ha permitido la creación de un nuevo modelo eficaz para la intervención de EE.UU.. En 2010 los inversionistas extranjeros más grandes de Colombia eran Panamá y Anguila (un territorio británico de ultramar), ambos paraísos fiscales, seguidos por Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, Bermuda y España (21). El lenguaje de la “estrategia integral,” utilizado para resaltar el Plan Colombia, refleja el lenguaje oficial de la guerra de contrainsurgencia. “[La contrainsurgencia] es una forma muy compleja de la guerra… El logro de estos objetivos requiere la sincronización de esfuerzos de muchas agencias no militares y agencias [de la Nación Anfitriona] en un enfoque integral,” se lee en un manual de contrainsurgencia del ejército estadounidense, publicado en 2006. (22) Incluso el director de asuntos internacionales y comercio de la GAO, en su testimonio ante la Cámara de Representantes, afirmó que “los programas internacionales se enfrentan a retos importantes en la reducción de la oferta de drogas ilegales, pero apoyan a los objetivos generales de la política exterior estadounidense.” (23) Pero como han señalado Gian Carlo Delgado-Ramos y María Silvina Romano, en la guerra contra las drogas “la estrategia es compleja y peligrosa, ya que vincula una multiplicidad de actores aparentemente opuestos, legales e ilegales que, sin embargo reciben beneficios en forma de aumento de potencia o riqueza.” Al mismo tiempo, está claro que “la explotación de las personas, las naciones y los recursos se profundiza en la región. “(24) Con estos antecedentes, vamos a examinar el tema de México. Aplicación del modelo en México Un viernes en septiembre de 2006, justo después de su disputada elección como presidente, Felipe Calderón y su esposa invitaron a cenar a Antonio Garza, entonces embajador de EE.UU. y su esposa. En algún momento, Calderón le dijo al embajador que la mejora de la seguridad sería una parte clave de su administración. Cuando Garza presentó su resumen por escrito de la noche a sus jefes del Departamento de Estado, incluyó comentarios de Calderón. De acuerdo con sus propias notas, el embajador respondió: “Las ganancias en la competitividad, la educación y el empleo podrían ser rápidamente eclipsadas por cuadrillas del crimen organizado relacionadas con narcóticos.” (25) Para poner en marcha la economía de México, “los extranjeros y mexicanos por igual merecen que se les asegure que la ley prevalecerá.”(26) Apenas dos meses más tarde, Calderón lanzó la guerra contra las drogas en México. Al año siguiente, los gobiernos de Estados Unidos y México anunciaron la Iniciativa Mérida, que se describe como “un paquete de los EE.UU. contra las drogas y la asistencia contra el crimen en México y Centroamérica.” (27) En el momento en que fue firmada por George W. Bush en 2008, lo que dijo Garza de pelear contra los narcos con el fin de impulsar el negocio quedó en el olvido. En cambio, la principal justificación para que los legisladores apoyaran el proyecto de ley era detener el flujo de drogas hacia Estados Unidos. (28) Tanto el gobierno de los EE.UU. como los críticos coinciden en que la Iniciativa Mérida en México y Centroamérica es una iteración refinada del Plan Colombia. “Sabemos que Estados Unidos ha apoyado a Colombia y ahora a México para que con un buen liderazgo, la inversión proactiva y asociaciones comprometidas se cambie el rumbo,” dijo Hillary Clinton a los delegados a la Conferencia de Seguridad de Centroamérica en la ciudad de Guatemala el pasado verano. (29) El financiamiento de EE.UU. para la Iniciativa Mérida entre 2008 y 2010 sumó $1.3 mil millones para México, cuyo gobierno contribuyó fondos con una proporción de 13 a 1. (30) Los fondos de la Iniciativa Regional de Seguridad para América Central que fluyen hacia Centroamérica durante el mismo período se situaron en $248 millones, mientras que de los fondos de la Iniciativa de Seguridad de la Cuenca del Caribe, $42 millones se destinaron a Haití y la República Dominicana (31). La “estrategia integral” de Mérida incluye fondos para el entrenamiento de policías y soldados para proteger la infraestructura crítica, la militarización de la policía y equipamiento de las fuerzas de seguridad locales con el equipo de EE.UU., la transformación del sistema judicial mexicano a un sistema de estilo juicios orales, la modernización de la frontera México-Estados Unidos y la promoción de fortalecimiento institucional y la reforma económica. Uno de los objetivos del programa de USAID es que el “Gobierno de México se vuelva más eficaz en la reducción de los monopolios y la eliminación de prácticas anticompetitivas.” (32) Se centra en la legislación relacionada con las telecomunicaciones, la banca y la regulación de la energía. Otro objetivo importante es promover un nuevo régimen regulatorio y la privatización adicional, la desregulación y la inversión extranjera directa en los sectores de transporte, financiero, energético y de telecomunicaciones. (33) Junto con la Comisión Federal de Electricidad, Pemex es la perla más preciada del esfuerzo de privatización. Muchos mexicanos prominentes han abogado por su privatización, entre ellos Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y candidato favorito en las elecciones presidenciales de 2012. Algunos, como el jefe de la Bolsa Mexicana de Valores, han propuesto utilizar como modelo la reforma de Colombia en el sector petrolero. (34) En una presentación en marzo de 2012, un representante del Banco de México habló sobre la agenda de reformas pendientes para el banco central del país. Esto incluye la mejora de la facilidad con que las empresas puedan hacer negocios en México, la eliminación de “obstáculos legales,” que impiden la flexibilidad laboral, “fortalecimiento del estado de derecho,” y la consolidación de las políticas macroeconómicas. (35) En 2008, antes de que la crisis financiera se extendiera a México, la IED alcanzó $23.2 mil millones, pero cayó al año siguiente a $11.4 mil millones de dólares. (36) Sin embargo, la IED se ha recuperado, y en 2011 se situó en $19.43 mil millones, principalmente en el sector manufacturero (44,1%), seguido por servicios financieros (18%) y minería (8%). (37) Anuncios recientes indican que habrá una oleada de nuevas inversiones en automóviles y la fabricación aeroespacial en el centro de México. El Ministro de Finanzas de México, Bruno Ferrari, dijo a Bloomberg en una entrevista en inglés en agosto de 2011 que “hoy en día lo que estamos viendo es que estamos teniendo una gran lucha contra la delincuencia de manera que, como he dicho, [se] garanticen las inversiones futuras y las inversiones que se tienen en este momento porque lo que estamos viendo es que México está luchando para prevalecer contra la delincuencia.” (38) Las aseveraciones de Ferrari están respaldadas por las experiencias de la élite empresarial transnacional. De acuerdo con un artículo de portada de Business Week en 2009, (39) los ataques contra personal extranjero y de las fábricas han sido poco frecuentes en Ciudad Juárez y otras ciudades fronterizas a lo largo de las rutas del narcotráfico, incluyendo Reynosa, Nuevo Laredo y Tijuana. La policía ya ha sido entrenada con instrucciones especiales para atender a las empresas transnacionales. Tras el secuestro de un ejecutivo de una empresa, la policía sugirió a sus administradores que alteraran sus rutinas de trabajo; que dejaran Juárez antes de la puesta del sol, y que se adhirieran a las dos arterias principales. Las patrullas fueron reforzadas a lo largo de estos caminos, “creando corredores relativamente seguros entre la frontera y los parques industriales.” (40) Aún de mayor importancia es otro tipo de seguridad que necesitan las empresas transnacionales. Como subrayó el director de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, “Lo que es importante para un inversionista en cuanto a la seguridad tiene que ver con la seguridad jurídica y el riesgo en el país.” (41) Esta noción de “seguridad” evoca el modelo de Colombia: la paramilitarización al servicio del capital. Ese modelo incluye la formación de escuadrones de la muerte paramilitares, el desplazamiento de la población civil, y un aumento en la violencia. En el sector comercial, son los y las trabajadores, las pequeñas empresas y un sector de las élites locales, quienes son los más afectados por las políticas de la guerra contra las drogas. Aunque estos aspectos no oficiales de la guerra contra las drogas se presentan a veces como daño o amenaza a la inversión extranjera directa, de hecho, es la violencia la que controla a los y las trabajadores y desplaza comunidades campesinas de los territorios de interés para la expansión de las empresas transnacionales. El otro lado del modelo colombiano Durante generaciones, las comunidades indígenas y campesinas en Colombia habían defendido el título colectivo de sus tierras, sin embargo, los grupos paramilitares los han obligado a huir. Este fenómeno es descrito brevemente por David Maher y Andrew Thompson: “…las fuerzas paramilitares siguen avanzando en un proceso de acumulación de capital a través del desplazamiento forzado de comunidades en zonas de importancia económica. Una gran parte de los ciudadanos de Colombia siguen abandonando sus tierras ya que son desplazados por la fuerza de sus hogares, satisfaciendo el apetito voraz de corporaciones multinacionales extranjeras (principalmente de Estados Unidos) para el territorio colombiano, a la vez que se arraiga el programa económico neoliberal en la sociedad colombiana.” (42) En 2001, los paramilitares fueron responsables de la mitad de los desplazamientos forzados en Colombia. Los grupos de guerrilla causaron 20% de los casos, y tanto los paramilitares como la guerrilla, otro 22%. (43) “Los grupos paramilitares no sólo tienen la mayor parte de la responsabilidad, sino que también son más eficaces en la instigación de desplazamiento.” (44) En Colombia, la paramilitarización es también beneficiosa para las empresas transnacionales que desean disuadir a la organización sindical: “Como parte del prolongado apoyo para la campaña de contrainsurgencia, la violencia paramilitar-estatal mantienen como objetivo sistemático a los grupos civiles, tales como las organizaciones sindicales, que se consideran una amenaza para la política económica y la ‘estabilidad’ que favorezca el desarrollo neoliberal de Colombia. Esto ha convertido a Colombia en un lugar atractivo para la inversión extranjera, pues las malas condiciones laborales y los bajos salarios mantienen altos los índices de ganancia.” (45) Los bien documentados casos de la bananera Chiquita Brands, la minera Drummond, y el gigante del petróleo BP, han examinado vínculos entre grupos paramilitares y empresas transnacionales de Estados Unidos. (46) En marzo de 2007 en una corte de Washington, DC, representantes de Chiquita Brands se declararon culpables por haber efectuado pagos al grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). (47) “Chiquita realizó más de 100 pagos a las AUC con un valor de más de $ 1.7 millones,” según el Departamento de Justicia de EE.UU. “Chiquita Brands pagó dinero manchado de sangre a los terroristas como Carlos Castaño para proteger sus propios intereses financieros,” según la firma de abogados que representa a las víctimas. La experiencia (hasta ahora) La colusión directa entre las transnacionales estadounidenses y los grupos paramilitares es en general difícil de probar, y cuando las pruebas surgen es probable que no se descubran rápidamente. Pero ya sabemos que a un grupo de compañías de Texas se les acusa de complicidad con los Zetas para importar ilegalmente combustibles robados. (48) (Los Zetas son el brazo armado del Cártel del Golfo, que opera en el noreste de México. Los dos grupos se dividieron en 2010, y desde entonces los Zetas se han convertido esencialmente en un grupo narco-paramilitar, a pesar de que en los medios de comunicación se refiere a ellos como un cártel de drogas.) “Los Zetas son una fuerza paramilitar,” el Dr. William Robinson, autor de Una teoría del capitalismo global, me dijo en una entrevista realizada el verano pasado. “Básicamente se trata de la creación del paramilitarismo junto con la militarización formal, lo cual es un modelo colombiano.” Los Zetas están activos en varias partes de México, particularmente Tamaulipas, Nuevo León y Veracruz, y también tienen la culpa por las masacres en el estado mexicano de Jalisco y en el Petén, Guatemala. Aunque no son el único grupo paramilitar en México, son el grupo que sin duda recibe la mayoría de la atención por parte de los medios de comunicación. “Hay que tener en cuenta que Santos, el Presidente colombiano, al igual que [el presidente guatemalteco Otto] Pérez Molina, quiere ampliar el Plan Colombia, que no sólo significa el fortalecimiento de la lucha contra el narcotráfico, sino también en realidad significa convertirlo en una forma de paramilitarismo a fin de generar un nuevo tipo de contrainsurgencia, no en contra de los movimientos sociales, sino en contra de las comunidades indígenas,” dijo Máximo Ba Tiul, un analista Maya Poqomchi y profesor radicado en Guatemala. Si bien existe una vacilación por parte de los periodistas para vincular la cobertura de la “guerra contra las drogas” con las luchas en torno a los recursos naturales, hay una creciente lista de lugares donde este tema – y las lecciones de la guerra de EE.UU. en Colombia – se pueda explorar. • Los residentes de Ciudad Mier, una pequeña comunidad en Tamaulipas, salieron en masa a causa de la violencia paramilitar. La ciudad se encuentra en lo alto del campo de gas más grande de México, al igual que una gran parte del violento estado. • En el Valle de Juárez, considerado el lugar más peligroso en México, los asesinatos y las amenazas han obligado a muchos a abandonar el lugar. A la vez, se está construyendo un nuevo cruce fronterizo entre los EE.UU. y México. • En Santa María Ostula, una pequeña comunidad indígena nahuatl en la costa de México, por lo menos 28 personas han sido asesinados (y otros cuatro han desaparecido) por la violencia paramilitar y estatal desde 2009. Estratégicamente ubicado, su territorio se encuentra en una zona rica en minerales. • En la Sierra Madre en el norte de México, las empresas mineras canadienses operan en áreas en las que incluso funcionarios del gobierno temen entrar a causa de la presencia de narcotraficantes armados. • En el Petén, Guatemala, debido a la presencia de los Zetas los funcionarios del gobierno militarizaron la zona y declararon un estado de sitio de ocho meses que concluirá a principios de 2012. Anuncios recientes indican que una nueva fiebre del petróleo está teniendo lugar en la misma región. La paramilitarización también puede afectar a los capitalistas locales, regionales e incluso nacionales relacionados con la economía nacional, obligándoles a cerrar sus tiendas y negocios. Esto, a su vez, abre el espacio para que las empresas transnacionales y los inversionistas obtengan acceso a los sectores de la economía anteriormente dominada por los capitalistas locales. “Las empresas mayormente afectadas por la violencia son las más pequeñas y aquellas ubicadas en los estados del norte de México,” escribe Guadalupe Correa Cabrera, un profesor de la Universidad de Texas en Brownsville. “La inseguridad perjudica en mayor medida a pequeños y medianos productores, empresarios y comerciantes debido a que el crimen organizado “tiene más facilidad de penetración con ellos, que con los directivos de empresas grandes los cuales, en muchos casos, operan desde fuera del país” (49). De acuerdo con la Coparmex, una asociación empresarial mexicana, 160,000 empresas cerraron debido a la inseguridad durante el 2011. (50) “Hay una reconversión de la economía que tiene lugar a nivel nacional que está favoreciendo a [las grandes empresas], y está haciendo que [los mexicanos] sean conviertidos en empleados en lugar de ser empresarios,” dijo Correa Cabrera durante una presentación en Baja California Sur en febrero. Los precedentes en Colombia y los actuales acontecimientos en otros lugares sugieren posibles áreas para la profundización de la investigación con el fin de determinar mejor en qué medida México y Centroamerica están siendo sometidas a un modelo en el cual, como informan David Maher y Andrew Thomson, el terror paramilitar “…siga teniendo un papel decisivo en la creación y el mantenimiento de las condiciones propicias para la expansión del programa neoliberal, tales como los bajos costos laborales y el acceso a la tierra…”(51) El aumento de estudio e investigación de las nuevas políticas económicas alentadas por las políticas antinarcóticos de los Estados Unidos podría ayudar a revelar la magnitud de la transformación económica que se ha iniciado en México y Centroamérica. Las elecciones en México no prometen alivio del horror y la violencia de la guerra, que lo más probable continuará durante al menos otros seis años. “Todos los aspirantes a la presidencia propondrán continuar o intensificar la guerra contra los mafiosos,” según un artículo recién publicado en The Economist (52). Sin una mejor comprensión, las discusiones sobre la guerra en México podrían permanecer restringidas dentro de la retórica de la prohibición de las drogas frente a su liberalización. Este tipo de debate es totalmente erróneo como medio para denunciar y movilizar resistencia a la “guerra contra las drogas,” que se trata de implementar mayor control social y territorial sobre las tierras y las personas, en el interés de la expansión capitalista. Dawn Paley es periodista independiente y co-fundadora de la cooperativa de medios de Vancouver, Canadá. Su twitter es @dawn_. Este articulo fue escrito en inglés y publicado en su version original por Against the Current. 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