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jueves, 31 de marzo de 2011

La guerra euro-estadounidense en Libia: Mentiras oficiales y errores de concepto de los críticos

James Petras - La Haine

Introducción

Uno de los defectos básicos de los argumentos de los críticos de las guerras europeo-estadounidendes es el de recurrir a estereotipos, generalizaciones y argumentos sin ninguna base fáctica. La idea más común sobre la guerra europeo-estadounidense en Libia es que "está todo relacionado con el petróleo" (el embargo de pozos de petróleo).

Por otro lado, los portavoces de los gobiernos europeos y estadounidense han defendido la guerra aduciendo que se trata de "salvar vidas civiles que enfrentan el genocidio", un acto de "intervención humanitaria".

Siguiendo a los poderes imperialistas, la mayoría de los que pasan por ser La Izquierda en Estados Unidos y Europa, desde demócratas sociales, marxistas, trotskistas y otro surtido de progresistas, afirman seguir y apoyar un levantamiento de masas revolucionario y no a unas cuantas peticiones de intervención activa de los poderes imperialistas o, lo que es lo mismo, la ONU, para presumiblemente ayudar a la "revolución social" para que derrote a la dictadura de Gaddafi.

Estas afirmaciones y las variaciones de esos argumentos carecen absolutamente de sustancia y contradicen la verdadera naturaleza de los poderes imperialistas de USA, Reino Unido y Francia, basada en acrecentar el militarismo, tal como se evidenció en todas las guerras en curso durante la década pasada (Irak, Afganistán, Somalia, etc.). Lo que es revelador en este contexto de intervención militar en Libia es que todos los principales países que se rehusaron participar en la guerra están motivados por distintos tipos de expansión global: fuerzas económicas y de mercado. China, India , Brasil, Rusia, Turquía, Alemania, los países capitalistas más dinámicos de Asia, Europa y el Medio oriente están, en parte, opuestas a la respuesta militar "aliada" porque no ven (con razones sólidas) ninguna amenaza para su seguridad, ven una puerta abierta para acceder al petróleo, un clima de inversión favorable y ningún signo de un resultado democrático y progresista entre las elites dispares que compiten por el poder y el favor de Occidente entre aquellos a los que los medios etiquetaron como "rebeldes".


1- Los seis mitos sobre Libia: Derecha e Izquierda


El principio de los poderes imperialistas y sus portavoces en los medios aducen que están agrediendo militarmente a Libia por "razones humanitarias". Su pasado y su historia recientes historias argumentan lo contrario. Las intervenciones en Irak tuvieron por resultado más de un millón de muertos, cuatro millones de civiles desplazados y la destrucción masiva de toda una civilización, incluyendo los sistemas de distribución de agua, electricidad, los centros de investigación , museos...

Desenlaces similares resultaron de la invasión a Afganistán. Lo que denominaron como intervención humanitaria resultó en una catástrofe humana. En el caso de Irak, el camino hacia la barbarie imperialista comenzó con "sanciones", progresó hacia una "zona de exclusión aérea", luego en divisiones y, más tarde en invasión y ocupación y en el desencadenamiento de una guerra de sectarismo tribal entre escuadrones de la muerte paramilitares de los rebeldes "liberados". Lo mismo se puede decir del asalto imperialista contra Yugoslavia, también justificado como una "guerra humanitaria" contra un "régimen genocida", que llevó a 40 días de bombardeo masivo y la destrucción de Belgrado y otras grandes ciudades, la imposición de un régimen terrorista mafioso en la provincia de Kosovo y el establecimiento en ese mismo lugar de una base militar de USA.

El bombardeo de Libia ha destruido infraestructura civil, aeropuertos, carreteras, puertos, centros de comunicación, al igual que objetivos militares. Las sanciones y los ataques militares han expulsado a decenas de corporaciones multinacionales y han generado un éxodo de cientos de miles de trabajadores y técnicos inmigrantes africanos, de Oriente Próximo y del norte de África, devastando la economía y creando desempleo masivo a largo plazo. Por otra parte, siguiendo la lógica de previas intervenciones militares, la solicitud aparentemente "moderada" de patrullar los cielos vía una "zona de exclusión aérea" lleva directamente a bombardeos terrestres de civiles y de objetivos militares con el objetivo de derrocar al gobierno. Los belicistas imperialistas que están atacando a Libia, al igual que sus predecesores, no están comprometidos con nada que remotamente se parezca a un gesto humanitario: están destruyendo las vidas civiles que se suponía que debían salvar, como sucedió anteriormente el caso en Vietnam.

2- Guerra por petróleo o petróleo para la venta?

Uno de los estereotipos más repetidos por la izquierda, o al menos esos izquierdistas, es que la invasión imperialista es para "apoderarse del control sobre el petróleo de Libia y entregárselo a las multinacionales".

Los hechos sobre el terreno nos cuentan una historia diferente: las compañías petroleras multinacionales de Europa, Asia, EE UU o cualquier otro lugar ya "han tomado" millones de hectáreas de campos petrolíferos en Libia, algunas ya están bombeando y exportando petróleo y gas y están cosechando grandes beneficios para, al menos, la mayor parte de una década. La "explotación por invitación" de las Corporaciones Multi-Nacionales (MNC, por sus siglas en inglés), desde Gaddafi hasta las compañías petroleras más grandes, es un proceso en marcha desde principios de los años '90 hasta el presente.

La lista de grandes compañías de petróleo extranjeras en Libia supera a la de la mayoría de los países de mayor producción de petróleo en el mundo entero. Incluye a British Petroleum con una licencia de siete años en dos concesiones de mil millones de dólares en inversiones planificadas. Cada una de estas concesiones implica la explotación de enormes áreas de Libia por parte de BP, una del tamaño de Kuwait, la otra del tamaño de Bélgica (libyonline.com). Cinco firmas japonesas, incluyendo a Mitsubishi y a Nippon Petroleum, Eni Gas de Italia, British Gas y Exxon Mobil se aseguraron contratos de prospección y explotación en octubre del 2010. En enero del 2010 las concesiones petroleras en Libia beneficiaban mayormente a compañías de EE UU, especialmente Occidental Petroleum. Royal Dutch Shell, Total (Francia), Oil India, CNBC (China), Pertamina de Indonesia, y la noruega Norsk Hydro también están incluidas entre las multinacionales que han obtenido contratos (BBC News, 03/10/2005).

A pesar de las sanciones impuestas por Reagan en 1986, Halliburton trabajó en proyectos de mil millones de dólares desde los '80. Durante el tiempo en el que el anterior Secretario de Defensa (de EE UU), Cheney, fue consejero delegado de Halliburton, lideró la lucha contra las sanciones arguyendo que "como nación hay enorme valor en tener negocios americanos en todo el mundo" (Halliburtonwatch.com). Las sanciones contra Libia fueron levantadas en 2004, bajo el mandato de Bush. Durante la presente década Gaddafi ha invitado a más compañías extranjeras a invertir en Libia que cualquier otro régimen del mundo. Claramente, con todos los países imperialistas europeos y EE UU explotando ya el petróleo de Libia a escala masiva, el argumento de que "la guerra es por el petróleo" hace aguas… ¡o petróleo!

3 - Gaddafi es un terrorista

En el período previo al ataque militar estadounidense, el Tesoro, liderado por el súper agente israelí Stuart Levey, instituyó una política de sanciones congelando 30 mil millones de dólares en activos libios arguyendo que Gaddafi era un tirano asesino (Washington Post, 24/3/11). Sin embargo, exactamente siete años antes, Cheney, Bush y Condoleezza Rice retiraron a Libia de la lista de regímenes autoritarios y le pidieron a Levey y sus secuaces que retiraran las sanciones. Todas las grandes potencias europeas siguieron sus pasos: Gaddafi fue bienvenido en las capitales europeas, los primeros ministros visitaron Trípoli y Gaddfi correspondió desmantelando unilateralmente sus programas de armas nucleares y químicas (BBC, 5/9/08).

Gaddafi cedió al cooperar con la campaña de Washington contra grupos, movimientos e individuos incluidos en la arbitraria lista de terroristas de Washington, arrestando, torturando y matando a sospechosos de pertenecer a al-Qaida, expulsando a militantes palestinos y criticando a Hezbollah, Hamas y otros adversarios de Israel. El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas le extendió a Gaddafi un certificado de salud. Las elites de Occidente dieron la bienvenida al vuelco político de Gaddafi, pero no lo salvaron de un ataque militar en gran escala. Reformas neoliberales, apostasía política, antiterrorismo, eliminación de armas de destrucción masiva… todo esto debilitó al régimen, acrecentó su vulnerabilidad y lo aisló de cualquier aliado antiimperialista consecuente. Las concesiones de Gaddafi hicieron de su régimen un objetivo fácil para los militaristas de Washington, Londres y París.

4- El mito de las masas revolucionarias

La izquierda, incluyendo a la socialdemocracia, los verdes y hasta a los partidos de la izquierda socialista de Europa y EE UU, siguiendo a sus mentores imperiales, y susceptibles a la propaganda de demonización de Gaddafi de los medios de comunicción de masas, justificaron su apoyo a la intervención militar en nombre del "pueblo revolucionario", de que las masas amantes de la paz "luchan contra la tiranía" y organizando milicias populares para "liberar al país". Nada puede estar más alejado de la verdad.

La raíz del levantamiento armado es Bengazi, un semillero de partidarios tribales y clientes del depuesto rey Idris, quien gobernó con puño de hierro un país semifeudal, quien otorgó una de sus mayores bases aéreas a EE UU (Wheeler) en la cuenca del Mediterráneo. Entre los líderes en pugna del "Consejo de Transición" (que pretenden conducir, pero que tienen pocos seguidores organizados) hay expatriados neoliberales que promovieron la invasión euro-norteamericana y que solo pueden llegar al poder utilizando los misiles occidentales. Ellos esperan poder desmantelar las compañías petroleras públicas asociadas en empresas conjuntas con las compañías multinacionales. Todos los observadores independientes informan de la ausencia de cualquier movimiento reformista (ni hablar de organizaciones revolucionarias o movimiento democrático).

Se informa de que las milicias armadas en Bengazi se han mostrado más activas a la hora de cercar, arrestar y ejecutar a cualquier miembro de la red nacional de civiles activos en los "comités revolucionarios " de Gaddafi, señalándolos arbitrariamente como "quintacolumnistas", que en comprometer a las fuerzas armadas del régimen. Los líderes más importantes de las masas "revolucionarias" de Bengazi son dos desertores recientes de lo que la izquierda llama el "régimen asesino" de Gaddafi: el anteriormente ministro de Justicia, Mustafa Abdul Jalil (quien procesó a disidentes hasta el día anterior al levantamiento armado), Mahmoud Jebril, un importante gaddafista neoliberal, destacado por invitar a las multinacionales a hacerse cargo de los campos de petróleo, y Ali Aziz al-Eisawa, el anteriormente embajador de Gaddafi en la India, quien cambió de barco cuando pareció que el levantamiento podía tener éxito.

Estos autoproclamados líderes de los "rebeldes" son partidarios acérrimos de la intervención euro-estadounidense, tanto como previamente habían sido partidarios de la dictadura de Gaddafi y promotores de las tomas de posesión de los campos de petróleo y gas por parte de las MNC. Los jefes del consejo militar "rebelde" son Omar Hariri y el Gral. Abdul Fattah Younis, anterior cargo del Ministerio del Interior, ambos con largas historias (desde 1969) de reprimir cualquier movimiento democrático. No es raro que estos mandos militares desertores hayan sido completamente incapaces de animar a sus tropas, simples reclutas, para sumarse a las tropas leales a Gaddafi, y que todos esperen poder subirse al carro de las fuerzas armadas anglo-franco-estadounidenses.

La ausencia de las mínimas credenciales democráticas entre los líderes de las fuerzas contrarias a Gaddafi está emparejada con su abyecta dependencia y servilismo a las fuerzas armadas imperialistas para que los aúpen al poder. Su abuso y persecución de los trabajadores inmigrantes de Asia, Turquía y especialmente del África subsahariana, sus falsas acusaciones de que son sospechosos de ser "mercenarios", auguran desgracia para cualquier orden democrático posible, o para la recuperación de una economía dependiente del trabajo inmigrante o de cualquier vestigio que quedara de un país unificado con algún parecido a una economía nacional.

La composición del autoproclamado liderazgo del "Consejo Nacional de Transición" no es ni democrática, ni nacionalista, ni es capaz de unir al país. Menos aún es capaz de crear puestos de trabajo, perdidos por el asalto armado al poder, y de sostener los programas de asistencia social y la renta per cápita más alta de África.

5- Al Qaeda

La mayor concentración geográfica de los terroristas de al-Qaida está precisamente en las áreas dominadas por los "rebeldes" (Cockburn: Counterpunch, 24 de marzo de 2011). Durante más de una década, Gaddafi, en sintonía con el respaldo a la agenda "anti terrorista" de Bush y Obama, ha estado en primera línea de la lucha contra al-Qaida. Ahora son ellos quienes se han alistado en las filas de los "rebeldes" que luchan contra el régimen de Gaddafi.

Del mismo modo, los jefes tribales, los clérigos fundamentalistas y los monárquicos del este han estado activos librando una "guerra santa" contra Gaddafi y recibiendo armas y protección aérea de los "cruzados" ingleses, franceses y estadounidenses, al igual que los talibanes y los fundamentalistas islámicos le dieron la bienvenida al apoyo de la Casa Blanca de Carter-Reagan para derrocar al régimen secular en Afganistán. La intervención imperialista está basada en "alianzas" con las fuerzas más retrógradas de Libia, con resultados poco claros sobre la futura composición del régimen, y con la perspectiva de una estabilidad política que permita al gran negocio del petróleo regresar y explotar los recursos energéticos.

6- “Genocidio” o guerra civil armada

A diferencia de los levantamientos populares árabes en curso, el conflicto libio comenzó como una insurrección armada, dirigida hacia la violenta toma de poder. A diferencia de otros gobernantes autocráticos, Gaddafi se aseguró el respaldo regional de las masas entre un sector sustancial de la población sobre la base de una bien financiada asistencia social y programas de vivienda. La violencia es inherente a cualquier levantamiento armado y, una vez que se esgrime un arma y se trata de tomar el poder, no existen fundamentos para reclamar que los "derechos civiles" de uno están siendo violados. Entran en juego Las reglas de la guerra, incluyendo la protección de los civiles no combatientes y el respeto por los derechos y la protección de los prisioneros de guerra.

Las infundadas acusaciones de "genocidio" por parte de Europa y EE UU, amplificadas por los medios de comunicación de masas occidentales, y repetidas por los voceros de la "izquierda” cual loros, son contradichas por los informes diarios de un número de muertos y heridos de uno o dos dígitos, resultado de la violencia urbana de ambos bandos, dado que el control de las ciudades y los pueblos va cambiando de un bando a otro.

La verdad es la primera víctima en una guerra civil y ambos bandos han recurrido a mentiras monstruosas sobre victorias, víctimas, demonios y ángeles.

Lo cierto es que este conflicto comenzó como una guerra civil entre dos élites: una autocracia establecida, floreciente, paternalista y neoliberal, con apoyo popular sustancial y, la otra, una elite financiada y entrenada por occidente, respaldada por un grupo amorfo de tribus regionales, clérigos y profesionales neoliberales sin credenciales democráticas ni nacionalistas.

Conclusión

Si no es el humanitarismo, el petróleo o los valores democráticos, ¿cuál es la fuerza impulsora de la intervención imperialista de Europa y EE UU?

Hay una pista en las elección selectiva de la intervención armada. En Bahrein, Arabia Saudita, Yemen, Jordania, Qatar, Oman, gobernantes autocráticos aliados de y respaldados por los gobiernos imperiales de Europa y EE UU han arrestado y asesinado impunemente a manifestantes pacíficos. En Egipto y Túnez, EE UU financia a una junta cívico-militar autoproclamada y conservadora para que impida una transformación social democrática y nacionalista profunda, para que promueva "reformas" económicas neoliberales dirigidas por cargos electorales pro imperialistas. Mientras los críticos liberales acusan a Occidente de "hipocresía" y "doble rasero" por el bombardeo de Libia, pero no en el caso de los carniceros del Golfo, en realidad los gobernantes imperialistas están usando idéntico rasero imperialista en todas las regiones. Ellos defienden a los regímenes clientes y estratégicos en donde poseen bases aéreas y navales, dirigen operaciones de inteligencia y plataformas logísticas para proseguir las guerras en curso en Irak y en Afganistán y para amenazar a Irán. Atacan a Libia porque aún se niega a colaborar con las operaciones militares de Occidente en África y el Oriente Próximo.

El aspecto central está en que cuando Libia permite que la mayoría de las grandes multinacionales europeas y estadounidenses saqueen su riqueza petrolífera, aún no es un activo geopolítico estratégico. Tal como escribimos en artículos anteriores, la fuerza motriz de la construcción del imperio estadounidense es militar, no económica. De hecho, se han sacrificado intereses de miles de millones de dólares en la implantación de sanciones contra Irak e Irán; la guerra de Irak cerró la mayor parte de la explotación de petróleo durante más de una década.

El ataque a Libia dirigido por Washington (la mayoría de las incursiones aéreas y los misiles están a cargo de aviones y submarinos de EE UU) es parte de un contraataque general contra los movimientos populares y prodemocráticos árabes más recientes. Occidente está respaldando la represión de los movimientos prodemocráticos en todo el Golfo, está financiando a la junta egipcia, proimperialista y proisraelí; está interviniendo en Túnez para asegurar que cualquier nuevo régimen quede "correctamente alineado". Respalda el despotismo en Argelia y los ataques diarios de Israel contra Gaza. Y ahora, en Libia, apoya un levantamiento de ex gaddafistas y monárquicos derechistas que prometen alinearse militarmente con los constructores de imperios de EE UU y Europa.

Los poderes regionales y globales impulsados por un mercado regional y global dinámico se niegan a entrar en este conflicto porque pone en peligro su acceso al petróleo, incluyendo la actual explotación a gran escala de fuentes de energía bajo el mandato de Gaddafi. Alemania, China, Rusia, Turquía, India y Brasil están creciendo a mucha velocidad al explotar nuevos mercados y recursos naturales, mientras que los estadounidenses, ingleses y franceses gastan miles de millones en guerras que desestabilizan mercados y fomentan guerras de resistencia a largo plazo.. Reconocen que los "rebeldes" no son capaces de obtener una victoria rápida, o de crear un ambiente estable para las inversiones a largo plazo. En el poder, los "rebeldes" se convertirían en clientes políticos de sus padrinos militaristas imperiales. Por otra parte, el empuje militar de los invasores imperialistas tiene consecuencias graves para las economías de mercado emergentes. Estados Unidos apoya a los rebeldes de la provincia china del Tibet y a los separatistas "rebeldes" de Uyghur en todas partes. Washington y Londres respaldan a los separatistas del Cáucaso ruso. La India está alerta por el apoyo militar estadounidense a Pakistán y sus reivindicaciones en Cachemira. Turquía se opone a los separatistas curdos apoyados por Estados Unidos y suministra armas a sus oponentes iraquíes.

El precedente libio de una invasión armada imperialista a favor de sus clientes separatistas presagia problemas para el mercado de las potencias emergentes. Es una amenaza viva para el floreciente movimiento libertario árabe. Y el golpe definitivo para la economía estadounidense: tres guerras pueden quebrar cualquier presupuesto más pronto que tarde. Pero, sobre todo la invasión socava los esfuerzos de los demócratas, los socialistas y los nacionalistas libios para liberar al país de la dictadura y los reaccionarios a quienes apoya el Imperio.

Artículo original: http://petras.lahaine.org/articulo.php?p=1847 - Traducción resumida para Rebelión por Alina Palamarczuk

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Recetas para asesinar mediáticamente a un líder antiimperialista

Atilio Boron / Fernando Buen Abad Aporrea

A propósito de la virulenta campaña desencadenada en contra de Hugo Chávez durante su visita a la Argentina nos ha parecido oportuno publicar este incisivo análisis del filósofo y semiólogo mexicano Fernando Buen Abad Domínguez sobre las agresiones perpetradas en contra de líder bolivariano por parte de la “prensa seria e independiente” de todo el mundo.

Una ofensiva que reproduce similares campañas del terror con las cuales en el pasado se pretendió aplacar el impulso contestatario de las masas populares en América Latina y en el Caribe y crear las condiciones para un escarmiento reparador de tamaña osadía a cargo de los militares entrenados en esa gran cuna de libertades civiles y democráticas que es la Escuela de las Américas, cuyos siniestros influjos para nada preocupan a los oligopolios mediáticos de todo el mundo.

La izquierda de nuestro continente debería tomar adecuada nota de uno de los axiomas cruciales del pensamiento militar y estratégico estadounidense que dice que “en el mundo actual la guerra de contra insurgencia se libra en los medios de comunicación.” Fue por eso que Fidel nos convocó a librar la “batalla de ideas”, aún antes de que los estrategas del Pentágono llegaran a aquella conclusión. Hemos reaccionado tardíamente a las indicaciones del Comandante, pero la grosería y desesperación de los poderes mediáticos, su inocultable ofuscación y los enormes esfuerzos y grandes sumas de dinero que están destinando para atacar a los principales exponentes de la izquierda latinoamericana revelan que las cosas están cambiando.

Su otrora omnímoda capacidad de deformar y manipular la conciencia pública tropieza en la actualidad con crecientes obstáculos; esta frustración está en la base de las cada vez más descaradas mentiras e incontenible agresividad descerrajada en estos días en contra del presidente Hugo Chávez.


Ofensivas digitales para incriminar, calumniar y desmoralizar...
Violencia Semiótica contra Hugo Chávez


Fernando Buen Abad Domínguez
Rebelión/Universidad de la Filosofía


Manipulan videos, manipulan dibujos, manipulan fotografías... para ridiculizar, descalificar y criminalizar

Es difícil calcular el número de imágenes (visuales, sonoras o literarias), que circulan por todas partes, para ridiculizar la jerarquía política, la autoridad moral y el aliento revolucionario del presidente de Venezuela. No caeremos aquí en la trampa de reproducir alguna de esas imágenes pero tampoco caeremos en la trampa de guardar silencio ni escaparemos a la responsabilidad de dar la batalla semiótica que nos toca en el escenario mundial de Guerra Simbólica. En última instancia no tendremos miedo de denunciar... (con miedosos ya están plagadas muchas ...(clic abajo para continuar) universidades, casi todas las sectas y muchas burocracias). ¿Suena esto a bravuconada?, ¿A belicismo?, ¿Suena, acaso, a “poco científico”?, ¿Suena a poco serio?. Veamos.

El repertorio de las agresiones simbólicas contra el presidente Hugo Chávez, obedece a los protocolos ideológicos más ortodoxos de la “Guerra de IV Generación”. Se trata de perpetrar un crimen que, al ridiculizar u ofender al presidente de la nación, atenta contra la voluntad democrática de un pueblo. Y viceversa. Golpe bajo con las intenciones más perversas. Algunos dirán que es cosa del “sentido del humor”, otros dirán que “ejercen su libertad de expresión”, algunos más dirán que se trata de una “forma didáctica” de ejercer la disidencia y la crítica... Hay canallas “tecnificados” que usan computadoras, cámaras de video, fotografías... los hay que ponen cámaras escondidas, micrófonos y dispositivos para la intercepción de correos electrónicos. No faltan los que espían los ordenadores e incluso los que espían e intervienen los “mail” y los “chats”. Cualquier cosa les sirve para sembrar focos de violencia simbólica cuyo objetivo sea “quemar”, ridiculizado, a un mandatario democrático en hoguera de la manipulación tecnológica y la “plaza pública” del espionaje. Incluso de lo más privado.

Las imágenes manipuladas son un relato claro de las perversiones que anidan en las mentes de quienes financian y/o realizan iconografías para la ofensiva oligarca. Muchos están altamente tecnificados y consiguen piezas cargadas con volúmenes inexpugnables de violencia psíquica.

Usan cualquier escena, de la vida real, de la intimidad, del espacio público... nada detiene a los fines aviesos. Basta con que la imagen ofrezca un flanco, un gesto, una debilidad... una intimidad, para que se lo use como arma descalificadora, ridiculizante y desmoralizante. Se subordina la tecnología al goce de la degeneración y emerge de semejante coctel una galería monstruosa de iconos o animaciones constitutivos de un arsenal de ideas y gráficas explícitamente terroristas. Muchos se hacen cómplices simplemente con las risotadas soeces. Hacen reinar la mentira. Así se empieza.

Hasta hoy, para los nada escrupulosos espías financiados por oligarcas, vale oro -como receta bélica convencional- el golpe moral de someter a ridículo, exhibir como cadáver o mostrar en “actos impúdicos”... la imagen de un líder. Si este es un líder transformador y revolucionario... les inspira mayores odios. Para ellos “todo vale” (menos los argumentos racionales, claro). Para ellos toda desazón, todo descorazonamiento, todo miedo y toda duda son terreno codiciado. Su “Alma Mater” es el dinero y su fin último es desmovilizar al enemigo sin importar qué obscenidad haya que usar. Hay ejemplos a raudales y se gasta, en ello, millonadas monstruosas. El objetivo es sembrar el caos, sustituir los valores, obligar a creer en lo falso. Representar una tragedia, la muerte, lo irreversible... y destruir la moral y la conciencia del otro. Especialmente si es socialista.

Se trata de mancillar la imagen del líder, se trata de quebrar la dirección, se trata de quitar las ganas y degenerar los procesos revolucionarios que se desarrollan en el interior de la lucha de clases. Todo sirve para semejante inmundicia: Literatura, cine, teatro... televisión... todos sometidos para que reflejen y ensalcen los intereses más bajos, más retrógrados. Se trata de sembrar e inculcar, en la conciencia colectiva, el miedo, el desconcierto, las dudas, la desconfianza y la sorna con tufo de violencia, sadismo y traición. En concreto: cualquier tipo de inmoralidad.

Su idea es sembrar el mundo con caos y confusión y que eso que parezca un “paraíso” donde la violencia contra los pueblos sea activa y constante, déspota, corrupta... domine la falta total de principios, la muerte de la honradez y la honestidad que serán ridiculizadas, innecesarias y convertidas en causa de represión.

Mundo donde reina el descaro, la insolencia, el engaño y la mentira... la sangre todo lo envuelve, las degeneraciones sexuales se naturalizan con tufos de alcoholismo, drogadicción, miedo irracional, traición, fascismo y enemistad entre los pueblos, desconfianza entre las personas y sobre todo el reino del odio cultivado pertinazmente. A Hugo Chávez se lo agrede inmisericordemente desde cualquier posición.

No importa si son locutores, lectores de noticias, sacerdotes o catedráticos. Abren la boca preñada con odio para ridiculizar, por ejemplo, con tonitos sarcásticos... para manipular fotografías, videos o audio... para calumniarlo, desacreditarlo y sentenciarlo a convertirse en “desecho de la historia” producto (según no pocas mentes homicidas) de alguna bala o algún recurso como los que, incluso por televisión, se le han vaticinado. Todo queda en la impunidad. En sus intenciones más abyectas los manipuladores de imágenes y sonidos (de imaginarios incluso magnicidas) ponen por “target” a los jóvenes para corromperlos, desmoralizarlos y pervertirlos. Ya hay videojuegos al respecto.

Podríamos formar un expediente del horror inmenso si juntásemos, sólo, en una casuística latinoamericana todas las formas de agresión simbólica contra Hugo Chávez que se publican a diario. Todas las risitas mañaneras de los lebreles periodísticos, todas las noticias deformadas para exhibirlo como “ineficiente”, “autoritario”, “dictador” y “comunista”.

Todas las fotografías, los “pies de fotos”, los videos y las pistas de sonido, prefabricadas para que se vea lo “ intransigente”, lo “antidemocrático”, lo “amenazador” que es Chávez. Podemos estudiarlo y debemos denunciarlo, a los cuatro vientos y a voz en cuello. Debemos ejercitar la denuncia y entrenar la contraofensiva. Debemos cumplir nuestras tareas, por razón de justicia y por el bien de todos... mientras echamos nuestras barbas a remojar porque todos podemos ser la próxima víctima.

Sonrían, nos están filmando.

http://www.atilioboron.com/

Fuente: http://aporrea.org/medios/a120575.html

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No hay negocio como el de la guerra

Pepe Escobar Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Mentira, hipocresía y programas secretos. De eso no habló el presidente de EE.UU., Barack Obama, cuando explicó su doctrina libia a EE.UU. y al mundo. La mente se aturde con tantos agujeros negros que engullen esta espléndida guerrita que no es una guerra (una “acción militar, limitada en el tiempo, limitada en su alcance”, según la Casa Blanca), combinada con la incapacidad del pensamiento progresista de condenar, al mismo tiempo, la inclemencia del régimen de Gadafi y los bombardeos “humanitarios” anglo-franceses-estadounidenses.

La Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha funcionado como un caballo de Troya, al permitir que el consorcio anglo-francés-estadounidense –y la OTAN– se convirtieran en la fuerza aérea de la ONU en apoyo a un levantamiento armado. Aparte de no tener nada que ver con la protección de civiles, esta acción es absolutamente ilegal según el derecho internacional. La fase final incorporada, como ya lo saben incluso niños africanos desnutridos, pero que nunca ha sido reconocida, es el cambio de régimen.

El teniente general Charles Bouchard de Canadá, comandante de la OTAN para Libia, podrá insistir todo lo que quiera en que la misión sólo se propone proteger civiles. Pero esos “civiles inocentes” que operan tanques y disparan Kalashnikovs como parte de un salvaje montón variopinto son en realidad soldados en una guerra civil, y el enfoque debe ser si la OTAN seguirá siendo desde ahora su fuerza aérea, siguiendo los pasos del consorcio anglo-francés-estadounidense. A propósito, la “coalición de los dispuestos” que combate contra Libia consiste únicamente en 12 de los 28 miembros de la OTAN más Qatar. No tiene absolutamente nada que ver con una “comunidad internacional”.

El veredicto final sobre la zona de exclusión aérea acordada por la ONU tendrá que esperar a la emergencia de un gobierno “rebelde” y al final de la guerra civil (si termina pronto). Entonces será posible analizar cómo se llegó a justificar el disparo de Tomahawks y los bombardeos; por qué se "protegió" a los civiles de Cirenaica mientras se atacaba a los de Trípoli con Tomahawks; qué tipo de grupo abigarrado de “rebeldes” era “salvado”; si todo el asunto fue legal para comenzar; cómo la resolución fue una cobertura para cambio de régimen; cómo el amorío entre los “revolucionarios” libios y Occidente podría terminar en un sangriento divorcio (recordad Afganistán); y qué protagonistas occidentales se pueden beneficiar inmensamente de la riqueza de una nueva Libia unificada (o balcanizada).

Por el momento por lo menos, es fácil identificar a los logreros:

El Pentágono

El jerarca del Pentágono Robert Gates dijo este fin de semana, manteniendo una cara seria, que sólo hay tres regímenes opresivos en todo Medio Oriente: Irán, Siria y Libia. El Pentágono está eliminando al eslabón débil, Libia. Los otros fueron siempre partes cruciales de la lista de eliminación de los malvados de los neoconservadores. Arabia Saudí, Yemen, Bahréin, etc., son modelos de democracia.

En cuando a esta guerra “ahora la ves, ahora no la ves”, el Pentágono se las arregla para librarla no una vez, sino dos. Comenzó con Africom establecido bajo el gobierno de George W Bush, reforzado con Obama y rechazado por numerosos gobiernos africanos, eruditos y organizaciones de derechos humanos. Ahora la guerra pasa a la OTAN, que es esencialmente la dirección del Pentágono sobre sus acólitos europeos.

Es la primera guerra africana de Africom, realizada hasta ahora por el general Carter Ham desde su cuartel en el no tan africano Stuttgart. Africom, como lo describe Horace Campbell, profesor de estudios estadounidenses africanos y de ciencias políticas en la Universidad Syracuse, es un engaño: “fundamentalmente es una fachada para contratistas militares de EE.UU. como Dyncorp, MPRI y KBR que operan en África. Los planificadores militares estadounidenses que se benefician con la puerta giratoria de la privatización de la guerra están deleitados por la oportunidad de otorgar credibilidad a Africom bajo la fachada de la intervención en Libia.”

Los Tomahawks de Africom también alcanzan –metafóricamente– a la Unión Africana (UA) que, a diferencia de la Liga Árabe, no puede ser comprada fácilmente por Occidente. Las petromonarquías del Golfo Árabe aclamaron todas el bombardeo, pero no Egipto y Túnez. Sólo cinco países africanos no están subordinados a Africom; Libia es uno de ellos, junto con Sudán, Costa de Marfil, Eritrea y Zimbabue.

OTAN

El plan general de la OTAN es controlar el Mediterráneo como un lago de la OTAN. Desde esta “óptica” (jerga del Pentágono) el Mediterráneo es infinitamente más importante actualmente como teatro de operaciones bélicas que AfPak.

Solo tres de las 20 naciones del Mediterráneo no son miembros plenos de la OTAN o aliados de sus programas de “cooperación”: Libia, el Líbano y Siria. Que no quepa la menor duda: ahora le toca a Siria. El Líbano ya está sometido a un bloqueo de la OTAN desde 2006. Ahora también se aplica un bloqueo a Libia. EE.UU. –a través de la OTAN– está a punto de lograr la cuadratura del círculo.

Arabia Saudí

Perfecto. El rey Abdullah se libra de su eterno enemigo Gadafi. La Casa de Saud –a su abyecta menera característica– hace lo imposible por beneficiar a Occidente. La atención de la opinión pública mundial es desviada de la invasión de Bahréin por los saudíes para aplastar un movimiento de protesta pacífico pro democracia.

La Casa de Saud vendió la ficción de que “la Liga Árabe” en su conjunto votó por una zona de exclusión aérea. Es mentira: de 22 miembros, sólo hubo 11 presentes en la votación; seis son miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (GCC), en el cual Arabia Saudí es el mandamás. La Casa de Saud sólo necesitó presionar a tres más. Siria y Argelia estaban en contra. Traducción: Sólo nueve de los 22 países árabes votaron por la zona de exclusión aérea.

Ahora Arabia Saudí incluso puede ordenar al jefe del GCC, Abdulrahman al-Attiyah, que diga con cara seria: “el sistema libio ha perdido su legitimidad”. En cuando a la “legítima” Casa de Saud y los al-Khalifa en Bahréin, alguien debiera incorporarlos al Salón de la Fama Humanitaria.

Qatar

Los anfitriones de la Copa del Mundo de Fútbol de 2022 son expertos en cerrar un negocio. Sus Mirage ayudan a bombardear Libia mientras Doha se prepara para vender el petróleo de Libia oriental. Qatar se convirtió rápidamente en la primera nación árabe en reconocer a los “rebeldes” libios como único gobierno legítimo del país sólo un día después de asegurarse el negocio de la venta del petróleo.

Los ‘rebeldes’

A pesar de todas las dignas aspiraciones democráticas del movimiento juvenil libio, sucede que el grupo de oposición más organizado es el Frente Nacional por la Salvación de Libia –financiado durante años por la Casa de Saud, la CIA y los servicios de inteligencia franceses-. El “Consejo Nacional de Transición Interino” rebelde es poco más que el buen Frente Nacional más unos pocos desertores militares. Es la elite de los “civiles inocentes” que la “coalición” está “protegiendo”.

En el momento justo, el “Consejo Nacional de Transición Interino” consiguió un nuevo ministro de Finanzas, el economista educado en EE.UU. Ali Tarhouni. Reveló que un grupo de países occidentales les dio crédito respaldado por el fondo soberano de Libia y los británicos les permitieron tener acceso a 1.100 millones de dólares de los fondos de Gadafi. Esto significa que el consorcio anglo-francés-estadounidense –y ahora la OTAN– sólo tendrán que pagar las bombas. En cuanto a timos bélicos éste es invaluable; Occidente utiliza el propio dinero de Libia para financiar a un montón de rebeldes oportunistas libios para combatir al gobierno libio. Y para colmo los estadounidenses, británicos y franceses sienten el amor por todos esos bombardeos. Los neoconservadores deben estarse pateando: ¿por qué al ex secretario adjunto de defensa de EE.UU., Paul Wolfowitz, no se le ocurrió algo semejante para Iraq 2003?

Los franceses

Oh la la, esto podría ser material para una novela de Proust. La principal pasarela de primavera en París es el desfile de modas del presidente Nicolas Sarkozy –un modelo de zona de exclusión aérea con accesorios de ataques aéreos Mirage/Rafale-. Este desfile de modas fue ideado por Nouri Mesmari, ex jefe de protocolo de Gadafi, quien desertó a Francia en octubre de 2010. El servicio secreto italiano filtró a medios noticiosos seleccionados cómo lo hizo. El papel de la DGSE, el servicio secreto francés, lo ha explicado más o menos en el sitio pagado en la web Maghreb Confidential.

Esencialmente el coq au vin de la revuelta en Bengasi había estado hirviendo a fuego lento desde noviembre de 2010. Los cocineros fueron Mesmari, el coronel de la fuerza aérea Abdullah Gehani y el servicio secreto francés. A Mesmari le llamaban “el WikiLeak libio”, porque virtualmente reveló todos los secretos militares de Gadafi. Sarkozy lo adoró –furioso porque Gadafi había anulado jugosos contratos para comprar Rafales (para reemplazar sus Mirage que ahora se bombardean) y plantas francesas de energía nuclear.

Eso explica por qué Sarkozy se ha mostrado tan agresivo para presentarse como el nuevo libertador árabe, fue el primer dirigente de una potencia europea que reconoció a los “rebeldes” (para molestia de muchos en la Unión Europea) y fue el primero que bombardeó a las fuerzas de Gadafi.

Esto deja al desnudo el papel del desvergonzado filósofo y especialista del autobombo, Bernard Henri-Levy, quien ahora se vanagloria frenéticamente en los medios del mundo de que llamó a Sarkozy desde Bengasi y despertó su vena humanitaria. O Levy es un mentecato o es una conveniente guinda “intelectual” agregada al pastel de bombas prefabricado.

El terminator Sarkozy es incontenible. Acaba de advertir a todos y cada uno de los gobernantes árabes que se enfrentarán a bombardeos al estilo de Libia si reprimen a los manifestantes. Incluso dijo que “el próximo” es el de la Costa de Marfil. Exceptuando, claro está, a Bahréin y Yemen. En cuanto a EE.UU., de nuevo está apoyando un golpe militar (no funcionó con Omar “Jeque al-Tortura” Suleimán en Egipto, tal vez funcione en Libia).

Al-Qaida

Y vuelve a aparecer el tan conveniente espantajo. El consorcio anglo-francés-estadounidense –y ahora la OTAN– están (de nuevo) combatiendo junto a al-Qaida, representado por al-Qaida en el Magreb (AQM).

El dirigente rebelde libio Abdel-Hakim al-Hasidi –quien combatió junto a los talibanes en Afganistán– confirmó ampliamente a los medios italianos que reclutó personalmente a “unos 25” yihadistas del área de Derna en Libia oriental para combatir contra EE.UU. en Iraq; “ahora están en las primeras líneas en Adjabiya".

Esto después de que el presidente de Chad, Idriss Deby, subrayara que AQM había atacado arsenales militares en Cirenaica y que ahora posee bastantes misiles tierra-aire. A principios de marzo, AQM apoyó públicamente a los “rebeldes”. El fantasma de Osama bin Laden debe de estar sonriendo de oreja a oreja; una vez más consigue que el Pentágono haga su trabajo.

Los privatizadores del agua

Es posible que poca gente en Occidente sepa que Libia –junto con Egipto– se encuentra sobre el Sistema Acuífero de Piedra Arenisca de Nubia; es decir, un océano de agua fresca extremadamente valiosa. De modo que sí, esta guerra “ahora la ves ahora no la ves” es una guerra crucial por el agua. El control del acuífero es invaluable, como el “rescate” de valiosos recursos naturales de los “salvajes”.

Este Ductistán del Agua –enterrado en lo profundo del desierto a lo largo de 4.000 kilómetros– es el Gran Proyecto Fluvial Hecho por el Hombre (GMMRP) que Gadafi construyó por 25.000 millones de dólares sin pedir un solo centavo al FMI o al Banco Mundial (¡qué pésimo ejemplo para el mundo en desarrollo!). El GMMRP provee a Trípoli, Bengasi y a toda la costa libia. Los científicos calculan que la cantidad de agua es el equivalente al agua que fluye por el Nilo en 200 años.

Hay que comparar esto con las denominadas tres hermanas –Veolia (antes Vivendi), Suez Ondeo (antes Generale des Eaux) y Saur– las compañías francesas que controlan más de un 40% del mercado mundial del agua. Todos los ojos deben concentrarse imperativamente en si se bombardean estos acueductos son bombardeados. Un panorama extremadamente posible es que si lo son, los jugosos contratos “de reconstrucción” beneficiarán a Francia. Será el paso final para privatizar toda esa agua, por el momento gratuita. De la doctrina del shock a la doctrina del agua.

Bueno, ha sido sólo una breve lista de logreros. Nadie sabe quién acabará obteniendo el petróleo, y el gas natural. Mientras tanto el espectáculo (de los bombardeos) tiene que continuar. No hay negocio como el de la guerra.


Pepe Escobar es autor de “Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War” (Nimble Books, 2007) y “Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge”. Su último libro es “Obama does Globalistan” (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: pepeasia@yahoo.com.

Copyright 2011 Pepe Escobar

(Copyright 2011 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved.)

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MC30Ak01.html

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martes, 29 de marzo de 2011

Reflexiones sobre el Nuevo Orden del saqueo internacional

Luis Britto García Rebelión

1

Resulta entonces que tanta ONU, tanto Consejo de Seguridad, tanta OTAN, tanto tratado internacional, tanto Tribunal de la Haya, son coartadas para que los poderosos saqueen a los débiles. Sucede pues que tanta libertad de expresión, tanto Nobel de la Paz, tanta cultura funcionan como pretextos para matar en nombre del humanismo, llamar agresor a quien se defiende y bombardear a las víctimas para salvarlas. Acontece que el capitalismo vive robando a sus propios pueblos con el fraude financiero y a los de la periferia con el pillaje armado. Aparte de repetir una y mil veces más lo que todo el mundo sabe ¿qué hacer?

2

Si no puedes vencerlos, úneteles, reza el catecismo del sicario. Un repertorio de ejemplos desaconseja este connubio. Marcos Pérez Jiménez, quien sirvió a las políticas de Estados Unidos, terminó extraditado por éstos a un calabozo en Venezuela. Manuel Noriega, quien aparentemente alguna vez colaboró con la DEA, pasó a ocupar el calabozo de un reo que cambió cadena perpetua por acusarlo. Alberto Fujimori, quien ahogó Perú en un mar de sangre, languidece en la misma celda donde antes hundió a Abimael Guzmán. Los talibanes, creados, equipados, financiados y adiestrados contra los soviéticos por la CIA, son ahora inmolados en la Guerra Santa de ésta. Sadam Hussein, quien llevó a Irak a una guerra contra Irán que sólo convenía a los estadounidenses, concluyó ejecutado por el gobierno títere de éstos. Así paga el diablo a quien le sirve.

3

Si no puedes unírteles, obedéceles, dicta el breviario del servil . Otro rosario de experiencias desventuradas marca este sendero. Quitar al pueblo para dar al extranjero indigna al primero y hace desagradecido al fuereño. El rey Idris de Libia vendió su país y fue derrocado por una sublevación nacionalista. El Shah Reza Palevi de Irán lo regaló y fue depuesto por otro alzamiento nacionalista. Las monarquías sauditas debieron ceder su territorio para bases militares extranjeras y regalar su petróleo a precios cercanos a 8 dólares por barril. Carlos Andrés Pérez entregó la soberanía al FMI y tras una rebelión popular a escala nacional fue juzgado y depuesto. Mubarack, peón de los intereses de Estados Unidos, cayó sin que éstos movieran un dedo para salvarlo. Así paga el pueblo a quien sirve al diablo.

4

Si no puedes obedecerlos, congráciate, sugiere el relacionista público. Nunca esfuerzos fueron más perdidos que los de simpatizarle a tu verdugo. Estados Unidos sin previa declaratoria de guerra contra Libia le destruyó unidades navales y sistemas de radares y bombardeó Trípoli y Bengazi asesinando cerca de un centenar de personas, entre ellos una hija de Kadafi. En lugar de condenar a los estadounidenses, el Consejo de Seguridad condenó a Kadafi, y éste bajo protesta pagó indemnización por más de dos mil millones de dólares en daños por supuesta participación en la voladura de un avión por libios, a quienes también entregó a tribunales internacionales. Diversas concesiones le permitieron restablecer en 1999 relaciones diplomáticas con Londres, obtener la revocatoria de restricciones comerciales impuestas por la Unión Europea y en 2003 el levantamiento de las sanciones de la ONU. Kadafi además se desarmó entregando cinco misiles de largo alcance y centenares de alcance medio. Desde entonces lo visitaron efusivamente Tony Blair, Schröeder, Jacques Chirac y Berlusconi, a quien financió la campaña electoral, y lo recibieron triunfalmente el presidente de la Comisión Europea Romano Prodi, Aznar y el rey Juan Carlos de Borbón y el primer ministro Rodríguez Zapatero y Sarkozy, a quien también financió la candidatura: todos los que posteriormente se agavillarían para bombardearlo y confiscarle las cuentas en el exterior. Agradeció estos festejos con costosas compras de armamentos y abriendo el petróleo libio a asociaciones estratégicas con la inglesa BP y la española Repsol y la italiana ENI y las estadounidenses Conoco Phillips, Exxon Mobil y Chevron Texaco. Por si tantos esfuerzos por apaciguar a los saqueadores no fueran suficientes, instruyó a la Autoridad de Inversiones Libia para que invirtiera 70.000 millones de dólares en Europa, y a pesar de tener una insignificante deuda pública de 5.000 millones de dólares, menos del 0,50% de sus reservas internacionales, aceptó un Paquete del FMI en virtud del cual retiró los subsidios a seis bienes de consumo básico y privatizó numerosas empresas públicas, dejando un saldo de desempleados que quizá engrosaron las manifestaciones en su contra que sirven de pretexto para la criminal invasión en curso. La oligarquía con la que intentes colaborar será la que te venderá. El Fondo Monetario al que dejes dirigir tu economía será quien te arruinará. El tratado que aceptes como supraconstitucional te depondrá. El organismo internacional cuya intervención aceptes será el que te intervendrá. El juez extranjero al cual entregues la soberanía de jurisdicción será el que te condenará. El árbitro foráneo al cual cedas la decisión sobre tus contratos de interés público será el que te embargará. La transnacional a la cual exoneres de pagar impuestos financiará con ellos los aviones que te bombardearán. La diferencia étnica o regional que fomentes será la que te dividirá. La empresa mixta a la que entregues el control de tu industria petrolera será la que paralizará tu sistema informático y te saboteará. Quien entrega al enemigo la llave de su marcapasos garantiza el paro cardíaco.

5

Si no puedes saquear, hazte la vista gorda. Con astucia conmovedora, Rusia y China omitieron vetar en el Consejo de Seguridad el plan de Estados Unidos de saquear el petróleo del mundo valiéndose del sicariato de la OTAN. La Liga Árabe y la Unión Africana, clubes de próximas víctimas, han sido ambiguas. Según lo revelan palmariamente la “Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos de América”, formulada por George W. Bush en Washington el 17 de noviembre de 2002, y planes como el New American Century, los estadounidenses no están dispuestos a ceder un ápice en su arremetida para confiscar violentamente los recursos del mundo y liquidar a los restantes países negándoselos. Su guerra con Japón comenzó cuando para aniquilarlo como potencia le impuso un bloqueo energético. Ilusorio es pensar que el león respetará las tajadas ofrecidas a quienes no supieron oponérsele. Si se confisca la energía es para primero ahogar a China, la gran competidora de la hegemonía estadounidense. Después de China seguirá Rusia, buena parte de cuyas reservas quedaron en los países separados de la antigua Unión Soviética. En fin, la Unión Europea y Japón tocarán el fondo del vasallaje por gotas de energía fósil. Cuatro guerras han arrancado por la ejecución de ese plan: la de Irak, la de Afganistán, la de Libia, la de Bahrein. Ha comenzado el conflicto planetario para garantizar el monopolio de la energía fósil por menos del cinco por ciento de la población global. El resto de las potencias deberán oponerse o desaparecer. Quienes dejaron hacer, perecerán sin poder hacer nada. Postergar la confrontación sólo la agravará.

6

Si no puedes unírteles ni obedecerles ni congraciarte ni hacer la vista gorda, resiste. Cinco por ciento de la población del globo en la peor crisis económica de la Historia no pueden condenar a muerte al 95% restante sino contando con la desunión, la desorientación o el autoengaño de ésta. ¿Qué condiciones reúnen los pueblos que hasta ahora resistieron exitosamente las invasiones imperiales? En primer lugar, han afirmado y defendido su especificidad cultural. En segundo lugar, han evitado que diferencias étnicas o culturales internas los dividan o secesionen. En tercer lugar, han asumido a plenitud y sin medias tintas un proyecto alternativo al del capitalismo. En cuarto lugar, han logrado consolidar a las bases populares en torno a dicho proyecto. En quinto lugar, han entrenado y armado a las bases para la defensa del mismo. En sexto lugar, jamás han cedido soberanía ni posiciones para complacer a transnacionales, medios de comunicación ni organismos internacionales. En séptimo lugar, han consolidado alianzas bilaterales, regionales, continentales o mundiales con países o bloques que presentan afinidades ideológicas, económicas o de situación periférica. La amenaza de todos los bloqueos y todos los bombarderos del mundo no pueden contra un pueblo ideologizado, orgulloso de su cultura, compenetrado con su propio proyecto social y político y armado. No han podido contra Vietnam, contra Cuba. Todavía se empeñan en vano contra la resistencia en Irak, Pakistán y Afganistán. Se elige como blanco a la mínima Libia y no al poblado Irán. Son lecciones que quizá aprovechen los próximos en la lista: todos los habitantes del planeta.

Blog del autor: http://luisbrittogarcia.blogspot.com

http://luisbritto.wordpress.com

Versión en francés, gracias a la inteligente ayuda del amigo Romain Vallée: http://luisbrittogarcia-fr.blogspot.com

Libros de Luis Britto en Internet: Rajatabla: www.monteavila.gob.ve

Libros de Luis Britto en Internet: Dictadura mediática en Venezuela: www.minci.gob.ve

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La JCV fortalece su accionar en el frente obrero y sindical clasista

Prensa JCV.- Con la orientación de desarrollar una intensa campaña de agitación en los centros de trabajo a favor de las reivindicaciones de la juventud trabajadora y por la aprobación de una nueva y revolucionaria Ley Orgánica del Trabajo (LOT), culminó este domingo el Taller Nacional de Formación para Jóvenes Trabajadores de la Juventud Comunista de Venezuela (JCV).

Durante el 26 y 27 de marzo, en las instalaciones de la Sede Nacional del Partido Comunista de Venezuela (PCV), se llevó a cabo este 1er. Taller en el que participaron miembros de las Comisiones Regionales de Jóvenes Trabajadores de 8 estados priorizados por la JCV, a saber: Caracas, Carabobo, Aragua, Lara, Zulia, Cojedes, Táchira y Monagas.

En la primera jornada del Taller se desarrollaron los temas: Economía Política; principales derechos en la actual LOT; instrumentos de organización y lucha de los trabajadores: sindicatos, delegados de prevención y Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras; y, por último, las Líneas de Acción Nacional de la JCV para este importante frente de lucha.

Estos temas fueron dictados de forma conjunta por la Escuela Nacional de Cuadros del PCV y la Comisión Nacional de Jóvenes Trabajadores de la JCV.

Este Curso formativo constituye una experiencia importante, en el que se proporcionaron los conocimientos y herramientas de trabajo elementales para el posterior desarrollo de la línea política del PCV y la JCV hacia los jóvenes trabajadores, en especial sobre las principales actividades que impulsa la Juventud Comunista en la actual coyuntura política.

Destaca el impulso del Frente Nacional de Jóvenes Trabajadores como la instancia de masas para la organización y lucha de la juventud trabajadora del país por sus derechos.

Igualmente, se expresó que crearán Oficinas de Atención Integral al Joven Trabajador como instancia de asesoramiento, acompañamiento y formación de las y los jóvenes trabajadores que son objetos de violación de sus derechos.

La Dirección de la JCV informó que tiene especial atención el impulso de la organización de las y los jóvenes trabajadores del sector servicio, en sindicatos sectoriales y delegadas y delegados de prevención.

Estas principales actividades “deben desarrollarse simultáneamente para contribuir y avanzar en el fortalecimiento de los colectivos laborales, el desarrollo de talleres formativos y la conformación de nuevos núcleos de la JCV en los centros de trabajo”, resaltaron.

Este Taller Nacional se enmarca en la agenda de actividades planificadas por la JCV rumbo a la II Asamblea Nacional de Jóvenes Trabajadores, prevista para el próximo mes de julio.

En la clausura del Taller, se contó con la presencia de Pedro Eusse, Miembro del Buró Político del Comité Central del PCV, Secretario Nacional del Movimiento Obrero y Sindical del PCV, y Miembro de la Coordinación Nacional de la Corriente Clasista de Trabajadoras y Trabajadores “Cruz Villegas”, con una conferencia central sobre las principales orientaciones del PCV para la ofensiva del movimiento obrero y sindical.

Los jóvenes comunistas se comprometieron a participar activamente el 31 de marzo próximo en la Marcha Nacional de Trabajadores convocada por la Unión Nacional de Trabajadores (UNETE) que partirá de la Plaza Morelos hasta la Asamblea Nacional en Caracas

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domingo, 27 de marzo de 2011

Congreso Bicentenario de Estudiantes reunió a 500 voceros universitarios de Anzoátegui

AVN.- Este viernes 500 voceros universitarios del estado Anzoátegui se reunieron en Puerto La Cruz, municipio Sotillo, en el Congreso Bicentenario de Estudiantes Bolivarianos, capítulo estadal.

En el Venetur Gran Hotel Puerto La Cruz los jóvenes asistentes instalaron 12 mesas de trabajo que permanecerán activas hasta este sábado, cuando expondrán sus planteamientos y propuestas sobre la transformación universitaria.

El coordinador de la Oficina de Atención Integral al Estudiante Universitario en Anzoátegui, Francisco Hernández, refirió que el encuentro es una actividad preparatoria para el Congreso Nacional Bicentenario de Estudiantes Bolivarianos, a celebrarse del 5 al 7 de mayo en Caracas.

Destacó que en esta oportunidad participaron voceros de instituciones universitarias públicas y privadas del estado Anzoátegui, además de estudiantes de educación media y diversificada.

Los asistentes escogerán a los 38 voceros que representarán a la entidad en el encuentro nacional.

La coordinadora de la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela (Jpsuv) en Anzoátegui, Herminia García, manifestó que uno de los temas a debatir en el capítulo estadal del congreso es la conformación del Polo Patriótico Estudiantil.

“Se trata de una expresión de organización popular dirigida a los estudiantes que buscan la transformación universitaria”, destacó García.

El coordinador de educación universitaria de la Jpsuv en Anzoátegui, Andrés Márquez, adelantó que en el congreso también abordarán la propuesta de Ley de Educación Universitaria (LEU), la universidad en el socialismo del siglo XXI y el apoyo al Presidente de la República, Hugo Chávez Frías, a través de una agenda común.

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Revoluciones, nuevas tecnologías y el factor etario

Jorge Majfud alainet.org

El común acuerdo en nuestros días es que la reciente revolución árabe se debe principalmente a las nuevas tecnologías. Sin embargo, revoluciones sociales han existido a lo largo de toda la Era Moderna (de hecho es uno de sus pilares fundamentales) mucho antes de Internet o las redes sociales.

Al igual que la imprenta de piezas móviles en el siglo XV o los periódicos en el siglo XVIII, las nuevas tecnologías de la información y de la difusión cultural han sido siempre factores de precipitación de un fenómeno, pero rara vez su primera causa. Por el contrario, la imprenta surge después de la maduración de la revolución humanista, iniciada un siglo antes. La reforma de Lutero (paradójicamente consecuencia de la revolución humanista y más tarde paradigma de los conservadores antihumanistas más radicales) y la no menos violenta contrarreforma, hicieron de casi todo el siglo XVI un siglo reaccionario en términos sociales. Pero luego de este inmenso paréntesis reaccionario, en el siglo XVIII los ilustrados y los filósofos iluministas, fundadores de nuestro mundo moderno y posmoderno, retomaron el legado humanista, le pusieron un énfasis a la razón critica (aunque no al racionalismo) y agregaron el anticlericalismo que no estaba presente en los anteriores humanistas.

Básicamente, los ilustrados o el iluminismo provocan una de las revoluciones más trascendentes de la historia mundial que tiene como consecuencia práctica y teórica la Revolución americana primero y la francesa después (aunque esta última sin continuidad política), modelos de las subsiguientes revoluciones políticas, sociales y hasta artísticas en todo el mundo.

La difusión de periódicos se hace común entre las clases educadas de Europa, sobre todo en la Francia del siglo XVIII, cuando estos filósofos ilustrados ya habían comenzado su propia revolución. Revolución que necesitaba de estos nuevos medios ya que, como todas las revoluciones modernas, estaba afectada por el mismo espíritu proselitista de cristianos y musulmanes.

Se acusa también que el nazismo se convirtió en un fenómeno social e histórico gracias a los nuevos medios de difusión, como la radio y el cine, y las nuevas teorías y prácticas de propaganda, lo cual es cierto pero insuficiente. Muchos otros países contaban con los mismos medios. Por otra parte, el nazismo tuvo sus raíces en décadas anteriores (los nazis cuentan milenios) y en razones que van mas allá de la mera innovación tecnológica y la necesidad histórica.

Los actuales levantamientos en el mundo árabe no son siquiera revoluciones. Son rebeliones. En algunos casos ni eso, apenas revueltas. Podemos aceptar que han sido estimuladas por los nuevos medios de comunicación, es cierto, pero no creo que éste sea el factor central. También podríamos especular que todo ha sido producto de una manipulación sociológica por parte de alguna central de inteligencia que tomó ventaja de las “inocentes” redes sociales, pero al menos en el momento no disponemos de datos suficientes.

Para comprender una revolución es necesario mirar a la historia previa de las ideas. Para comprender una rebelión basta con mirar la pirámide etaria y el grado de status quo del poder político y social de turno.

Las revoluciones latinoamericanas se caracterizaron, entre otras cosas, por su juventud. El mismo Ernesto Che Guevara observó un día, en la facultad de arquitectura, con la poca ortodoxia marxista que lo caracterizó los últimos años: “había olvidado yo que hay algo más importante que la clase social a la que pertenece el individuo: la juventud, la frescura de ideales, la cultura que en el momento en que se sale de la adolescencia se pone al servicio de los ideales más puros” (Obra, 1967, 194).

Al igual que las revueltas de fines de los ’60 en Europa y América, las revueltas árabes de hoy en día tienen un efecto dominó y se explican principalmente por el gran porcentaje de de su población juvenil. El Mayo francés, las revueltas de Praga y Tlatelolco, de Chicago y Nueva York son, sobre todo, revueltas juveniles. La proporción de jóvenes en América y en Europa era mayor en los ‘60 que poco después de la Segunda Guerra, que dejó poblaciones más envejecidas y estimuló el conformismo suburbano de los ‘50.

Uno podría pensar que aun un bajo porcentaje de jóvenes representan millones en cualquier país, y basta con unos miles para tener una revuelta con alguna consecuencia concreta. Pero es posible que el un porcentaje X de adultos y viejos funcione como contenedor de las energías juveniles.

A fines del siglo XX decíamos, respondiendo a Francis Fukuyama y a Samuel Huntington, que el problema geopolítico de la única potencia mundial del momento, Estados Unidos, no eran tanto los conflictos de intereses con el mundo islámico (entonces presentados como conflictos culturales) sino el conflicto de intereses con China, que hoy se califican como colaboración estratégica. Entonces fechábamos en 2015 como un probable año en que esos conflictos comenzarían a hacerse críticos o al menos evidente. Luego señalamos una aceleración del declive de la influencia mundial de la primera potencia con el inicio de la guerra de Irak.

A Estados Unidos todavía lo salva o sólo cierta cultura de la innovación, el riesgo y la practicidad, sino también el hecho de ser todavía el único país industrializado (antigua denominación moderna) con una tasa de nacimientos aceptable en términos económicos y una población que dista mucho de ser tan vieja como la europea o la japonesa.

Más tarde, cuando todo esto pasó a formar parte del consenso general, estuvimos de lado de quienes advertían ciertas contradicciones en la imparable maquinaria China. Más allá de que su régimen político dista mucho de ser una inspiración procedente de la tradición humanista e iluminista, su ventaja es que todavía no es el imperio que alguna vez fue y que siempre quiso ser. Su próximo posicionamiento como primera potencia económica del mundo es inevitable, al menos por un par de décadas, antes que India le dispute ese obsesivo y absurdo privilegio que no dice mucho sobre el desarrollo de un país o de una sociedad.

Por las limitaciones de su sistema político (obviamente, esto es materia de discusión desde algunas perspectivas ideológicas), uno podría esperar que en cinco o diez años China tuviese alguna revuelta demandando más participación popular en la administración del futuro político y económico de su país y de sus provincias apenas se enfriase el acelerado ritmo de su crecimiento económico o sufriese algún desequilibrio inflacionario. En un país tan populoso donde la mayoría son pobres, el precio de los alimentos es un factor de alta sensibilidad.

No obstante, el creciente envejecimiento de su población por un lado acelera ese enfriamiento económico y por el otro hace pensar que, a pesar de la diversidad y de los números astronómicos de su población, a pesar de las nuevas tecnologías de comunicación e interacción, esta revuelta contra el estatus quo de un gobierno central es más bien improbable.

No imposible, pero es mucho menos predecible que la actual rebelión de las jóvenes sociedades árabes de hoy en día, gobernadas por regímenes faraónicos y por los mismos nombres del siglo pasado.

Claro, un complemento válido sería observar que también las potencias actuales son las mismas que las del siglo pasado y se rigen, al menos en política internacional, con la mentalidad misma del Ancien régime. Pero ese tema merece un espacio propio.

Fuente: http://alainet.org/active/45338

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El espectro de Chernobil

John Saxe-Fernández La Haine

"No existe razón tecnológica por la que no podamos usar la energía nuclear de manera segura y efectiva... Japón lo hace, Francia lo hace y no emite gases de efecto invernadero, así que sería tonto que nosotros no lo hagamos de manera mucho más efectiva." No sé si estas palabras de Barack Obama, de octubre de 2009, ya fueron sepultadas por los graves sucesos en reactores y depósitos con barras de combustible usado, de la central atómica Fukushima I, en el noreste de Japón: según los expertos es el mayor siniestro desde Chernóbil y hasta hace poco, similar al de Three Mile Island, Pennsylvania –1979– que, como recordó el New York Times, "paralizó la industria nuclear".

La emergencia atómica en Japón, país con fama de modelo en esa tecnología, confirma, por enésima vez, las advertencias de físicos, médicos y ecólogos: Barry Commoner, Helen Caldicott y Greenpeace, entre otros, de que la energía nuclear es una forma cara y muy riesgosa de calentar agua para generar electricidad. Es como usar una sierra eléctrica para rebanar mantequilla, con alta vulnerabilidad por la combinación, potencialmente catastrófica, de fallas de diseño, errores humanos y desastres naturales.

No es sólo el riesgo de estallido de reactores: científicos de la Universidad de Kioto exigen que se haga pública la información sobre la intensidad de los escapes de yodo 131, mientras Robert Álvarez, del Institute for Policy Studies, ex asesor de Bill Clinton, dice que un solo depósito con barras de combustible usado como los de la central de Fukushima –o del Cañón del Diablo y San Onofre, en California– contiene más cesio-137 que el total depositado en el hemisferio norte por todas las pruebas nucleares atmosféricas y que una explosión así podría lanzar a la atmósfera, "quizá entre tres y nueve veces la cantidad de cesio-137 por el desastre en el reactor de Chernóbil".

Andy Robinson informa de que si cualquier depósito se queda sin agua "podría ser inminente una catastrófica fusión de los desechos nucleares, algo más temible que la fusión de un reactor, ya que en el proceso nuclear de generación de energía lo que se coloca en los depósitos son materias muy radiactivas como el yodo 237" por lo que fue de extrema importancia que el Consejo de Investigación Nuclear de Estados Unidos advirtiera de que los residuos del reactor 4 de Fukushima ¡"se habían quedado sin agua!" (www.lavanguardia.es).

¿Cómo explicar que, a pesar del riesgo global y de que, hasta hoy, no hay solución al problema de almacenar durante siglos sustancias tan tóxicas, la Casa Blanca reitere que la energía nuclear es "parte del plan general de energía del presidente" y promueva la instalación de esas centrales en países de gran riesgo sísmico como Chile o México? ¿Se trata de una inercia mortal por el peak oil; el peso político-electoral del cabildo nuclear; la coopción empresarial del ente regulador; el "calentamiento global" y el aumento al subsidio federal del sector, que de 8 mil millones de dólares (mmd) en 2009 pasa a 18.5 mmd y ahora a 54.5 mmd? ¿Ello en medio de un déficit fiscal de 1.5 billones (trillions) de dólares y de fuertes recortes a servicios de salud, educación y apoyo a la comunidad?; ¿o es porque según Russ Baker, desde 2003 altos ejecutivos y empleados de Exelon, principal operadora de centrales atómicas en Estados Unidos, hicieron donaciones a las campañas de Obama al senado y luego a la presidencia?¿

Baker dice que el vicepresidente ejecutivo y el director de Exelon recaudaron fondos para esas campañas; igual el presidente de Exelon, quien además maneja un instituto eje del cabildo nucleoeléctrico y que David Axelrod, principal estratego político de la Casa Blanca, fue asesor de esa firma.

Sea como fuere, la tragedia de Fukushima muestra que, como ironizó en 2000 Dixie Ray Lee, ex director de la Comisión de Energía Atómica –que aglutina las principales empresas de energía nuclear de Estados Unidos–, “la cuestión de los residuos es el no problem más grande de la historia”. (ibid)

La Jornada. Blog del autor: http://jsaxef.blogspot.com

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EE.UU. y aliados cometen crímenes monstruosos en Libia

Miguel Urbano Rodrigues La Haine

Los Estados Unidos y sus aliados repiten en Libia crímenes contra la humanidad similares a los cometidos en Irak y Afganistán. La agresión al pueblo libio difiere de las otras apenas porque el discurso que pretende justificarla, respecto a la hipocresía, excede lo imaginable.

Por la mentira y perfidia, el montaje previo trae a la memoria los concebidos por Hitler en la preparación de la anexión de Austria y de las campañas que precedieron a la invasión a Checoslovaquia y a Polonia.

Michel Chossudovsky, James Petras y otros escritores progresistas -citando fuentes confiables- revelaron en sucesivos artículos que la rebelión de Benghazi fue concebida con mucha antelación, muy minuciosamente, y alertaron sobre el papel decisivo desempeñado en ella por los servicios de inteligencia de los Estados Unidos y del Reino Unido.

La supuesta duda de los Estados Unidos en apoyar la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que creó la llamada «zona de exclusión aérea», y posteriormente en asumir la «coordinación de las operaciones militares» fue también una grosera mentira. Farsa idéntica caracterizó el debate en torno a la transferencia hacia la OTAN del comando de operación llamado «Amanecer de Odisea», título que ofende el nombre y la epopeya del héroe de Homero.

El Pentágono tenía elaborado planes de intervención militar en Libia mucho antes de las primeras manifestaciones en Benghazi, cuando allí aparecieron las banderas de la monarquía fantoche inventada por los ingleses después de la expulsión de los italianos. Todo eso se estima está descrito en documentos (algunos contenidos en correspondencia diplomática divulgada por Wikileaks) que ahora comienzan a hacerse públicos por webs alternativas.

LOS CRÍMENES ENCUBIERTOS

Los discursos de los responsables de la agresión al pueblo libio y la torrencial y ominosa campaña de desinformación montada por los grandes media occidentales, empeñados en la defensa y apología de la intervención militar, son diariamente desmentidos por la tragedia que se abate sobre Tripolitania, o sea el occidente del país controlado por el gobierno.

Hoy ya no es posible desmentir más que el texto de la resolución del Consejo de Seguridad -que no hubiera sido aprobada sin la cómplice abstención de Rusia y China– fue violado desafiantemente por los estados agresores.

Los ataques aéreos no estaban previstos. Pero fueron inmediatamente desencadenados por la fuerza aérea francesa y por los buques de guerra de los Estados Unidos y del Reino Unido que, en un tiempo mínimo, dispararon más de una centena de misiles Tomahwac sobre blancos muy diferenciados.

Repetidamente los gobernantes de los Estados Unidos y del Reino Unido, de Francia y de Italia han afirmado que la «intervención es humanitaria» para proteger a la población, y que los «daños colaterales» por ella provocados son mínimos. Mienten consciente y descaradamente.

Las «bombas inteligentes» no son ciegas. Con gran precisión han alcanzado depósitos de combustibles y de productos tóxicos, puentes, puertos, edificios públicos, cuarteles, fábricas, centrales eléctricas, sedes de televisoras y de periódicos. Redujeron a escombros la residencia principal de Muamar El Gaddafi. Un objetivo transparente fue la destrucción de la infraestructura productiva de Libia y de su red de comunicaciones.

Otro objetivo prioritario fue sembrar el terror entre la población civil de las áreas bombardeadas.

Repetidas veces el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, y el de Asuntos Exteriores del Reino Unido, William Haggue, han afirmado que las fuerzas de aquello que llaman la «coligación» mandatada por el Consejo de Seguridad, no se desviará de las metas humanitarias de «Odisea». Garantizan que el número de víctimas civiles ha sido mínimo y, en la mayoría de los bombardeos quirúrgicos, inexistente.

No es lo que informan los corresponsales de algunos influyentes media occidentales y árabes. Según Al Jazeera y periodistas italianos, el «bombardeo humanitario» de Adhjedabya fue en realidad una matanza sanguinaria, ejecutada con crueldad. Otros reporteros utilizan la palabra tragedia para definir los cuadros dantescos que presenciaron en barrios residenciales de Trípoli.

Generales y almirantes norteamericanos y británicos insisten en negar que hayan sido alcanzadas instalaciones no militares o afines. Es otra mentira. Las ruinas de un hospital de Trípoli y de dos clínicas de Ain Zara, que apuntan al cielo azul del desierto libio, expresan mejor que cualquier palabra la praxis de los «bombardeos humanitarios». Periodistas que los contemplaron y hablaron con sobrevivientes de la masacre afirman que en Ain Zara no había un solo militar, ni blindados. Y ni siquiera armas.

En una tirada de humor negro, el primer día de la agresión, un oficial de los Estados Unidos declaró que la artillería antiaérea libia, al abrir fuego contra los aviones aliados que bombardeaban Trípoli, estaba «violando el cese al fuego» declarado por Gaddafi.

Cito el episodio por ser expresivo del desvarío, del fariseísmo, del primarismo de los que ejecutan la abyecta agresión al pueblo libio, definida por Berlusconi, el clown neofascista de la coligación occidental, como «nueva cruzada».

Gaddafi es el sucesor de Ben Laden como enemigo número uno de los Estados Unidos y de los gobernantes que hace pocos meses lo abrazaban fraternalmente. El dirigente libio no me inspira hoy respeto. Creo que muchos de sus compatriotas que participan en la rebelión de Cirenaica y exigen el fin de su régimen despótico actúan movidos por objetivos loables.

Sin embargo, invocar la personalidad y los desmanes de Muamar El Gaddafi en el esfuerzo por presentar la criminal agresión al pueblo de un país soberano como exigencia de principios y valores de la humanidad es el objectivo repugnante de una ambiciosa estrategia imperialista.

El subsuelo libio encierra las mayores reservas de petróleo (el doble de las norteamericanas) y de gas de África. Tomar posesión de ellas es el objetivo inconfesado de la falsa intervención humanitaria.

Es deber de todas las fuerzas progresistas que luchan contra la barbarie imperialista desenmascarar el engranaje que, en el mundo, califica de salvadora y democrática la monstruosa agresión a Libia.

Siria puede ser el próximo blanco. Eso, mientras no hay una palabra de crítica a las monarquías teocráticas de Arabia Saudita, de Bahrein, de los Emiratos. Una nota personal para terminar. Los líderes de la derecha europea, de Sarkozy y Cameron a la canciller Merkel, cultivan en estos días –repito- el discurso de la hipocresía. Ninguno consigue, no obstante, igualar en la mentira y la desfachatez la oratoria de Barack Obama, que, por sus actos, responderá ante la historia por la criminal política externa de su país, cuyo pueblo merecía otro presidente.

Vila Nova de Gaia, 26 de marzo de 2011
www.odiario.info - Traducido por Marla Muñoz

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Protestas masivas en Alemania contra uso de la energía nuclear

Harald Neuber Prensa Latina

Bajo el lema "Fukushima reclama: Apagar todas las centrales nucleares", más de 250 mil personas se manifestaron hoy en cuatro ciudades alemanas contra el uso de la energía nuclear.

Un día antes de las decisivas elecciones en los estados federados de Baden-Wurtemberg y Renania-Palatinado, los participantes de las marchas en Berlín, Hamburgo, Colonia y Munich aumentaron la presión al gobierno de la canciller Angela Merkel.

Solamente en Berlín, 120 mil críticos de la energía nuclear - entre ellos muchas familias jóvenes con niños - marcharon de la plaza Potsdamer Platz hasta la avenida del 17 de junio en el centro de Berlín.

Según informaciones de los organizadores, en Hamburgo se contabilizaron 50 mil participantes, mientras en Colonia y Munich 40 mil personas seguían la llamada a la protesta.

Las manifestaciones fueron organizados por una alianza amplia de organizaciones a favor de la protección del ambiente y apoyados por sindicatos, partidos de la oposición y las iglesias.

Los asistentes guardaron un minuto de silencio para las víctimas del catástrofe natural en Japón.

A finales de la marcha en Berlín, los organizadores hicieron un balance positivo: "La única respuesta del gobierno de Merkel al catástrofe de Fukushima puede ser la desconexión inmediata de las centrales nucleares".

En el país germano existen 17 plantas atómicas en operaciones, a pesar de que el gobierno decidió apagar algunas de ellas de manera transitoria.

El jefe de la Federación de los Sindicatos de Alemania, Michael Sommer, exigió "una salida ordenada de la tecnología nuclear".

A la par, el jefe del partido socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, consideró la alta participación en las protestas como confirmación del rechazo del uso de la energía nuclear por su partido y otras agrupaciones de la oposición.

A pesar de las manifestaciones, el gobierno de Merkel no descarta el uso de la energía nuclear.

En los últimos meses, la canciller rechazó reiteradamente el abandono de esta modalidad, calificándola como "tecnología de puente", necesaria hasta el desarrollo pleno de fuentes de energía renovable.

Mientras, representantes de la industria nuclear anunciaron la intención de defender el uso de la tecnología peligrosa en una comisión de ética, establecida por el gobierno de Merkel.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=275293&Itemid=1

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jueves, 24 de marzo de 2011

El movimiento popular contra el capitalismo

Iñaki Gil de San Vicente Rebelión

1. La charla que vas a ofrecer en Tolosa tiene como titulo “La crisis capitalista y las posibles soluciones”. ¿Existe efectivamente una solución real, más o menos inmediata a la crisis?

Hay que decir abiertamente que no existe ni puede existir una “solución inmediata a la crisis”. Comprendo que esta tajante afirmación puede ser un jarro de agua fría para muchas personas, pero lo primero que debemos hacer en tener los pies en el suelo y saber que la crisis actual tiene componentes “nuevos” si la comparamos con las crisis económicas clásicas en la historia burguesa. Tenemos que partir de esta realidad para no equivocarnos en las alternativas. Si creemos que nada ha cambiado, que todo sigue siendo igual, entonces, lo más probable es que repitamos las soluciones del pasado, las soluciones dadas a las crisis anteriores. Es innegable que desde antes incluso de 2007 interactúan los cuatro componentes básicos de toda crisis estructural del sistema capitalista, a saber, que sobre una base profunda de caída tendencial de la tasa media de beneficios, sea intensa y en poco tiempo, o suave pero larga, sobre esta base presionan la progresiva agudización de otras contradicciones como la tendencia a la sobreproducción, la tendencia a la desproporción entre los sectores primero y segundo, y la tendencia al subconsumo.

El capitalismo es un vampiro que cada día necesita chupar más sangre a la especie humana que, pese a todas sus dificultades, se resiste de una forma u otra. Hablamos de la lucha de clases y en especial, en los momentos decisivos, de las revoluciones sociales y de las contrarrevoluciones burguesas. Este ataque permanente del capital contra el trabajo y la resistencia de éste, esta lucha unas veces abierta otras soterrada, latente, es la que explica la naturaleza tendencial de las leyes sociales, que no son automáticas ni mecánicas, sino que dependen del choque de las contradicciones, de las fuerzas en lucha, de los enemigos irreconciliables. Digo esto para que se comprenda mejor que en determinadas situaciones las crisis arriba expuestas estallan definitivamente por detonantes diferentes, por chispas o por sub-crisis superficiales. Por ejemplo, el estallido de la burbuja inmobiliaria desde comienzos de los ’90 japonesa ha sumergido a este país decisivo para el capitalismo mundial en un permanente estancamiento del que no puede salir definitivamente todavía, y menos aún tras el reciente terremoto. Sin extendernos ahora, desde los ’90 otros estallidos inmobiliarios, de NTC y financieros han ido enciendo crisis en países aislados y hasta en regiones mundiales enteras, como la asiática. Esta tendencia se aceleró en la primera mitad de la década del 2000 hasta ser incontenible desde 2007 pese a todas las contramedidas aplicadas por las burguesías.

Ahora bien, esta visión cierta y correcta de la crisis actual, innegable, tiene que ser completada por otras contradicciones capitalistas que con diversas velocidades coincidieron en hacerse públicas a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Brevemente expuesto, hablamos de la crisis ecológica, de la crisis de los recursos energéticos y de la crisis de autoexterminio humano. Las tres han surgido de las entrañas del vampiro capitalista, no son exteriores ni ajenas a la necesidad ciega de la acumulación ampliada del capital. Por el contrario, han aparecido sucesivamente como efecto del creciente choque imparable entre la Naturaleza como totalidad objetiva y la civilización burguesa. No puedo extenderme aquí en el análisis de cada una de estas tres crisis surgidas en la segunda mitad del siglo XX, por lo que os mito al artículo titulado “¿A qué crisis nos enfrentamos?”, aparecido en Gara del 9-III-2011, y colgado en Internet. La forma de vida capitalista se basa en dos principios: que la Naturaleza es una mercancía que se compra y se vende, estando sujeta a la “efectividad del mercado”; y que sus recursos son inagotables. Ambas tesis nos están conduciendo al desastre sobre todo cuando analizamos la posibilidad de que se desencadene una espiral de conflictos bélicos parciales que termine en una gran conflagración mundial termonuclear y bioquímica, que significaría el extermino de la vida humana.

Pues bien, una vez integramos en un único modelo estas dos ramas de una misma raíz, es decir, la crisis socioeconómica y político-militar, y la crisis energética y medioambiental que surgen del capitalismo, construido este holograma, debemos decir que desde y para los intereses de la humanidad trabajadora no existe una solución única e inmediata a la actual crisis global, civilizacional. Habiendo llegado a la situación actual, el concepto de solución a la crisis debe ser revisado porque partimos ya de que nos enfrentamos a una crisis nueva, desconocida anteriormente por su gravedad y por la acelerada interacción sinérgica de todas sus contradicciones parciales. La catástrofe que está sucediendo en Japón tras el terremoto y el tsunami es un ejemplo estremecedor de la dialéctica objetiva de la naturaleza y de la sociedad, es decir de cómo la permanente interacción de todas las partes de la totalidad socionatural tiende, a partir de un determinado punto crítico de no retorno, de salto cualitativo a lo nuevo, tiende a lo ingobernable, al caos, si la dialéctica del pensamiento no había previsto la dinámica de la lucha de contrarios irreconciliables a partir del momento de no retorno a situaciones controlables.

La solución a la crisis debe ser, por tanto, un proceso largo de luchas concretas que serán otras tantas soluciones parciales que deben ir confluyendo en el avance hacia el socialismo como primera solución global al capitalismo. Podemos pensar en cuatro fases de soluciones cada vez más abarcadoras y generales, que se refuerzan mutuamente pero que chocarán cada vez con más virulencia con la inhumanidad capitalista. La primera fase, o primer grupo de soluciones inmediatas, urgentes y básicas, es la de derrotar el avasallador ataque reaccionario de la burguesía contra los derechos democráticos, laborales y sindicales, contra las condiciones de vida y trabajo, contra la sobreexplotación de las mujeres y de los pueblos empobrecidos, etc., y por la recuperación de lo que nos ha sido arrebatado. Se trata de una lucha que debe multiplicarse y expandirse, abarcando a todos los sectores del pueblo trabajador, y que debe definirse como inserta en una lucha más general y más sostenida en el tiempo. Sin esta primera defensa de lo que todavía tenemos y nos quieren arrebatar, sin la derrota de la ofensiva burguesa y sin la recuperación de lo que los derechos y conquistas que nos quitaron es imposible dar el paso a la segunda fase o al segundo bloque de soluciones.

La segunda fase consiste precisamente en socializar reivindicaciones que minan y debilitan el poder del capital, que mejoran la calidad de vida de las clases explotadas al aumentar sus derechos y libertades. Bastantes de estas reivindicaciones ofensivas, por logros que todavía no se han conquistado y que son pasos de emancipación, son practicadas por Herria Abian y por otros movimientos y colectivos, como el reparto del trabajo y de la riqueza, la democratización de la economía, etc. Así expuestas, estas reivindicaciones parecen inofensivas y blandas porque no hablan de socialismo, ni de revolución; pero su fuerza emancipadora aparece cuando son bien analizadas en profundidad y explicadas e insertas en una perspectiva histórica, lo que requiere de una formación teórica suficiente por parte de los colectivos y movimientos que los divulgan.

La tercera fase o bloque de soluciones surge cuando a lo largo de estas luchas en ascenso más temprano que tarde chocamos abiertamente ya, sin escapatoria posible, con las crisis nuevas que se han exteriorizado definitivamente y crecen desde la segunda mitad del siglo XX: la crisis ecológica y energética, y la crisis de autodestrucción. El capitalismo ha creado estas crisis y no puede controlarlas en su conjunto aunque sí logra colocar un pequeño parte aquí y otro allá, que se despegan casi al instante. La burguesía y el sindicalismo reformista no quieren tomar medidas para revertir la crisis ecológica y para introducir energías renovables, limpias. Peor aún, estas fuerzas son enemigas mortales del modelo horizontalista y comunalista, de democracia directa y de base, que late en estas dos visiones alternativas que confluyen en una definición superior de lo que es la calidad de vida. Por tanto, en unas peleas antes que en otras, los problemas medioambientales y energéticos aparecen objetivamente, agravando las condiciones de explotación y exigiendo que las reivindicaciones obreras, populares y sociales también planteen soluciones para esos problemas, pero siempre dentro de la perspectiva general.

La cuarta fase, el último bloque de soluciones es la que concierne a cómo hacer frente al endurecimiento de las negativas del capital. Mientras que las reivindicaciones son pequeñas y no cuestionan apenas dos pilares decisivos del poder burgués --la propiedad privada y el Estado--, esta clase puede conceder algunas mejoras y satisfacer algunas reivindicaciones populares. Conforme las luchas aumentan de intensidad y se acercan a esos dos límites insoslayables, la resistencia se va haciendo más y más dura. A escala general, las fuerzas revolucionarias se enfrentan a un creciente fanatismo de la minoría opresora. Para impedir que el capitalismo destruya a la humanidad antes que devolverle a ésta todo lo que le ha exprimido, para impedir que la minoría imperialista active las fuerzas destructivas, antes es preciso ir conquistando cotas de poder que le demuestren de manera inequívoca que camina al suicidio.


2.- ¿Y esa solución, puede dar cauce a los grupos sociales y populares más golpeados por la crisis o solo se trata que los números de las empresas encajen?

Es cierto que esta perspectiva larga de la solución a la crisis capitalista choca con la tesis restrictiva y simplona de una solución rápida y fulminante. La realidad es siempre más compleja que estos esquemas torpes; y la historia burguesa es más atroz y sanguinaria que cualquier iluso pacifismo. La perspectiva abierta por la tesis de que la solución a la crisis es un proceso largo, cada más amplio y abarcador, que integra y aglutina como mínimo cuatro fases o bloques de soluciones generales, esta perspectiva tiene dos cosas buenas: Una, que a la fuerza debe ir integrando más y más sectores obreros, populares, sociales, etc., en la medida en que se quiere y se debe aumenta las soluciones concretas. Dado que la crisis es muy larga y afecta a los elementos básicos de la civilización burguesa, por eso mismo están afectadas directamente todas las clases trabajadoras, aunque no tengan conciencia de ello.

Las pequeñas e inmediatas soluciones, por ejemplo, revertir la tasa de paro, contener el retroceso salarial, impedir las privatizaciones y recuperar los servicios públicos y las ayudas sociales, etc., estas victorias defensivas u ofensivas interesan a toda la humanidad trabajadora. Pero al tener la crisis actual unos contenidos “nuevos” apenas existentes hace medio siglo, o inexistentes entonces, debemos abrir nuevas reivindicaciones que desbordan nuestro ámbito inmediato para abarcar al planeta entero. Es verdad que la lucha contra el desempleo siempre ha tenido una base mundial, pero es más verdad aún que ahora, con la mundialización del mercado, esta realidad nos exige una muy rica visión internacionalista. Pues bien, las nuevas crisis definitivamente emergidas en la segunda mitad del siglo XX en adelante, multiplican exponencialmente los colectivos explotados, el contenido planetario de la crisis y la necesidad urgente por integrar a más y más sectores en estas luchas que deben confluir.

Sin embargo, por la parte burguesa, la salida a la crisis se expresa no sólo en “lograr que los números de las empresas encajen”, es decir, en acabar con las pérdidas y en aumentar los beneficios, que también; sino sobre todo en iniciar una nueva fase expansiva que revitalice si no todo el capitalismo mundial sí a sus economías más poderosas, a los imperialismos más agresivos. Pero esto segundo va a resultar muy difícil, extremadamente difícil por la gravedad misma de la crisis, por la interacción sinérgica de las contradicciones “viejas” y “nuevas”. Veamos dos dificultades que obstaculizan mucho una nueva fase expansiva: una, la enorme capacidad industrial excedentaria a escala mundial, que satura la capacidad de consumo y que hace que la ingente masa de capitales improductivos se lancen a la especulación financiera, acelerando la tendencia a nuevas burbujas que estallen en crisis más duras que la presente; y otra, como se está viendo a raíz del terremoto en Japón, se ha llegado a tal nivel de unidad entre lo económico y lo ambiental, que un hecho que no tiene causa socioeconómica alguna genera al instante una espiral de efectos socioeconómicos y político-militares –el brusco retroceso del segundo capitalismo mundial, el descrédito de la energía nuclear y sus costos electorales, los tiburones financieros especulando con el yen y obligando a intervenir al G-7, el aumento de los precios alimentarios y sanitarios, el aumento del precio del petróleo y, a raíz de aquí, la aceleración del ataque a Libia del imperialismo para garantizarse más petróleo y para apropiarse del capital libio, etc.--, que agrava la misma crisis mundial y acrecienta la impunidad del capital financiero para endurecer sus condiciones al industrial y al de servicios.

Querámoslo o no, este es el contexto mundial objetivo determinado por la síntesis de las crisis “viejas” y “nuevas”, síntesis que se ha ido produciendo desde finales del siglo XX y que es irreversible desde comienzos del siglo XXI. No tener en cuenta esta realidad ya establecida, seguir usando al viejo estilo los conceptos de “crisis”, “solución de la crisis”, “política de alianzas”, etc., formados y empleados en anteriores fases del capitalismo, es cometer un serio error estratégico. Un error tanto más dañino precisamente para los movimientos populares como Herria Abian que por su misma naturaleza deben cuidar mucho el rigor teórico con la capacidad de explicación pedagógica y con el respeto a las varias sensibilidades y líneas que actúan en su interior.


3.- Herria Abian abarca en su seno multitud de grupos, con sus visiones particulares sobre distintos temas de la sociedad, que sin embargo, se ponen de acuerdo en ciertas reivindicaciones sociales básicas. Una de ellas es “el reparto del trabajo”. ¿Cómo se puede hacer efectiva esta reivindicación?

La reivindicación del “reparto del trabajo” es casi tan antigua como la humanidad trabajadora. Consignas como “ora et labora”, “quien no trabaja no come”, “trabajar todos para trabajar menos”, etc., se acercan por diversos caminos al mismo problema y al mismo objetivo: garantizar el sustento colectivo. Una de las formas de resistencia del movimiento jornalero contra los terratenientes era negarse a la recoger la cosecha si no el señorito no contrataba a todos los jornaleros. El primer movimiento obrero también buscaba cómo vencer a las formas individuales de contratación, incluso por horas y en precariedad absoluta, imperantes durante buena parte del siglo XIX. La búsqueda del pleno empleo siempre ha sido una reivindicación de las clases explotadas porque sabían --lo saben-- que el paro, que el desempleo, es una poderosa arma del capitalismo contra las y los trabajadores en activo.

Pero el reformismo y algunas organizaciones empresariales “progresistas” desnaturalizan los contenidos de esta reivindicación histórica volviéndola contra el pueblo trabajador. Saben que en determinados momentos es mejor para el sistema hacer unas pequeñas concesiones tácticas para desactivar el malestar popular y, a la vez, para incluso aumentar algo los beneficios. Con la excusa de “repartir el trabajo”, lo flexibilizan, crean turnos y lo trocean artificialmente para contratar algunos trabajadores más pero reduciendo los salarios totales, e incluso aumentan su intensidad y productividad para producir más en menos tiempo pero manteniendo el salario anterior o reduciéndolo incluso, etc. También aprovechan para intentar reducir tiempos de descanso y de vacaciones, tiempos de asamblea y de acción sindical, etc. Trucos así son muy frecuentes y suelen tener el apoyo del reformismo sindical y de la prensa, y los trabajadores alienados se los creen.

El movimiento obrero ha de luchar porque el reparto del trabajo no se realice a costa de la reducción del salario y/o de los derechos sindicales ya conquistados, ni a costa de nuestro tiempo libre ni de nuestra salud. Por ejemplo, con la escusa de crear un nuevo empleo nos reducen una hora de trabajo e introducen mejores máquinas, de modo que si antes con ocho horas de trabajo hacíamos ocho camisas y cobrábamos ocho euros al día, ahora trabajamos siete horas pero con mejores máquinas de modo que hacemos 10 camisas pero seguimos cobrando 8 €, y además acabamos el día más cansados que antes porque las nuevas máquinas exigen mucha más atención impidiéndonos tomar pequeños descansos. De este modo el empresario aparenta cumplir con la consigna de reparto de trabajo, pero se enriquece más, nosotros somos relativamente más pobres y machacamos nuestro cuerpo. Además, las nuevas máquinas tienen que funcionar sin parar todo el día, por lo que el empresario flexibiliza los horarios, rompe la continuidad y nos obliga a trabajar por turnos, lo que aumenta nuestros costos de transporte y nuestro cansancio psicosomático.

El reparto del trabajo ha de realizarse manteniendo todas las condiciones salariales, sociales y sindicales establecidas, no aceptando ninguna reducción bajo ninguna promesa de beneficios futuros a costa de sacrificios presentes, porque la burguesía nunca cumple lo que promete. Además el movimiento obrero ha de luchar para la creación de nuevos yacimientos de trabajo destinados a satisfacer las necesidades sociales de todo tipo mediante políticas e inversiones públicas. Ha de lograrse el tiempo sábatico, el derecho de rotación entre diversos trabajos, el derecho a simultanear trabajo y estudio, trabajo doméstico con trabajo asalariado o de asistencia social pública, sin pérdida de condiciones sociales y salariales, etc. No hace falta decir que la feminización del trabajo es una necesidad urgente, que debe ir acompañara por la multiplicación de guarderías y escuelas públicas, así como con la posibilidad de alternar tiempo de trabajo asalariado con tiempo de trabajo familiar, educativo, social, etc., como el transporte de niños a la escuela y demás.

Ninguna de estas reivindicaciones es irracional e irrealizable. Todo depende de la voluntad del poder existente, de los proyectos socioeconómicos mayoritarios y de la capacidad de las clases trabajadoras para derrotar la explotación burguesa o reducirla. Es decir, depende del resultado de la lucha de clases.


4.- Un segundo punto habla del reparto de la riqueza. En diversas movilizaciones sindicales se ha repetido que “no falta dinero, sino que sobran ladrones”. ¿Es así?

Dicho de esta forma tan abstracta, podríamos decir que es cierto que no falta dinero y que sobran ladrones. Es una denuncia pedagógica muy efectiva en un primer momento, pero tiene sus riesgos a medio y largo plazo porque refuerza la ideología reformista que presenta al capitalismo como una sociedad que puede ser mejorara con la acción moral, legal y parlamentaria, sin necesidad de la lucha revolucionaria. Antes de seguir tenemos que precisar dos cosas: una, que aquí y ahora usaremos el concepto “dinero” como sinónimo de “capital”, de “dinero acumulado en forma de capital”, para entendernos; y otra que el secreto de la frase radica en saber qué clase de propiedad de los medios de producción domina: propiedad capitalista o propiedad socialista. Naturalmente, hablamos de la propiedad de las fábricas, de los bancos, de los capitales, de las tierras, de las casas y de las infraestructuras, etc., y no de la pequeña propiedad de una familia trabajadora --el domicilio barato y sus electrodomésticos y algunos bienes de segunda necesidad, el coche utilitario, algunos ahorros pequeños cuando los hay, y apenas más.

Dicho esto, ocurre que la burguesía sostiene que no hay capital público, estatal, disponible para gastos sociales, para aumentar los salarios y reducir los impuestos indirectos, por lo que el pueblo trabajador ha de apretarse más todavía el cinturón. La burguesía dice que su derecho a su propiedad privada le exime de tener que entregar gratuitamente al Estado parte de su riqueza, de su dinero, para atender a las clases trabajadoras, para pagar la deuda pública, y para sanear la “economía de todos”. Ya que el sistema económico “es de todos”, según dice la burguesía, “todos” hemos de hacer los mismos esfuerzos para sacarla adelante, y en cualquier caso la burguesía tiene el derecho inalienable de prestar su capital al Estado con intereses altos. Si el Estado no puede garantizar el pago de los intereses y devolver el capital privado a sus propietarios burgueses, entonces éstos tienen el derecho de no prestarlo, de no invertirlo en la producción, de atesorarlo o invertirlo en la banca extranjera más rentable que la “nacional”, o de marcharse a otro Estado con su capital para no pagar a la “Hacienda nacional”. Por estas y otras razones, entre las que destaca la corrupción, el nepotismo, la economía sumergida, etc., cuando el Estado no se atreve a quitarle el capital a la burguesía, ha de pedirlo prestado a la banca internacional, a otros Estados imperialistas, a instituciones burguesas internacionales, claudicando ante intereses leoninos que terminan arruinando y endeudando al país, pero no a la burguesía.

En este sentido burgués, es cierto que “no hay dinero” mejorar las condiciones de vida y trabajo del pueblo, y que “hay poco dinero” para pagar las deudas internacionales que ha contraído el Estado. Peor aún, también ocurre que el Estado, ya bastante empobrecido, debe correr en auxilio de la burguesía cuando ella sola se ha endeudado con sus negocios sucios, con sus especulaciones de alto riesgo, etc. Para justificar esta inyección en vena capitalista de sangre obrera en forma de capital público, el Estado dice que “hay que salvar la economía nacional” pero a costa del pueblo trabajador y de las naciones oprimidas a las que saquea sin piedad. Con esa política de incondicional sumisión a la clase dominante, más temprano que tarde se agotan las reservas de capital público en cualquiera de sus formas, pero el capital privado es intocable porque es propiedad privada de esa clase dominante.

Como decimos, en este sentido capitalista es cierto que no queda ya “dinero”, pero en el sentido socialista sí queda “dinero”, y muchísimo, simplemente se trata de sacarlo de donde guarda la burguesía y de devolverlo al pueblo, de ponerlo a funcionar desde y para otra política socioeconómica. Ahora bien, uno de los obstáculos más insuperables que dificultan en extremo esta recuperación democrático-socialista de la riqueza es, entre otras cosas, la ideología reformista utópica que presenta a la riqueza como un robo, y al burgués con un ladrón que atraca, que roba al obrero. No es así. En realidad, el empresario compra la fuerza de trabajo del obrero, y la pone a funcionar. El trabajador realiza su parte del contrato: trabajar equis horas al mes, y al concluir cobra su salario, que es el precio que él ha aceptado por vender su fuerza de trabajo. Lo que ocurre es que esa fuerza de trabajo tiene, en el capitalismo, la virtud de producir más de lo que el trabajado cobra, y ese sobrante, ese plustrabajo, ese “valor añadido” por utilizar la terminología burguesa, le pertenece legalmente al empresario. Le pertenece por la legalidad burguesa que el trabajador asume y hasta defiende. Ocurre por tanto que en la sociedad burguesa, y en base a su ley y a su ideología, no existe robo por parte alguna sino simple, justa y legal compra-venta de la fuerza de trabajo, que es la unida propiedad privada que tiene el trabajador.

En realidad, dentro del capitalismo no existe robo sino explotación social. Para que existiera un robo por parte del empresario el obrero tendría que ser él el propietario de lo producido por su trabajo, el propietario de las camisas, y por tanto, tendría que ser el propietario de las máquinas y de todo el proceso productivo necesario para fabricarlas, etc. Y una vez siendo propietario, tendría que ser robado, atracado por el ladrón burgués. Pero los medios de producción, la mayoría inmensa del capital, son propiedad privada de una reducidísima minoría de la población. La propiedad es el producto de la explotación asalariada que no es vista como tal por el obrero, sino como simple contrato laboral entre ciudadanos iguales en derechos y en deberes pero desiguales en recursos. Sobre esta base falsa, asentada en el fetichismo, actúan en su reforzamiento otros instrumentos también propiedad de la burguesía, como son el Estado, la prensa, la educación, el parlamentarismo y la política reformista, etc., y las fuerzas represivas intervienen cuando estos y otros instrumentos fallan en el mantenimiento del orden explotador.

La ideología reformista opina por el contrario que al ser el empresario un ladrón, de lo que se trata es de convencerlo por las buenas, por la reforma moral y cultural, de que se devuelva pacíficamente lo que ha robado y de que no buena a hacerlo mal. Para ello hay que lograr la mayoría parlamentaria, acceder así al gobierno, reformar poco a poco al Estado para que deje de ser la cueva de los ladrones, y se convierta en el “Estado social de derecho”. Los ladrones que no sean convencidos por el buen ejemplo, deberán sufrir algunas restricciones de su libertad personal, a la vez que algunos recortes lentos de sus capitales hasta que todo lo robado sea devuelto al pueblo de manera pacífica. No hace falta decir que esta ideología reformista siempre ha beneficiado al capitalismo y ha llevado a la derrota al movimiento obrero y popular.

Por todo lo expuesto, la frase “no falta dinero, sobran ladrones” es pedagógicamente válida en un primer momento y entre personas explotadas que conocen todavía la realidad estructural del capitalismo, que no es un conjunto de ladrones individuales que se reúnen en su cueva, sino una relación social de explotación, opresión y dominación.


5.- Quizá la reivindicación más política sea “La democratización de la economía”. ¿Qué entiendes como “democratización de la economía” y como se puede desarrollar en la práctica?

Formalmente por “democratización de la economía” se entiende su funcionamiento según las decisiones tomadas mayoritariamente por la población. En su forma externa es una reivindicación inmediatamente asumible por y para amplios sectores populares que, como en el caso anterior, tienen una muy débil conciencia sociopolítica y desconocen la realidad sustancial del capitalismo. Esta reivindicación tiene la misma virtud pedagógica inmediata que la anterior, pero a la vez tiene sus mismos problemas a medio y largo plazo. Un ejemplo de su efectividad lo tenemos en el impresionante malestar popular que recorrió casi toda la UE cuando en 2010 los gobiernos burgueses negaron de facto su democracia parlamentaria para, sin consultar al pueblo, entregar miles de millones de euros a la clase dominante salvándola del atolladero. Toda la verborrea sobre democracia, derechos ciudadanos, etc., fue pisoteada sin contemplaciones imponiéndose la verdadera democracia burguesa, la de esta clase propietaria de las fuerzas productivas. Gran parte de las clases trabajadoras se dieron cuenta que se les estafaba y que se les “robaba un dinero” que había salido de su sudor, de su trabajo, un “atraco” que les empobrecía aún más y que enriquecía a la minoría dominante. Sin embargo, de nuevo, aquél malestar social innegable no logró derribar a los gobiernos “ladrones” aunque sí se expresó en bastantes movilizaciones de protesta.

Como venimos diciendo, hay varias razones que explican por qué y cómo la burguesía salió más o menos indemne. Una de ellas radica en la falta de contenido de clase, de sexo-género y de pueblo de la definición de “democracia”, palabra que viene del griego clásico y que da a entender el gobierno de la mayoría. Pero en la cultura esclavista griega la “mayoría”, que era minoritaria socialmente, vivía de la explotación esclavista, de la explotación de las mujeres y de los pueblos sometidos, y de las extorsiones e impuestos a los extranjeros, que no tenían los derechos de los hombres libres aunque sí sus obligaciones económicas. La democracia esclavista sobrevivió mal que bien, retrocediendo, en la Roma Republicana hasta ser exterminada como lo fue en la Grecia alejandrina. Y sobrevivió entre otras cosas aplastando resistencias esclavas con una brutalidad inhumana y salvaje, exterminando hasta la raíz pueblos y culturas, y maltratando a las mujeres como bestias de carga, objetos sexuales y parideras de soldados.

La “democracia”, en este sentido, tardó en reaparecer en Europa hasta las primeras comunas urbanas, villas y ciudades, allá por los siglos XII-XIII. Pero de nuevo se impuso el poder real de la minoría propietaria de los pequeños capitales comerciales, el poder de la naciente burguesía mercantil, que cedía algunos derechos a las clases trabajadoras urbanas porque las necesitaba para defender la ciudad de los ataques feudales y católicos, y para explotarles pacíficamente. Esta primera democracia comunal también se basó en la violencia interna y externa, en las armas como medio para conquistarla y defenderla. Su ventaja sobre la explotación campesina era tan grande, pese a las limitaciones impuestas por la burguesía mercantil, que se producía una huida permanente de campesinos a las ciudades. Pero la burguesía tuvo miedo del potencial de lucha de campesinos, trabajadores urbanos y artesanos, y, junto a otras presiones, terminó pactando con la reacción católico-feudal hasta que estallaron las contradicciones irreconciliables entre las fuerzas productivas capitalistas en ascenso y las relaciones sociales reaccionarias católico-feudales.

Se inició así desde el siglo XVII la tercera fase de la “democracia”, en este caso la de la burguesía revolucionaria que conquistó el poder político en cuatro Estados decisivos para la civilización capitalista como Holanda, Gran Bretaña, EEUU y Estado francés. De nuevo fue una democracia de las minorías propietarias que no dudaron en segar los cuellos de la nobleza pero también de las mujeres, de los trabajadores y de los pueblos oprimidos. A partir de la mitad del siglo XIX la burguesía tuvo más miedo a estas masas sojuzgadas que a sus viejos enemigos de clase, y empezó a retroceder, a aliarse con estos y a restringir y recortar los derechos concretos que tenía que conceder a la mayoría explotada cuando ésta presionaba con sus luchas. Ninguno de los derechos burgueses abstractos que todavía sobreviven ha sido conquistado sin movilizaciones ni presiones, sin luchas más o menos duras. Y cuando el pueblo se confía en las promesas, se paraliza en su lucha, entonces la burguesía reinicia sus ataques para restringir esos derechos o para anularlos si fuera posible.

Durante estas fases históricas de la “democracia” en abstracto siempre ha sido la clase masculina dominante la que ha monopolizado en los hechos y en la ideología la “democracia económica”. No puede ser de otra forma porque lo decisivo, el poder real, está siempre fuera de esta “democracia” y dentro del sistema de explotación, dentro del Estado tal cual existe en ese período histórico. Y el Estado y la propiedad privada, son las dos únicas cosas que ninguna clase dominante va a entregar jamás de forma pacífica a las clases explotadas. Cederá en asuntos insustanciales para su dominación, e incluso en algunos de cierta importancia como prestar el gobierno a fuerzas progresistas, pero nunca entregarles el Estado. Y siempre que cede algo, la burguesía debilita el poder efectivo del sistema parlamentario y refuerza el poder real de la burocracia, del Estado, de organizaciones empresariales legales o alegales, secretas y desconocidas por el pueblo, que deciden día a día lo que debe hacerse, mientras que el “ciudadano” sólo vota cada cuatro o cinco años sin poder controlar luego que ha pasado con su voto individual.

Solamente con la democracia socialista, es decir, con el contenido de clase obrera y de pueblo trabajador que de sentido a la “democracia”, sólo así se podrá llevar a la práctica una auténtica “democracia económica” porque, como en el resto pero a la inversa, ahora el poder real es el del Estado obrero. Ahora bien, además de esta diferencia cualitativa hay otra diferencia histórica elemental, y es que la democracia socialista asume las experiencias anteriores de poderes comunales, comunalistas y colectivistas que con muchos problemas y muchas derrotas a sus espaldas, reaparecen siempre que la humanidad trabajadora se organiza en defensa de su propiedad común precapitalista. La lucha comunal y comunera ha sido y es una constante esencial al margen de sus formas en cada pueblo y en cada época. La “democracia económica”, desde una visión socialista, no puede existir sin integrar estas experiencias en la medida de que existan.

Pues bien, ahora mismo, el movimiento obrero y popular que todavía no ha alcanzando una conciencia crítica de la explotación capitalista y del papel que en ella juega la “democracia” abstracta, puede y debe empezar a sus movilizaciones intentando aplicarla en su trabajo, lo que le irá desvelando una realidad hasta entonces oculta e invisible, y que poco a poco aparece como lo que es, la dictadura de clase burguesa disfrazada de “democracia”.


6.- El cuarto y último punto reivindica “El desarrollo democrático del ecosistema”, la armonía entre el desarrollo económico y la naturaleza. Estos días vemos que el desastre ecológico se ha hecho presente en Japón, y las revueltas populares de los pueblos árabes con ricos recursos energéticos han traído a primera plana el problema de la energía. Visto lo visto, ¿El desarrollo y la ecología son conceptos compatibles?

No voy a insistir ya en la necesidad de llenar de contenido el abstracto de “democracia”, en este caso de contenido ecologista porque creo que ya está dicho lo fundamental. Si existiera una “democracia económica” no existirían apenas centrales nucleares porque los pueblos sí saben la peligrosísima letalidad de muy larga duración de sus efectos contaminantes. La “democracia económica” es antagónica con el irracionalismo nuclear, y sin embargo la nuclearización es un componente elemental del capitalismo debido a la irrompible relación del militarismo con la energía y el aparato tecnocientífico. Lo que sí es necesario explicar que no puede haber “armonía” entre el “desarrollo económico” en su sentido capitalista y la naturaleza. La razón no es otra que el capitalismo necesita objetiva e inevitablemente mercantilizarlo todo, incluida la naturaleza, que es reducida a simple mercancía con un valor de uso y de cambio, y por ello con un precio sometido a los vaivenes de la irracionalidad del mercado y a la exigencia del máximo beneficio privado en el menor tiempo posible, sin reparar en sus efectos posteriores.

De hecho, la vida humana en cuanto tal y a partir de un determinado momento de su desarrollo productivo empieza a interferir sobre el desarrollo natural del ecosistema mediante tres procesos: uno, el consumo de energía en un mundo finito, problema que no es grave mientras la naturaleza en su conjunto repone esas energías anulando la ley de la entropía debido a que la Tierra es un sistema abierto inserto en el cosmos. Dos, la producción de desperdicios y contaminantes de muy larga duración que terminan desbordando la capacidad de reciclaje y de carga de la Tierra , lo que genera efectos sinérgicos que tienden a ser incontrolables y desastrosos. Y tres, la síntesis de los dos procesos anteriores que se está produciendo innegablemente desde la segunda mitad del siglo XX y que nos acerca al límite de la catástrofe socionatural.

Sabemos que las economías campesinas antiguas, tributarias, esclavistas, feudales, etc., llegaron a dañar muy seriamente zonas enteras del planeta, desertizando algunas de ellas con efectos catastróficos sobre famosas civilizaciones precapitalistas. Y también sabemos que algunas de estas culturas tomaron conciencia, en la medida de sus límites, del daño que estaba infringiendo a su entorno, intentando reducirlo. De hecho, una de las razones de los pueblos precapitalistas para defender sus propiedades comunales era y es que las invasiones capitalistas aceleran la destrucción de la naturaleza, que estos pueblos intentan ralentizar y hasta recuperar. Como hemos dicho, la democracia socialista asume los valores comunalistas, lo que le debe llevar a asumir también los valores de conservación de la naturaleza que se mantienen, con todos sus problemas, en estas culturas. De esta forma vemos la continuidad e interrelación de todas las reivindicaciones progresistas de los pueblos que de algún modo se enfrentan al capitalismo, pero hay que decir que el argumento fundamental a favor del “desarrollo democrático del ecosistema” no es éste, aun siendo válido, sino el antagonismo insoluble entre el capital y la naturaleza.

Por “desarrollo” entendemos el automovimiento de la materia, su evolución dialéctica de lo más simple a lo más complejo, de lo viejo a lo nuevo, de lo inorgánico a lo orgánico, del sistema límbico al pensamiento científico-crítico, de la reducción progresiva y progresista del tiempo de trabajo necesario y sobre todo del explotado para aumentar el tiempo libre y propio, del ahorro progresivo de energía, etc. Materia y movimiento son una misma realidad y el desarrollo es una de sus formas de expresión. Ahora bien, esta definición no debe extrapolarse más allá de su contenido de categoría filosófica imprescindible para desnaturalizarla, por ejemplo, con esa trampa reaccionaria llamada “desarrollo sostenible”, término anticientífico ideado por ayudantes del genocida en serie Kíssinger. En 1974 la comunidad científica y ecologista defendía en Máxico como válido el concepto de “ecodesarrollo”, pero EEUU por boca de Kíssinger, presionó para que se cambiase por el de “desarrollo sostenible”, que era aceptado por el desarrollismo feroz yanqui de la época, y que fue utilizado como “argumento científico” para aplastar por todos los medios los movimientos de defensa de la tierra que crecían en los pueblos empobrecidos al calor del aumento de sus guerras revolucionarias antiimperialistas.

Me he limitado a este solo ejemplo porque es suficientemente aclarativo en dos cuestiones decisivas: una, las interconexiones entre el imperialismo y la crisis ecológica, y otra, la cobardía colaboracionista de buena parte del “mundo ecologista” hacia las órdenes del capitalismo. Ambas cuestiones nos muestran cómo funciona la “ecología oficial”, de qué poder depende y cobra, y cual es la valides científica y ético-moral de sus tesis. En estos días, a raíz del terremoto en Japón y las luchas populares de los pueblos musulmanes africanos estamos viendo cómo la industria militar-nuclear redobla su propaganda y sus ataques bélicos mezclando mentiras desinformativas con ideología burguesa sobre derechos humanos abstractos, sin olvidar dosis de ecocapitalismo y capitalismo verde.

La categoría filosófica de desarrollo sirve para demostrar cómo la aparición de un poder social explotador, el capitalismo, dotado de ingentes fuerzas destructivas y de una irracionalidad global, acelera la separación de la especie humana con respecto a la naturaleza, su escisión y extrañamiento, y a la postre su oposición suicida. Con el concepto de “progreso” sucede todo lo contrario: es un concepto que favorece al imperialismo si no se admite que también existe el retroceso social, la derrota y la vuelta a situaciones de explotación, una regresión resultado de la lucha de clases. El “progreso” se usa como forma de desprecio a los pueblos empobrecidos, como forma de presión para que claudiquen ante la civilización burguesa, como obligación ética y política de aceptar los valores del capital.

Es una necesidad urgente del movimiento revolucionario volver a integrar a la especie humana dentro de la naturaleza de la que ha nacido y a la cual pertenece. La reintegración ha de hacerse a la fuerza respetando las leyes de la evolución natural, del inestable equilibrio entre los componentes de la totalidad natural, y revirtiendo cuanto antes los terribles efectos causados por el capitalismo. Ahora bien, esto vuelve a plantear la cuestión clave del poder político.


7.- A Iñaki Gil de San Vicente se le presenta como “pensador marxista” y sus conferencias y escritos reflejan el carácter revolucionario de esa ideología. Sin embargo, Herria Abian es una plataforma amplia por el cambio social que versa sobre cuatro puntos básicos, o mínimos si se quiere. ¿Cómo se relaciona la ideología marxista revolucionaría con las reivindicaciones básicas que defiende Herria Abian?

No soy un “pensador marxista”, pretendo ser un revolucionario marxista que lucha por la independencia socialista de Euskal Herria, y que, en esta entrevista, tiene el objetivo de enlazar la crítica marxista con las formas de acción y con las reivindicaciones de los sectores populares menos formados teóricamente. Por desgracia, cuando la formación política y teórica es débil, la capacidad y decisión de lucha, firme al comienzo, termina debilitándose porque esa conciencia poco formada es presa fácil de la ideología burguesa. Los movimientos populares como Herria Abian, que intervienen preferentemente entre estos sectores, han de cuidar con extrema finura la interacción entre el rigor teórico imprescindible que tienen que tener sus militantes más responsables y las formas pedagógicas adecuadas para elevar el nivel de praxis de las diversas capas de activistas, y a la vez, para seguir expandiendo el movimiento e integrando y atrayendo a más y más sectores populares. En esta tarea sigue siendo enormemente eficaz la distinción marcada por Lenin en su obra “¿Qué hacer?”, entre las diferentes formas de agitación y formación existentes, dentro de una perspectiva común y unitaria.

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