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lunes, 6 de junio de 2011

Jóvenes trabajadores en Cuba

Carol Muñoz Nieves Y Maite López Pino Cuba Ahora

Las noticias que llegan desde España hace varios días muestran a los jóvenes como "indignados" protagonistas de las manifestaciones que remueven las calles, la política y hasta las páginas de la Historia. Entre las realidades desencadenantes, un desempleo del 40 por ciento de la juventud y el descontento con un sistema corrupto, leonino; la miseria de sueños y el horizonte borroso.

Del otro lado del Atlántico, a los jóvenes cubanos las noticias nacionales relacionadas con el empleo les llegan frescas, desde la cotidianidad, sobre todo a partir de los recientes debates masivos y resoluciones del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. En los últimos meses, la conexión de esos jóvenes con el proyecto revolucionario en proceso de actualización confirma que, en la Isla, las aguas corren por cauces distintos a los de la nación europea. No hubo intenciones de atender el llamado externo a un "levantamiento popular" y la polémica transformadora busca las vías institucionales para intentar cambiar lo que debe ser cambiado.

Mas, ninguna realidad, y menos si tiene que ver con juventud y trabajo, está libre de conflictos. La flexibilización y ampliación del trabajo por cuenta propia y los procesos que se preparan, de reordenamiento laboral y reducción de plantillas infladas en el sector estatal de la economía, obligan a mirar atentamente a ese grupo social, del que pende el futuro.

En primera instancia, resulta un hito importante el total de trabajadores jóvenes. Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas del año 2010, de 5 069 900 personas empleadas, 1 119 500 tienen entre 17 y 29 años de edad.

POR CUENTA PROPIA

La ampliación del llamado "cuentapropismo" que emprende el país como parte de la actualización de su modelo económico, influye en las opciones de empleo juveniles. Según un muestreo de Cubahora, oficios como los de elaborador vendedor de alimentos y vendedor de CDs han sido asumidos por gran cantidad de jóvenes, parte de los cuales estudian o trabajan y en el tiempo libre se dedican a esas actividades.

A los menos adultos que optan por tales alternativas, organizaciones como los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, y los propios centros educativos, podrían prepararlos para desempeñar oficios, y para crear y administrar formas de empleo no estatal, sugiere Juan Carlos Campos Carrera, experto del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas.

El estudioso argumenta que el poco fomento de esas habilidades, unido al alto nivel de escolaridad de la juventud cubana, son elementos que podrían dificultar la inserción de esta en el cuentapropismo. Dicha preparación no debe dejarse solo a la experiencia cotidiana, la familia u otras relaciones o vías informales.

Campos Carrera percibe que los jóvenes no están preparados para emprendimientos de este tipo y sí para fungir como trabajadores contratados en el sector no estatal, al que muchos hoy se integran.

Uno de esos casos es el de la veinteañera Yeilén Rodríguez, gastronómica de la cafetería capitalina Habáname, abierta por unos amigos de su familia. No trabaja allí por mayor solvencia económica, sino porque estaba desempleada y no le gusta "andar de vaga"; mientras trabajaba en el sector estatal le iba "igual de bien", aseguró.

Yuniesky Díaz, carpintero en un taller particular, refiere en cambio que "invirtió esfuerzos en ambos sectores", pero le va mejor salarialmente trabajando por cuenta propia.

EN LOS ESPACIOS ESTATALES

Investigadores del Centro de Estudios Sobre la Juventud consideran al Estado como el principal garante del empleo juvenil en Cuba, pues estipula un puesto de trabajo para todos los graduados universitarios y de la enseñanza técnico profesional de nivel medio, en cumplimiento del servicio social. En ese período también se produce su adiestramiento, ventaja indudable de los jóvenes cubanos si se compara su situación en ese sentido con la de sus coetáneos de otros lugares del planeta.

En la coyuntura cubana actual, además, la resolución Número 35/10 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social estipula que quienes se encuentran cumpliendo el servicio social o el período de adiestramiento no están sujetos al reglamento sobre el tratamiento laboral y salarial aplicable a los trabajadores disponibles e interruptos. Una vez más, la dirección del país deja claro que apoyar la inserción laboral de la juventud es imprescindible para la continuidad de la Revolución.

En una aproximación cualitativa, veinte jóvenes entrevistados que laboran en el sector estatal refieren como principal causa de descontento que el salario es insuficiente para satisfacer sus necesidades. Ese problema ha sido reiteradamente reconocido por la dirección del país y a su solución va encaminada en buena parte la actualización del modelo económico cubano.

Ninguno de los interrogados, sin embargo, manifestó intención de abandonar su empleo sin tener antes otro espacio donde reubicarse, pues consideran el trabajo como forma primordial para la satisfacción de sus necesidades personales.

LA PAJA EN EL OJO PROPIO

La ubicación laboral, que generalmente ocurre en espacios estatales, es un proceso que puede verse influido por trabas organizativas y generar insatisfacciones y desaliento en los jóvenes implicados. Tania Cruz Vera, recién egresada de Ingeniería Industrial, comenta que transcurrieron varias semanas para que ella y otros compañeros de carrera resultaran aceptados por los organismos a los que fueron asignados.

Indagaciones del Centro de Estudios sobre la Juventud con muestras representativas corroboran que eventuales desbalances entre la oferta laboral y los planes del sistema educativo para fomentar la fuerza de trabajo calificada han incidido negativamente en la inserción de los jóvenes trabajadores.

Los estudios evidencian también que en las organizaciones no siempre se crean las condiciones adecuadas para que el joven sea recibido, atendido y adiestrado de forma que pueda adquirir una cultura del trabajo.

Además, señalan que a veces ocurre una incorrecta selección del empleo durante el proceso de ubicación, debido a la poca información sobre el objeto social, contenido de trabajo y perspectivas de la entidad donde ejercerá el joven, todo lo cual afecta luego su adaptación a la vida laboral.

En síntesis, la responsabilidad de la incorporación al trabajo corresponde tanto a los centros educativos y organismos demandantes del empleo, como al propio sujeto implicado, mediado por sus experiencias familiares y sociales. Tal vez por ello la experta María Josefa Luis Luis, del Centro de Estudios sobre la Juventud, afirma que esa etapa "demanda un acompañamiento más certero, para brindar todo el apoyo necesario y a fin de que se adopten las decisiones correctas, responsables y justas".

NO TRABAJO PORQUE…

Otras investigaciones del Centro de Estudios sobre la Juventud realizadas a nivel nacional revelan que la desvinculación laboral de muchos jóvenes cubanos tiene mayormente un carácter voluntario y selectivo, o sea, ocurre motivada por sus propios intereses y aspiraciones. Esa particularidad los diferencia de sus coetáneos en otras partes del mundo.

Sin embargo, esa desvinculación no responde solamente a tal selectividad. Según los estudios, también influye la tenencia de otras fuentes de ingreso como el trabajo informal e ilegal, las remesas enviadas desde el exterior y que el disfrute de la seguridad social y de los subsidios alimentarios estatales en ocasiones no presionan a buscar empleo. Incluso, media nuestra cultura de relaciones familiares, pues los padres generalmente se sienten responsables de la manutención de los hijos hasta edades avanzadas.

La tasa de desocupación en Cuba en 2010 era de 1,6 por ciento por cada mil trabajadores, incluidos los jóvenes. Si bien la situación no alarma, destaca que el carácter generalmente voluntario de la desvinculación laboral juvenil en Cuba ha sido llamado a cambiar en la actualización del modelo económico que se emprende. Los Lineamientos de la Política Económica y Social aprobados en el VI Congreso del PCC tienen como filosofía que el trabajo "es a la vez un derecho y un deber, motivo de realización personal de cada ciudadano".

Y vale recordar que esa propuesta fructificó, precisamente, en los debates populares de la juventud junto al pueblo sobre el rumbo a seguir por su Revolución.

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