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domingo, 28 de febrero de 2010

México: Nuevas protestas por Jóvenes asesinados por el Ejército Colombiano en Sucumbíos...


Periódico La Jornada
En la víspera de que se cumplan dos años del asesinato de cuatro estudiantes mexicanos durante un ataque del ejército colombiano contra un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) instalado en Ecuador, los padres de los jóvenes no han encontrado justicia y el gobierno mexicano "ha sido indolente ante esta tragedia".

La Asociación de Padres y Familiares de las Víctimas de Sucumbíos realizarán la segunda Jornada internacional de protesta por las víctimas de Sucumbíos, con manifestaciones en embajadas de Colombia en México y otros países, para exigir justicia.

El primero de marzo de 2008 el ejército colombiano atacó un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano. En el lugar fallecieron más de 20 personas, entre ellas Raúl Reyes, uno de los líderes de la guerrilla. En el sitio se encontraban cinco estudiantes mexicanos de visita por "investigación social".

Los fallecidos eran Verónica Velázquez Ramírez, Soren Ulises Avilés Ángeles, Juan González del Castillo y Fernando Franco Delgado. La única sobreviviente mexicana es Lucía Morett Álvarez, sobre quien pesan procesos judiciales en Colombia, Ecuador y México por presuntos delitos relacionados con el terrorismo.

Álvaro González, padre de una de las víctimas, sostuvo que a dos años del hecho "no hay ningún viso de justicia. El gobierno de México ha sido totalmente indiferente; se acerca más al asesino presidente colombiano Álvaro Uribe. No hay respuesta de la administración de Felipe Calderón; hace una semana intentamos entregar una carta en Los Pinos, pero no se nos permitió entrar. Nos atendieron en la calle, por lo que decidimos no entregarla. Esa actitud contrasta con la del presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien nos ha recibido y escuchado, como en Cancún, durante la reunión de presidentes de América Latina y el Caribe", la semana pasada.


González informó que este lunes, familiares, estudiantes y organizaciones civiles realizarán un mitin en la embajada de Colombia en México y posteriormente marcharán hacia la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Señaló que durante la reunión que sostuvieron con Correa en Cancún éste les informó que Colombia no ha cooperado con datos para resolver el caso. Además, se comprometió a que, en la medida de lo posible, les brindará toda la información que tenga su gobierno, para que las familias hallen justicia.
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Cuba: Debaten sobre actuales prioridades y retos de la UJC

Pausides Cabrera Balbi / Gramma
Prioridades del presente y retos de la militancia juvenil fueron identificados y sometidos a debate hoy, en una Asamblea Municipal de la UJC, del municipio La Lisa.

Durante la reunión, 198 delegados del territorio analizaron deficiencias y coincidieron en los objetivos de trabajo que tienen que marcar el rumbo de la organización.

Uberlandy Arias Carrión, de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), centró su intervención en la necesidad de incentivar en la juventud la discusión sobre temas financieros, y de que se interiorice la importancia de la economía para mantener las conquistas de la Revolución.

Asimismo, recalcó el papel que deben jugar los secretarios generales para enriquecer las reuniones ordinarias, desterrando formalismos, improvisaciones y propiciando que cada quien conozca qué tarea debe enfrentar.

Yusnel Triana, del Laboratorio de Insulina, relató las acciones emprendidas por su comité de base para educar a los jóvenes en el estudio minucioso de cada proceso tecnológico, con el fin poder influir en el ahorro de portadores energéticos y la sustitución de importaciones.


Representantes de centros educacionales reconocieron la necesidad de elevar la calidad de la docencia, así como también de incentivar la formación vocacional desde las escuelas primarias, con énfasis en la captación hacia los sectores educacional y productivo.

Oscar Treto Cárdenas, funcionario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, convocó a la UJC a iniciar acciones capaces de crear nexos entre las escuelas y el sector productivo, tarea que definió clave para la economía presente y futura de la nación.

También llamó a un protagonismo superior todos los días y en todos los espacios, y señaló que no basta con identificar los problemas, sino que además la militancia tiene que ser capaz de aportar o sugerir soluciones.

Naima García Cabarroca fue ratificada como primera secretaria de la organización en el municipio.

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La educación popular como modelo educativo para la liberación del hombre y de la sociedad explotadora


Por: Argisay Molina

En la modernidad surge una nueva concepción de la ciencia y métodos de investigación, dicho termino “modernidad” fue utilizado por primera vez por Jean Jacques Rosseau en el sentido de aludir a un nuevo orden de plenitud.

El orden civilizatorio moderno se organiza de manera piramidal y jerárquica de manera militar, en el que cada persona debe integrarse para cumplir una serie de tareas o funciones instituidas en una cadena de mando, para que dicho sujeto se realice debe obedecer y someterse a esta cadena de mando obedeciendo a su superior. Esto lo hace un sujeto disciplinado que alcanzara su felicidad en el cumplimiento de sus funciones.

“Esas funciones que el individuo debe cumplir dentro de la organización son tareas especializadas, movimientos controlados que se desarrollan dentro de las coordenadas tiempo, espacio y masa por lo tanto estas se convierten en parámetros de lo verdadero y es así como los discursos, que se basan en ellas, se tornan en validos y legítimos, comenzando por el de la física clásica newtoniana, hasta llegar a las ciencias sociales cuando Augusto Comte llama a la sociología “física social”. (Iván Hurtado, Josefina Toro. Paradigmas y métodos de investigación)”

La escuela que se abandera bajo el positivismo promulga una concepción apolítica de la vida ello coarta a la participación del sujeto en su espacio social, pero la escuela crítica crea un ambiente político dentro y fuera de la escuela ya que la política es la base fundamental de la sociedad donde se desenvuelven los individuos.

La educación de carácter liberadora es la herramienta de construcción de la conciencia crítica que conducirá a una praxis transformadora de la realidad, con la finalidad de derrumbar la estratificación jerárquica del ámbito social en forma piramidal que se reproduce en todos los espacios ya sean: educativos, laborales, culturales entre otros, creando así las condiciones de explotadores y oprimidos.


A menudo el sujeto inicia cuestionándose a sí mismo como miembro de un grupo o proceso social (incluyendo religión, identidad nacional, normas culturales o roles establecidos). Después de alcanzar un punto de revelación en el que empiezan a ver a su sociedad como algo profundamente imperfecto se les alienta a compartir este conocimiento en un intento de cambiar la naturaleza opresiva de la sociedad.

El capitalismo en su esencia constituye más que un modelo económico, ya que el mismo es también un modelo de dominación social, mundial, cultural, educativo entre otros, el mismo constituye una división de la sociedad en clases, donde cada clase tiene una tarea dentro del espacio social, donde los proletarios venden su fuerza de trabajo a la clase burguesa, la cual posee los medios de producción. Esta estructura piramidal de jerarquías sociales se reproduce en todos los espacios sociales.

La escuela no se escapa de este flagelo, debido a que la misma funciona como el ente garante de la continuidad y perpetuación del sistema capitalista, para ello la escuela se convierte en un aparato de reproducción ideológica del estado capitalista. El orden civilizatorio moderno capitalista se organiza de manera piramidal y jerárquica, en el que cada persona debe integrarse para cumplir una serie de tareas o funciones instituidas en una cadena de mando, para que dicho sujeto se realice debe obedecer y someterse a esta cadena de mando obedeciendo a su superior. Esto lo hace un sujeto disciplinado que alcanzara su felicidad en el cumplimiento de sus funciones.

De esta manera el paradigma positivista que surge en la modernidad que en esencia es la fundamentacion teórica de la educación tradicional, y reproduce en rasgos generales a nivel estructural organizativo de la escuela, donde prevalece el ámbito burócrata en la repartición de cargos y funciones, a modo singular esta estructura se reproduce en el salón de clases.

A través de la estructuración de la organización de la escuela observamos el modelo teórico del estructuralismo y el funcionalismo como paradigmas positivistas en la organización administrativa de las escuelas. Estas estratificaciones sociales antes explicadas crean una especie de autoritarismo en los sujetos que devengan ciertos cargos que están por encima de otros sujetos, y como esta característica se reproduce en todos los espacios sociales sin exceptuar la escuela entonces este modelo educacional tradicional de corte positivista crea una contradicción en el hecho educativo ya que el mismo crea una contradicción en las naciones democráticas ya que educa para el autoritarismo y no para la democracia.

Las evaluaciones de carácter cuantitativas, para medir el supuesto rendimiento del alumno, esta concepción nace con el neo positivismo en el momento en que los defensores de dicha postura asumen que los fenómenos sociales deben ser medidos con ciencias puras como la física y la matemática transformando las complejidades sociales en cuestiones binarias procedentes de la lógica aristotélica matemática, dejando así las complejidades del ser humano a una cuestión gris.

Como sabemos el positivismo en esencia tiene una visión fenoménica de la realidad, donde la apariencia del fenómeno es lo primordial y los estudios de un fenómeno determinado se hacen solo a través de su apariencia, es en este momento donde la dialéctica marxista en su categoría esencia y fenómeno que nos esboza “Cuando observamos un objeto lo primero que llama nuestra atención es su apariencia externa: el color, la configuración, etc. Estas características son el fenómeno. Luego de estudiar este fenómeno penetramos a las propiedades esenciales, para entender sus funciones, la composición y su destino, a ello llamamos fenómeno”. El carácter fenoménico del positivismo se queda en una visión externa de las cuestiones. Para una justificación de esta educación positivista de carácter capitalista se crea una psicología positivista llamada conductismo que se afianza como fundamento pedagógico de la educación positivista donde solo se espera provocar un estimulo para provocar una respuesta y se estudia solo la conducta del ser humano.

“Referirse a la realidad como algo detenido, estático, dividido y bien comportado o en su defecto hablar o disertar sobre algo completamente ajeno a la experiencia existencial de los educandos deviene, realmente, la suprema inquietud de esta educación”

Una característica actual de la educación es la narración y memorización excesiva que se presentan en las aulas, pero no se analiza la esencia de ello, por ejemplo: 1945 marca el fin de la Segunda Guerra Mundial, pero se desconoce cómo este hecho influyó en nuestras vidas y las relaciones que establecemos en lo cotidiano, por el contrario, simplemente se retiene la fecha. Esta situación, Freire la concibe como si los alumnos fueran unos recipientes en los cuales se depositan los conocimientos, así, el maestro es un depositario y los conocimientos son los depósitos que realiza cotidianamente. La concepción bancaria de la educación pretende transformar la mente de los individuos para que se adapten mejor a las situaciones reales y así poder dominarlos con mayor facilidad. Cuando más pasivos sean, proporcionalmente se adaptarán, por lo tanto, se disminuye su creatividad, estimulan la inocencia, lo cual crea las condiciones para que los opresores surjan como sujetos generosos.

“Los jóvenes no pueden elegir libremente su profesión, porque las condiciones de nacimiento del hombre predeterminan su profesión, así como, en sentido general, su concepción del mundo”. Carlos Marx.

Como ya se esbozo sabemos que la estratificación en clases persiste en el ámbito social y es de carácter determinante en los sujetos, por ello Marx hace la anterior disertación.

Por ello el llamamiento a la liberación es de carácter general y lo comenzamos por el ámbito educativo ya que el mismo constituye los polos fundamentales de establecimientos de las naciones como lo decía Bolívar.

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sábado, 27 de febrero de 2010

El Caracazo: Cuatro millones de balas se dispararon contra un pueblo desarmado


Emma Grand ABN

Alexis viajó de Portuguesa a Caracas el 28 de febrero de 1989. Su madre lo había llamado por teléfono desesperada porque ese día había corrido la noticia de que estaban liberando a los presos del Retén de Catia para masacrarlos a la entrada del internado, donde su otro hijo cumplía condena. Ya se hablaba de una gran cantidad de reclusos muertos.

“Cuando traté de acercarme al retén, junto a otras personas, para averiguar sobre nuestros familiares presos, nos dispararon”, cuenta Alexis, quien después acudió con su madre a la Fiscalía General de la República para buscar el nombre de su hermano en los listados de los asesinados en las cárceles venezolanas.

Para alivio de Alexis y su progenitora, en las interminables listas de internos muertos, el nombre de su familiar no apareció. Y es que en medio de la reyerta, él prefirió no intentar salir del extinto retén, por lo que sobrevivió a la masacre. Seis años después obtuvo la libertad.

“Había una gran cantidad de muertos que ni siquiera se sabe dónde los enterraron. Me imagino que en La Peste, que fue el gran cementerio que se creó aquí durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez (CAP)”, recuerda Alexis.

Una situación similar ocurrió en esos días en otros puntos de la ciudad contra familias enteras. Ejemplo de esto lo pueden corroborar los habitantes de la parroquia 23 de Enero, quienes debieron resistir por casi una semana a las balas que disparaban contra ellos los efectivos del Ejército y de la Policía Metropolitana (PM).

“Cuando el gobierno de CAP decretó el toque de queda nos pusieron un tanque de guerra frente al Bloque Uno con militares adentro”, cuenta Tirsia, habitante de Monte Piedad.

Tanto fue el miedo que se impuso durante esos días que el apartamento de muchas personas se redujo al espacio del baño, a un estrecho pasillo o a un rincón de la sala, donde pernoctaban, para no ser alcanzados por las balas. “Uno no se podía ni asomar por la ventana, hubo apartamentos que los dejaron como un colador de las balas”, comenta Tirsia.

“En esos días me asomé para guindar ropa en el tendedero. Cargaba puesto un reloj que brillaba con el reflejo del sol. Seguro la policía y el Ejército pensó que era un arma y por eso me dispararon. La bala me pasó cerquita, pegó en la pared y saltó. Un pedazo de la pared se introdujo en mi brazo”.

Para comprar alimentos, los habitantes de los bloques debían salir muy temprano para hacer las colas detrás de un camioncito de comida que se apostaba en la Avenida Sucre “y cuando el ejército y los efectivos de la PM empezaban a disparar teníamos que correr. Eso fue terrible, eso fue una cosa que no puede volver más nunca”.

El tanque de guerra desapareció de la vista de los habitantes de la parroquia el 06 de marzo de 1989, el día del cumpleaños de su hijo mayor, recuerda Tirsia.

Estos testimonios, contados 21 años después del estallido social conocido como El Caracazo, recogen la represión del ejército y la policía contra el pueblo que salió a las calles para protestar las medidas económicas implementadas por el gobierno de CAP, el acaparamiento de productos de primera necesidad y las alzas desmedidas en los precios.

Fueron cuatro millones de proyectiles los que se descargaron contra un pueblo desarmado, según refleja una investigación realizada por la revista Sic, del Centro Gumilla, lugar en el que confluyen religiosos jesuitas formados en diferentes disciplinas, profesionales laicos dedicados tanto al mundo académico como al empresarial, y líderes de organizaciones populares y de la sociedad civil.


El paquete de CAP

El 16 de enero de 1989 Carlos Andrés Pérez asumió por segunda vez la Presidencia de la República, alertando a los venezolanos que ha recibido un país en quiebra y que había que “apretarse el cinturón”.

Un artículo de la revista Sic, de marzo de 1989, refiere que la toma de posesión del presidente Pérez dejó a los venezolanos una imagen difícil de digerir, pues “la austeridad predicada y necesaria brilló por su ausencia”, además de los anuncios de las medidas económicas a implementar.

Parte del paquete económico del gobierno de CAP, de 1989, establecía la liberación de los precios y de las tasas de interés, aumentos en el precio de la gasolina (en 100%), de las tarifas de electricidad y teléfono (en 50%), así como la eliminación de subsidios y del control de cambio.

El paquete también contemplaba endeudamientos adicionales con el Fondo Monetario Internacional (FMI), restricción de las importaciones e incentivos para las actividades exportadoras, entre otras medidas, cuyo impacto se compensaría con un aumento salarial del 30% en el sector público, extensible al sector privado por convenios a negociar.

Estas medidas buscaban someter a la economía al rigor de las fuerzas del mercado, donde los precios los determinaría el juego de la oferta y la demanda. La soberanía de las decisiones económicas nacionales quedaría a merced del FMI.

“Un auténtico paquete para los sectores medios empobrecidos de Venezuela. No hay que ser muy sagaz para prever las consecuencias sociales de estas medidas: acentuación de la pobreza y la agudización de las ya escandalosas diferencias sociales en el país”, sentenció el editorial de Sic de enero-febrero de 1989.


Días previos al estallido social


Esperando la liberación de los precios, los industriales y comerciantes mantenían acaparados algunos productos de primera necesidad. Los principales titulares de la prensa nacional de los dos primeros meses del ‘89 destacaban la ausencia de leche, café, sal, arroz, azúcar, papel higiénico, detergente y aceite de los anaqueles de los abastos y supermercados de todo el país.

“Cinco horas para comprar dos potes de leche popular”, era uno de los titulares de esos días del diario El Nacional.

Aunada a esta situación de acaparamiento, el asesinato del estudiante de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Dennis de Jesús Villasana Montaño, por parte de dos funcionarios de la PM, generó protestas en esta casa de estudios.

En la primera manifestación por la muerte de Dennis, falleció el empleado de la Facultad de Medicina de UCV, Carlos Yépez, a consecuencia de una bala en la cabeza disparada por otro efectivo de la PM.

La Universidad de Carabobo y la Universidad de los Andes se sumaron a las protestas en solidaridad por la muerte del estudiante y del empleado de la UCV, y en rechazo al denominado “paquetazo” de CAP.

El ministro de Educación de Pérez, Gustavo Roosen, había anunciado que dentro de las medidas económicas de ese gobierno estaba contemplada la privatización de la educación superior, y que los maestros no serían beneficiados con el decreto de aumento salarial del 30%, lo que generó también disgustos en el gremio y un paro de 48 horas.


El Caracazo

El aumento del precio de la gasolina se estableció el domingo 26 de febrero. Ante esto, los transportistas le exigieron al gobierno incrementar el costo del pasaje. Y así se dio: se les concedió un 30%, pero al siguiente día los usuarios se encontraron con un incremento de hasta un 80%.

El 30% del aumento salarial decretado por CAP aún no se había concretado para los empleados públicos, y Fedecámaras sólo querían negociar 6% del aumento en el sector privado. Ese lunes se generaron las primeras protestas, que se acentuaron en la ciudad capital, y que se conocieron posteriormente como “El Caracazo”.

El diario El Nacional describió lo que sucedió el 27 de febrero en una fotoleyenda de la siguiente manera: “Una ola de violencia y agitación sacudió ayer el país, en protesta por el alza de las tarifas de pasajes, gasolina y alimentos”.

Todo empezó en los alrededores del Nuevo Circo, cuando los usuarios de la ruta Caracas-Guarenas-Guatire se enteraron de las nuevas tarifas que deseaban imponer los choferes, mucho más altas que las aprobadas por el nuevo gobierno, y aún no publicadas en Gaceta Oficial.

Desde las 6:00 de la mañana decenas de pasajeros decidieron tomar la Avenida Lecuna, para protestar el alza, hasta la Avenida Bolívar, narró en un artículo Fabricio Ojeda, periodista de El Nacional, el 28 de febrero de 1989.

A medida que pasaba la tarde, seguía aumentando el número de personas que salían de sus casas espontáneamente para protestar. Todos los comercios cerraron sus puertas. En varios puntos de la ciudad se reportaban saqueos a camiones de comida y supermercados.

La situación se agudizó con la quema de autobuses y, en horas de la tarde, la PM ya había recibido instrucciones de reprimir.

El periodista de El Nacional Humberto Álvarez describió la situación de la siguiente manera: “En una acción de protesta por el alza inusitada del pasaje, el pueblo de Guarenas se lanzó ayer a la calle, saqueó y quemó más de 100 comercios, incendió 10 vehículos causando pérdidas millonarias, a la vez que colocó barricadas y mantuvo durante 7 horas incomunicada a Caracas con el oriente del país”.

El ministro de Defensa del gobierno de CAP, Italo del Valle Alliegro, anunció la noche del 28 de febrero, por decreto número 49, la suspensión de las garantías constitucionales.

Los derechos a la libertad y seguridad personal, a la inviolabilidad del hogar doméstico, a transitar libremente por el territorio nacional, a la libertad de expresión, a reunirse en público y a manifestar pacíficamente estuvieron suspendidos en esos días.

En una nota de marzo de 1989, el semanario Tribuna Popular denunció los abusos criminales perpetrados por efectivos de las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN): “Hechos que cabe atribuir no ya al nerviosismo o la inexperiencia de algún recluta, sino a una decisión de castigar de la manera más violenta a un pueblo que protesta, legítimamente, ante una situación insostenible e insoportable de degradación de sus niveles de vida”.

En el editorial del semanario se agregó: “No pueden existir excusas, en un régimen que se proclama democrático, para el ametrallamiento de edificios, bloques, ranchos y barriadas enteras”.

Por otro lado, el editorial de Sic de abril de 1989 también describió los sucesos de entonces: “Durante la semana del 27 el pueblo actuó desarmado… La cuestión no eran los ricos sino las cosas que necesitaban y con las que siempre habían soñado y en definitiva la cuestión eran las reglas de juego que no sólo los condenaban en el presente sino que les mataban la esperanza”.

CAP refirió que el estallido social se debió a una guerra de los pobres contra los ricos, cuando en realidad la protesta se produjo porque el pueblo estaba pasando hambre: familias venezolanas se alimentaban con “perrarina” y a los más pequeños les hacían teteros con agua de espaguetis.

El editorial de la revista SIC continúa así: “Los de mayor poder adquisitivo, sin embargo, se vieron a sí mismos como los enemigos del pueblo: unos abandonaron inmediatamente el país, o al menos pusieron a sus hijos a salvo, y otros se aprestaron militarmente para la autodefensa. No hubo, claro está, ningún ataque del pueblo, como habrían señalado altos funcionarios de aquel gobierno.

La arremetida vino por la acción combinada de la policía y el Ejército porque el enemigo era el pueblo. De hecho, todos los muertos eran civiles. Se dispararon más de cuatro millones de balas. Porque el objetivo no era controlar la situación sino aterrorizar de tal manera a los vencidos que más nunca les quedaran ganas de intentarlo otra vez”, citó el editorial de Sic.


Las víctimas de un brutal genocidio

Según la cifra oficial emanada por el gobierno de CAP, los sucesos de febrero y marzo de 1989 dejaron un saldo de 276 muertos, numerosos lesionados, varios desaparecidos y cuantiosas pérdidas materiales.

Sin embargo, estos números de víctimas quedaron desvirtuados por la posterior aparición de fosas comunes como La Peste, en el Cementerio General del Sur, donde aparecieron otros 68 cuerpos sin identificar, fuera de la lista oficial.

“Nunca pudo conocerse la cifra exacta de civiles muertos en estos sucesos”, según se cita en el portal del Comité de Familiares de las Víctimas (Cofavic), de los sucesos ocurridos entre el 27 de febrero y los primeros días de marzo de 1989.

En esta organización no gubernamental sólo se reunieron 42 familiares de fallecidos y desaparecidos y otras tres víctimas que quedaron incapacitadas, no obstante, la cantidad de civiles masacrados el 27 de febrero de hace 20 años y los días que siguieron es incalculable. De hecho, se habla de entre 2.000 y 3.000 personas asesinadas, aunque el entonces ministro Ítalo del Valle Alliegro contaba poco más de 300.

En el libro Desaparición Forzada, sus autores, Yahvé Álvarez y Oscar Battaglini, señalan que las acciones por parte del gobierno de CAP el 27 de febrero alcanzan proporciones que las acercan al más brutal genocidio de la historia venezolana.

Un fallo de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, 10 años después de la masacre al pueblo venezolano, ordenó al Estado venezolano indemnizar a los familiares de 45 personas asesinadas durante la revuelta social, todas representadas por Cofavic.

Todavía no se conoce el número exacto de muertos, heridos y desaparecidos en esos día de febrero y marzo de 1989. Aunque los hechos ocurrieron mucho antes de su mandato, el Gobierno del presidente Hugo Chávez reconoció la responsabilidad del Estado venezolano y en el año 2006, a través de su Ministerio de Interior y Justicia, anunció mecanismos para indemnizar también a las víctimas que no tuvieron acceso a la Corte Interamericana.

Fuente: http://abn.info.ve/noticia.php?articulo=222251&lee=4

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Rusia, un país envejecido y venido a menos


Konstantin Schepin Moskprf.ru

Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S. Comín

Por muchas vueltas que se le quiera dar, el descenso demográfico de Rusia continúa. Durante todos estos años, el PCFR, desde la oposición, ha venido exigiendo constantemente que el gobierno variase el curso que condena al país a un callejón demográfico sin salida. Es absolutamente evidente que la pérdida de población no solo no permitirá a Rusia convertirse en un país floreciente y potente, sino que puede incluso llevar al país a la desintegración.

El país envejece y va a menos, tenemos 38 millones de jubilados, 12,5 millones de minusválidos y casi 6 millones de drogodependientes. Entre los países del BRIC (Brasil, Rusia, India, China), el problema del envejecimiento de la población es especialmente acusado en Rusia, donde por cada persona en edad de trabajar tenemos 1,3 pensionistas, y un 17% de la población total es mayor de 60 años.

El crecimiento de población se detuvo a partir de 1991 (comienzo de las nefastas reformas). Ahora la tasa de mortalidad supera en 1,5 veces a la de natalidad. Cada año perdemos unos cuantos cientos de miles de personas. Como resultado, el número total de población no para de decrecer: de los 148’9 millones que teníamos en 1993, hasta los 141’9 millones de abril de 2009 (según cifras del Instituto de Estadística de Rusia).

En la mayoría de los países desarrollados la tasa de mortalidad desciende y la esperanza de vida aumenta. En Rusia nada de eso sucede. Nuestra tasa de natalidad, al igual que en muchos otros países de Europa no es alta, el coeficiente de fertilidad (CF: cifra media de nacimientos por mujer) en 2008 era de 1’49, en el mundo era de 1’61. El coeficiente más bajo lo tenía Macao con 0’9. En condiciones de baja mortalidad, el CF mínimo para simplemente asegurar el relevo generacional no debe ser inferior a 2’15. Sin embargo en Rusia aparte de una baja tasa de natalidad tenemos un alto índice de mortalidad, especialmente ente los hombres. Los indicadores de mortalidad masculina, relacionada con el alcoholismo, los asesinatos, suicidios, malas condiciones de vida y problemas de salud, están batiendo todos los records.

Las investigaciones del Instituto de demografía de Moscú señalan que uno de cada tres hombres muere entre los 20 y los 60 años. La esperanza media de vida entre los hombres en Rusia es a día de hoy de 61,4 años (en las mujeres 73), mientras que en los años sesenta era de 63,8 años. En los países industrialmente desarrollados es de 75. La alta mortalidad entre los hombres se explica principalmente por las malas costumbres: dependencia alcohólica, tabaquismo. Consecuencia de todo ello es que la esperanza de vida de los hombres en Rusia es inferior incluso a la de países tan pobres como Bangladesh. Un hombre sano y fuerte es el principal soporte de la familia, es el “muro de piedra”, tras el que una mujer se sentirá segura y no tendrá miedo de tener 2 ó 3 hijos.

Vemos además una insuficiente asignación para la salud: en el 2007 Rusia destinó a estos fines el 4,25 del producto interior bruto (El PIB total es de 1.100.000 millones de dólares).

Como información: en la URSS este indicador suponía el 4% del PIB (entre 2,2 y 2,6 billones de dólares), y en los países occidentales se destina de media entre el 8 y 10% del PIB, lo que equivaldría a 2 mil, 2.500 dólares por persona y año, en comparación con los 340 dólares de la Rusia actual.

Aunque en honor a la verdad hay que señalar, que en lo concerniente a cuidados de salud, teniendo en cuenta todos los factores que intervienen en el mantenimiento de la salud de la persona, estos suponen el 10-15%. Luego hay entre un 15-20% de predisposición genética hacia determinadas enfermedades. Pero el 60-65% principal estaría determinado por la calidad de vida, una alimentación adecuada, el estado del medio ambiente, la seguridad en el trabajo, el estado de las carreteras, el estrés, el nivel de moralidad en la sociedad y la cultura de la persona. Es decir, en Rusia la principal causa de la alta tasa de mortalidad es la situación socio-económica existente.

Por supuesto no es una situación que haya surgido de manera espontánea, sino como consecuencia de un sistema social injusto y del curso que ha seguido el gobierno. Nuestro pueblo se ha convertido en rehén de un rumbo liberal-monetarista, causante de una colosal estratificación social, desempleo y miseria. A lo largo de estos años de reformas, el salario medio real se ha reducido en casi 2,5 veces, y la renta per cápita en 2 veces. Hoy en el país hay cerca de 40 millones de personas viviendo en el umbral de la pobreza.

Tras ese criminal saqueo, denominado privatización, el estado perdió los medios a su alcance (solo queda un 10% de propiedad estatal) y el actual gobierno liberal, incluso si quisiera hacerlo, simplemente no tendría cómo estimular la modernización de la economía, sustituir los medios técnicos de producción obsoletos y la maquinaria, de sufragar los niveles necesarios de salud, la alimentación infantil, las prestaciones sociales.

La crisis financiera mundial no hace sino agudizar el problema de las pensiones en Rusia, ya que la recesión económica en los EE.UU. y Europa, ha acarreado una disminución en la demanda de petróleo y gas, nuestras exportaciones principales, de cuyos ingresos dependíamos para cubrir el déficit del sistema de la seguridad social, calculado en un 1,5% del PIB.

En su “Concepción de la política demográfica” desarrollada en el 2007, el gobierno prevé un incremento en la esperanza de vida de “ambos sexos” hasta los 75 años. Esta perspectiva parece utópica, si la comparamos con el escenario de desarrollo, presentado por el Instituto de Estadística Ruso en el 2008. En el transcurso de los próximos 17 años (del 2008 al 2025) Rusia perdería 11 millones de habitantes: 463 mil en 2010; 600 mil en 2017; 800 mil en 2025. Es un pronóstico que pone la piel de gallina.

¿De qué sirven entonces las políticas del gobierno de “Rusia Unida”, sus programas y las reformas que se han llevado a cabo? ¿De qué sirven esas leyes aprobadas con la mayoría que tiene “Rusia Unida” en la Duma y que no hacen más que perjudicar a la gente, a su salud, y que conducen el país a la desintegración?

Los comunistas consideran que la única forma de salvar el país es sustituyendo de un modo cardinal el sistema político y el curso socio-político del gobierno. El país necesita otro gobierno, que trabaje en defensa de los intereses de la mayoría de la población, y no de un puñado de oligarcas y banqueros. Es imprescindible que el estado recupere el terreno perdido: nacionalizar los sectores clave de la economía, introducir una política fiscal progresiva que grave a las rentas más altas, establecer el monopolio estatal sobre la producción de bebidas alcohólicas.

La ejecución del programa del PCFR, garantizaría la resolución de los problemas demográficos y alejaría al país del abismo.

Konstantin Schepin es miembro de la dirección del PCFR en Krasnoyarsk.

Fuente: http://moskprf.ru/content/view/2418/1/

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viernes, 26 de febrero de 2010

Basta de mentiras contra la Revolución Cubana

UJCE

La UJCE quiere denunciar la campaña de manipulación mediática desatada contra Cuba en los últimos días tras la muerte del preso común Orlando Zapata tras estar 85 días en huelga de hambre.

Orlando Zapata, con un amplio historial delictivo a sus espaldas, fue incitado a una absurda huelga de hambre, tanto por sus formas como por sus demandas- pedía una cocina y teléfono privados en su celda-, por los grupusculos más reaccionarios al servicio del imperialismo.

Estos grupúsculos apoyados política y financieramente por Estados Unidos y por la UE son los únicos responsables de esta muerte.

Es bochornoso el uso político de la muerte de Orlando Zapata que están haciendo tanto por los grupos contrarevolucionarios, como por los medios comerciales en su guerra contra Cuba y su revolución.

Una vez reafirmamos nuestro compromiso y defensa de la Revolución Cubana.

¡Contra las mentiras del imperialismo! ¡Viva Cuba socialista!

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¡Hacia el XVII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes! ¡Todas y todos a Sudáfrica!


UJCE

El pasado 6 de febrero jóvenes de todo el mundo reunidos en el Consejo General de la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD) tomaron la decisión de designar a Sudáfrica como sede del XVII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes que se celebrara el próximo mes de diciembre.

El Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes (FMJE) se celebro por primera vez en Praga en 1947 a propuesta de la FMJD y de la Unión Internacional de los Estudiantes (UIE) y es el principal evento mundial de la juventud progresista y antiimperialista del mundo. En su pasada edición celebrada en 2005 en Caracas, Venezuela llego a juntar a más de 25.000 jóvenes de más de 144 países. En esta ocasión el festival se celebrara por segunda vez en África y por primera vez en el hemisferio sur y se espera que sea al menos igual de exitoso que la anterior edición.

En este caso la propuesta de organizar el festival ha corrido al cargo de la Juventud del Congreso Nacional Africano, que gobierna el país desde la caída del régimen terrorista y racista del apartheid y ha sido consensuada con el resto de fuerzas de la Alianza Juvenil Progresista (Liga Juvenil Comunista, Congreso Sudafricano de Estudiantes y Departamento de Juventud del Congreso Sudafricano de Sindicatos) Y es fruto del reciente giro a la izquierda vivido en el seno del CNA desde la llegada de Jacob Zuma a la dirección del Partido y a la Presidencia del Sudáfrica.

Ahora los esfuerzos de las distintas organizaciones miembro pasan por organizar Comités Preparatorios en los distinto países que agrupen al conjunto de las fuerzas juveniles progresistas y antiimperialistas pertenezcan o no a la FMJD o a la UIE. La UJCE asume sus compromisos internacionales como co-coordinadora de la Comisión de Europa y Norte América de la FMJD y comenzara en las próximas semanas los trabajos para constitución del Comité Preparatorio en España y hace una invitación a todas la organizaciones juveniles y jóvenes interesados en el Festival para que participen en las actividades del comité.




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Afganistán es sólo el primer paso en la partida de ajedrez por el control de los recursos de Asia Central



Michael Payne Uruknet


Aunque no se informó en la prensa usamericana dominante, hay una lucha muy intensa en marcha entre los EE.UU. y China para determinar qué país va a surgir como la presencia dominante en Asia Central. Estos dos gigantes económicos, EE.UU. en rápido decrecimiento y China en rápido crecimiento, saben muy bien que su futuro económico depende de su capacidad para adquirir los recursos indispensables, en el caso de los EE.UU. principalmente el petróleo mientras que para China son petróleo y gas natural.

La región específica de Asia Central de la que hablo, rica en gas natural y petróleo, incluye la India, Pakistán, Afganistán, China, Uzbekistán, Tayikistán y Turkmenistán. Rusia, que limita con la región, e Irán, también son actores claves. Los oleoductos previstos para el transporte de estas riquezas están en el centro de la lucha que determinará quién las controlará en el futuro. Para comprender la magnitud de esta lucha tenemos que comenzar por el examen de la estrategia que EE.UU. está llevando a cabo en Afganistán y Pakistán en relación con sus mayores objetivos en Asia Central.

Obama habla de un aumento de tropas en Afganistán, pero que sólo representa la fase inicial en la estrategia global que Estados Unidos está llevando a cabo en Asia Central. El objetivo es establecer una presencia militar en Pakistán. Ha habido una presión constante de EE.UU. sobre el gobierno de Pakistán para que sus tropas incrementen las acciones contra los insurgentes en Waziristán del Sur, cerca de la frontera con Afganistán, así como contra los talibanes en otras zonas.

EE.UU. también está aumentando el uso de aviones no tripulados en Pakistán en las zonas remotas con el permiso, a priori reacio, del ejército pakistaní. Pero, al parecer, esto no es suficiente y ahora los operadores del programa de vuelos teledirigidos desean ampliarlo a Baluchistán, la provincia más grande de Pakistán, y a su ciudad más grande, Quetta. Si los líderes de Pakistán permiten esto, el uso erróneo de estos aparatos en las ciudades estaría abriendo la puerta a la violencia civil masiva que podría conducir a un desastre nacional.

Sin duda, todas estas medidas en Afganistán y la creciente presión sobre el gobierno de Pakistán hacen presagiar que Estados Unidos se involucrará aún más en la guerra en otra nación soberana. También es evidente que Obama ha adoptado plenamente la doctrina Bush de guerra preventiva, es decir el ataque dentro de las fronteras de cualquier nación que sea considerada por EE.UU. como un lugar donde exista el "enemigo".

Los gasoductos existentes en Asia Central actualmente sólo pueden aportar una fracción pequeña del total de petróleo y gas que llega al mercado. Las naciones de Asia Central e Irán están muy ansiosas por vender más gas y petróleo. Los EE.UU., Europa, Rusia, India, Pakistán y China están ansiosos por comprar más. Lo único que frena el transporte deseado de gas y petróleo es la construcción de nuevos gasoductos. Eso es lo que este juego de ajedrez está poniendo de manifiesto y por qué los EE.UU. y la OTAN están en el centro de toda la acción y actividad.

La razón por la que EE.UU. está poniendo su mirada en Baluchistán y en la ciudad de Quetta es que esta zona ha sido identificada como un corredor clave para el tránsito del gas natural y el petróleo. Hay planes para dos oleoductos a través de Baluchistán: el IPI, del que forman parte Irán-Pakistán-India y EEUU es totalmente contrario a la participación de Irán; y TAPI, del que forman parte Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India.

Desafortunadamente, las tribus de los talibanes en Afganistán no están por la cooperación y por eso deben ser pacificados. Esto es más fácil decirlo que hacerlo.

En Baluchistán, China ha proporcionado fondos y conocimientos técnicos para construir un puerto de aguas profundas en Gwadar y así contar con con una terminal de tránsito para las importaciones de crudo procedentes de Irán y África a la región china de Xinjiang. Este puerto estratégico, junto con enlaces por ferrocarril y carretera que unen Pakistán con Afganistán y las naciones de Asia Central dará a China una apertura importante hacia los mercados de Asia Central las fuentes de energía. EE.UU. está tratando de contrarrestar estos movimientos de China por todos los medios posibles, dado que ve una competencia directa a sus intereses.

China también ha sido muy agresiva al negociar la compra de gas natural en Asia Central, lo que ha dado como resultado la puesta en marcha de un gasoducto de 1.833 kilometros que conecta los yacimientos de gas en Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajstán. En 2013, las ciudades chinas de Shanghai, Guangzhou y Hong Kong van a recibir grandes cantidades de gas. Esto equivale a una derrota contundente de las propuestas de EE.UU., que fueron rechazadas.

Así que si alguien todavía piensa que el aumento de tropas en Afganistán está estrictamente destinado a derrotar a los talibanes y los restos de al-Qaida, es hora de volver a pensar. Éste es el punto de lanzamiento de nuevas metas para el control final de la región de Baluchistán. La amenaza de Irán de convertirse en un jugador importante por sus recursos de gas y petróleo y el deseo de China de participar también en esa zona deben ser neutralizados a toda costa.

Sólo estamos en la etapa inicial de un nuevo capítulo en este juego de ajedrez que enfrenta a EE.UU. con China en el logro de una posición dominante en los recursos naturales del mundo, principalmente petróleo y gas, en los próximos años. Hasta la fecha, China ha utilizado la diplomacia y las negociaciones en todo el mundo y se ha mantenido completamente al margen de la participación en las guerras. Por el contrario, EE.UU. han iniciado las guerras y las ocupaciones de Iraq y Afganistán con enormes costos para alcanzar sus objetivos.

Vamos a escuchar más y más informes de diversos tipos de incursiones [de EE.UU.] en Pakistán por diversos medios, el uso de aviones no tripulados en gran medida se intensificará y Blackwater (ahora se llama XE) está operando clandestinamente en Islamabad, la capital paquistaní. Habrá que adivinar si EE.UU. y/o tropas de la OTAN hacen incursiones en Pakistán pero, si eso sucede, entonces la situación podría llegar a ser muy grave.

Lo que estoy describiendo no es una teoría sin fundamento. Ha sido bien documentado, no en la prensa occidental sino por los principales medios de noticias de Asia; el Asia Times, con sede en Hong Kong, sigue de cerca esta partida de ajedrez que se está jugando. No hay ningún gran secreto en esa zona del mundo en cuanto a lo que realmente está sucediendo y por qué.

En este punto, China está ganando la partida de ajedrez debido a su capacidad para utilizar la diplomacia en la obtención de recursos. El peligro es que EE.UU., en lugar de utilizar la diplomacia, se compromete a utilizar la “persuasión” militar para lograr sus objetivos. Llevar a cabo tales políticas agresivas militares en una región donde cuatro naciones cuentan con capacidad nuclear -Rusia, China, India y Pakistán– hace que el juego se mueva en una fase muy peligrosa.

Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés

Fuente: http://www.uruknet.info/index.php?p=62015


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¿QUÉ ES EL MOVIMIENTO JUVENIL?


Iñaki Gil de San Vicente/ Rebelión

Otra de las características del poder adulto es que impide obsesivamente que la juventud pueda autoorganizarse, pueda desarrollar sus medios de prensa y debate, de coordinación. El poder adulto tiene tres métodos fundamentales para impedirlo: uno, vigilar de cerca a hijas e hijos para que solamente puedan relacionarse con sus círculos allegados, familiares, amigos de escuela y estudio, convecinos, etc., en su vida cotidiana; dos, permitir una cierta autonomía en las amistades y en las relaciones, sobre todo cuando los estudios o el trabajo limitan el control adulto por problemas de distancia geográfica, horarios, edad, etc.; y tercero, en el peor de los casos, asumir que la juventud necesita “desahogarse”, vaciar su “fogosidad” uno o dos días a la semana para que el resto del tiempo estudie o trabaje al máximo. Este tercer caso se da en las fases más críticas de la edad juvenil y el poder adulto lo justifica diciendo que los excesos cometidos en tales casos son “pecados de juventud”, que se superan con la edad, una especie de “acnea juvenil”.

Para romper este cerco la juventud solamente tiene dos recursos: uno es el más fácil e inútil, el de las cuadrillas, las bandas, los grupos de amigos y amigas que se forman por pura necesidad de desahogo y protesta, y que se deshacen al poco tiempo cuando la implacable lógica capitalista ha arrasado toda veleidad escapista; y otro, el movimiento juvenil organizado con fines de superación del poder adulto y de la sociedad burguesa. Existen muchas variables entre ambos extremos, pero al final el problema aparece en toda su crudeza: más temprano que tarde la juventud ha de enfrentarse al poder adulto si quiere abrir las puertas para su emancipación vital. Y la única forma de hacerlo es mediante el movimiento juvenil, colectivamente, porque es imposible luchas en aislado contra el poder adulto. La familia burguesa aísla a la juventud, rompe su unidad al imponer la denominada “familia nuclear” centrada en el dominio del padre. En su origen, la familia proletaria facilitaba el contacto de la juventud obrera en las grandes barriadas populares, alrededor de talleres y fábricas, al igual que lo hacía la familia campesina en los trabajos del campo y en la vida en los pueblos, en sus fiestas. Pero la familia burguesa, núcleo del poder adulto, se mueve en otro cosmos vivencial, el del individualismo burgués.


Luego, debido a cambios que no podemos exponer ahora, muchas familias obreras asumen el mismo aislamiento y tratan a sus jóvenes de forma similar en lo ideológico, aunque en la realidad, la juventud obrera tiene más facilidades para su coordinación en movimientos juveniles. Pero el capitalismo reacciona, el Estado, la Iglesia y más tarde el consumismo, actúan contra la juventud obrera, y sobre todo, el giro al reformismo de los partidos “comunistas” desde la mitad de los años ’70, todo esto destroza cualquier posibilidad de que la juventud aprenda de las luchas juveniles anteriores, reciba lecciones teóricas y ayudas prácticas en la creación de su movimiento juvenil. Como veremos luego, si la juventud no tiene referentes en los que basarse, si desconoce otras luchas juveniles y si carece de un proyecto, objetivos y estrategia, entonces su reacción se limitará a reunirse espontáneamente en la calle, en los bares y salas de fiesta. No es cierto que la juventud rechace estar junta. Al contrario, rechaza el aislamiento y la soledad. Lo que ansía y necesita vitalmente es explorar el mundo sin la vigilancia del poder adulto, de los padres, y con un grupo de jóvenes de su edad. El movimiento juvenil tiene, por tanto, una base objetiva de formación pero, sin embargo, tiene unos poderosos enemigos y obstáculos que debe superar.

La burguesía conoce perfectamente esa naturaleza social y colectiva de la juventud y la orienta en la dirección que a ella le conviene: desde los clubes deportivos reaccionarios, las asociaciones militaristas y fascistas, hasta la manipulación teledirigida de las aglomeraciones juveniles en los fines de semana para introducir masivamente toda serie de drogas, pasando por las asociaciones religiosas y por los espectáculos montados por la industrial musical. El poder adulto controla mal que bien esta realidad, dando cierta autonomía relativa a muchos grupos porque prefiere, en el peor de los casos, una juventud obrera podrida por la droga y el consumismo irracional, que radicalizada política y culturalmente. Este cálculo metódico y frío de la burguesía aparece en su plena operatividad en las barriadas obreras y populares, en los lugares de encuentro espontáneo de la juventud, en donde ésta pierde el tiempo porque el sistema no sólo no le ofrece nada mejor, sino porque el sistema le impone semejante forma de “diversión”. Dentro de esos grupos que se forman y se deshacen, que se mezclan y que se enfrentan, vigilando a distancia como las hienas a sus víctimas, las mafias de las drogas, las tiendas con sus ofertas de consumo, los medios de prensa con su ideología individualista y sexista, agresiva y racista. No debe sorprendernos, por tanto, que buena parte de la juventud obrera y popular termine definitivamente integrada en el sistema al carecer de otra referencia.

El movimiento juvenil tiene precisamente la función de aportar tal referencia ausente, de mostrar que la juventud malvive en una realidad objetiva que no comprende y ni tan siquiera ve porque cree que su forma de vida es la única posible. Pero el movimiento juvenil no surge de la nada, necesita que anteriormente haya existido una juventud que luchó en su momento, que se autoorganizó y que se preocupó por formar a otros jóvenes de modo que, al llegar a su edad adulta, germinara lo sembrado anteriormente. Aquí llegamos a un punto crítico en el problema que tratamos: la responsabilidad doble de las generaciones adultas que se dicen progresistas, de izquierdas y hasta revolucionarias por, primero, no haberse organizado ellas en movimiento juvenil en sus años jóvenes y, segundo y en caso de haberlo hecho, por no haber aportado su experiencia, sus errores y acierto, a la juventud posterior, a sus hijas e hijos. Exceptuando procesos de liberación nacional y social y contextos de lucha de clases muy avanzados, en las situaciones “normales”, son muy poco los padres que han sido militantes revolucionarios los que cuentan a sus hijos sus experiencias de lucha, y menos aún lo hacen los obreros que sostuvieron huelgas y que luchas sindicales, que no políticas. Este miedo a “contagiar” a los hijos e hijas, a mostrarles un mundo de peligros, se acrecienta si los partidos que fueron revolucionarios han girado al reformismo, han abandonado a sus antiguos compañeros y han traicionado los ideales del pasado, y sobre todo se multiplica si la burguesía incrementa la represión.

Nunca tomaremos suficiente conciencia crítica de la responsabilidad de la izquierda amaestrada en el olvido de la tradición de lucha, en el abandono de la política y de la ética revolucionaria y en el rechazo cobarde a traspasar a sus hijos e hijas, a la juventud de su entorno, de sus barrios y fábricas, estos imprescindibles valores humanos. Esta traición es aún mayor en las naciones oprimidas, en las que la historia oficial está construida por el Estado ocupante, y la verdadera historia nacional, la del pueblo oprimido, es desconocida por cuanto no ha sido ni investigada ni contada por sus protagonistas a la juventud.

Teniendo todo esto en cuenta, una de las primeras tareas que ha de asumir el movimiento juvenil es la de mostrar a la juventud la existencia de auténticos valores humanos que perviven en la vida subterránea, en los subsuelos del desierto exterior, de la superficie oficial y aparente de la vida. Pero ha de hacerlo mediante la pedagogía del ejemplo concreto, en los problemas acuciantes e inmediatos que asfixian a la juventud. Las grandes proclamas apenas sirven de nada si previamente no están apoyadas por el ejemplo de los padres, de las personas mayores conocidas, o por el ejemplo social y popularmente arraigado de una lucha de liberación que se ha ganado a pulso su legitimidad histórica. En ausencia de este contexto de deslegitimación social del poder explotador, o con una débil deslegitimación, las grandes soflamas carecen de valor, siendo fundamentales las luchas por los problemas concretos. Ahora bien, la sola acción por la acción sobre los problemas concretos sin una explicación teórica que la sustente y sin una demostración práctica de que existen esos valores colectivistas, humanos y solidarios, no individualistas ni egoístas y pasotas, esta acción por la acción tampoco sirve de nada a medio plazo.

Una de las necesidades más urgentes de la juventud que se abre al mundo con una mentalidad crítica es la de comprobar en los hechos que es posible realizarse humanamente en la vida, que es posible, agradable y reconfortante construir un mundo justo, que hay gente que no es como lo es la mayoría, como son los padres, por citar el ejemplo más inmediato, que dicen una cosa y hacen la contraria, que vociferan en casa y en el campo de fútbol pero que son unos cobardes frente al patrón y al poder. Unos padres y amigos que una y otra vez aceptan en silencio los recortes laborales, sociales y sindicales, los que les afectan directamente a ellos y a medio y largo plazo a sus propios hijos e hijas, que sufrirán un mayor explotación en una vida precarizada al máximo porque las generaciones adultas del presente no se han enfrentado a la burguesía, ni al Estado ocupante, dejando que la situación empeore ahora y más aún en el futuro.

Muy importante es que la juventud comprenda en su propia vida colectiva que lo que el poder adulto desprecia denominando “política” --“no te metas el política que trae problemas”, “todos los políticos son una corruptos”, etc.-- es solamente la política burguesa, la que realiza esta clase, la que sufren las y los explotados. La política está corrupta porque la corrupción es un componente interno del capitalismo. Lo ha sido desde sus orígenes pero está aumentando aún más su papel como recurso necesario para superar las dificultades crecientes del sistema. Pero cuando el poder adulto dice a sus hijas e hijos que la política trae problemas está refiriéndose a la política revolucionaria, a la política de liberación nacional y social, a la política de los oprimidos y oprimidas. Hemos dicho arriba que no se puede hablar en abstracto del poder, de la democracia, de la política, etc. Cuando el poder adulto advierte a la juventud que no se meta en “líos políticos” se está refiriéndose a los líos represivos que tarde o temprano y en menor o mayor cuantía, según los casos, acarrea la política independentista y socialista, antipatriarcal.

El movimiento juvenil ha de realizar, por tanto, una pedagogía práctica mostrando que la buena política, la de los y las oprimidas, es la síntesis, el concentrado de todos los valores humanos, de la solidaridad y del internacionalismo, de la capacidad crítica y autocrítica, del conocimiento libre y científico y de la filosofía humanista y atea. La política revolucionaria, en cuanto praxis vital, genera una profunda ilusión por la vida, por el futuro, un optimismo y una alegría cotidiana que se basan en las demostraciones obtenidas a diario de que es posible la victoria sobre la explotación, de que el opresor no siempre vence y de que la dominación tiene un límite a partir del cual empieza a retroceder: el de la emancipadora. El movimiento juvenil dispone de recursos suficientes para desarrollar esta praxis, y el fundamental es el de la iniciativa creadora que caracteriza a la juventud desalienada.

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Reforma universitaria y revolución


Che Guevara /Marxists.org

17 de octubre de 1959

Estimados compañeros, buenas noches,

Tengo que pedir disculpas al calificado público asistente por la demora en la iniciación de este acto, que es culpa mía y del tiempo que ha estado muy mal en todo el camino, y hemos tenido que parar en Bayamo.

Es muy interesante para mí venir a hablar de uno de los problemas que ha tocado más de cerca a las juventudes estudiosas de todo el mundo; venir a hablar aquí, en una Universidad revolucionaria, y precisamente en una de las más revolucionarias ciudades de Cuba.

El tema es sumamente vasto; tanto es así que varios conferencistas han podido desarrollar diferentes facetas de él. En mi condición de luchador, me interesa analizar precisamente los deberes revolucionarios del estudiantado en relación con la Universidad. Y para eso tenemos que precisar bien qué es un estudiante, a qué clase social pertenece, y si tiene algo que lo defina como entidad o como núcleo, o si simplemente responde en sus reacciones, a las reacciones generales de las diferentes clases a que puede pertenecer. Y entonces nos encontramos con que el estudiante universitario es precisamente el reflejo de la Universidad que lo aloja, porque ya hay limitaciones que pueden ser de diferentes tipos, pero que finalmente son limitaciones económicas que hacen que el estudiantado pertenezca a una clase social donde sus problemas -no sus problemas económicos- no son tan grandes como en otras; pertenece por lo general a la clase media, no aquí en Oriente, en Santiago de Cuba, sino en todo Cuba, y podemos decir que en toda América.

Hay naturalmente excepciones -todos las conocemos-; hay individuos de extraordinaria capacidad que pueden luchar contra un medio adverso con una tenacidad ejemplar y llegar a adquirir su título universitario. Pero en general, el estudiante universitario pertenece a la clase media y refleja los anhelos e intereses de esa clase; aunque muchas veces, precisamente en momentos como ahora, la llama vitalizadora de la revolución puede llevarlo a posiciones más extremas. Y eso es lo que tratamos de analizar en estos momentos: las tendencias generales de la Universidad respondiendo al núcleo social del cual sale, y sus deberes revolucionarios para con la comunidad entera.

Porque la Universidad es la gran responsable del triunfo o la derrota, en la parte técnica, de este gran experimento social y económico que se está llevando a cabo en Cuba. Hemos iniciado leyes que transforman profundamente el sistema social imperante: se han liquidado casi de un plumazo los latifundios, se ha cambiado el sistema tributario, se está por cambiar el sistema arancelario, se están creando incluso cooperativas de trabajo industriales; es decir, toda una serie de fenómenos nuevos, que traen aparejados instituciones nuevas, están floreciendo en Cuba. Y todo ese inmenso trabajo lo hemos iniciado solamente con buena voluntad, con el convencimiento de que estamos siguiendo un camino verdadero y justo, pero sin contar con los elementos técnicos necesarios para hacer las cosas perfectamente.

Y no contamos con ellos porque precisamente estamos innovando, y esta institución que es la Universidad estaba orientada a dar a la sociedad toda una serie de profesionales que encajaban dentro del gran cuadro de las necesidades del país en la época anterior. había necesidad de muchos abogados, de médicos; ingenieros civiles había menos, y otras carreras seguían así. Pero nos encontramos de pronto con que necesitamos maestros agrícolas, ingenieros agrónomos, ingenieros químicos, industriales; físicos, incluso matemáticos, y no hay. En algunos casos no existe siquiera la carrera; en otros, está ocupada por un pequeño número de estudiantes que han visto la necesidad de empezar a estudiar cosas nuevas, o simplemente han caído allí porque no había lugar en otra escuela, o porque querían estudiar y no había nada que les gustara exactamente. En fin, no hay una dirección estatal para llenar todos los claros que estamos viendo que existen en la tecnificación de nuestra Revolución.

Y eso nos lleva al centro preciso del problema universitario en cuanto puede tener de conflictivo, en cuanto pueden tener de agresivo, si ustedes quieren, los planteamientos que voy a hacer. Porque el único que puede, en este momento, precisar con alguna certeza cuál va a ser el número de estudiantes necesarios y cómo van a ser dirigidos esos estudiantes de las distintas carreras de la Universidad, es el Estado. Nadie más que él lo puede hacer; por cualquier organismo, por cualquier instituto que sea, pero tiene que ser un instituto que domine completamente todas las diferentes líneas de la producción y esté al tanto también de las proyecciones de la planificación del Gobierno Revolucionario.

Grandes materias que son la base del triunfo de países más avanzados, como las matemáticas superiores y la estadística, prácticamente no existen en Cuba. Para empezar a hacer estadísticas de lo que necesitamos, nos encontramos con que no tenemos estadísticos, con que hay que importarlos, o buscar algunas personas que han desarrollado su especialidad en otros lugares. este es el nudo central del problema; si el Estado es el único organismo o el único ente capaz de dictaminar con algún grado de certeza cuáles son las necesidades del país, evidentemente, el Estado tiene que tener participación en el gobierno de la Universidad. Hay quejas violentas contra ello; incluso se levantan entre las candidaturas estudiantiles en La Habana, casi como cuestión de principio, la intervención o la no intervención del Estado, la pérdida de la autonomía, como llaman los estudiantes. Pero hay que definir exactamente qué significa autonomía. Si autonomía significa solamente que haya que cumplir una serie de requisitos previos para que un hombre armado entre en el recinto universitario para cumplir cualquier función que la Ley le asigne, eso no tiene importancia; no es ese el centro del problema, y todo el mundo está de acuerdo en que esa clase de autonomía se mantenga. Pero si hoy significara autonomía que un gobierno universitario desligado de las grandes líneas del Gobierno Central -es decir: un pequeño Estado dentro del Estado- ha de tomar los presupuestos que el Gobierno le dé y ha de trabajar sobre ellos, ordenarlos y distribuirlos en la forma que mejor le parezca, nosotros consideramos que es una actitud falsa. Es una actitud falsa precisamente porque la Universidad se está desligando de la vida entera del país, porque se está enclaustrando y convirtiéndose en una especie de castillo de marfil alejado de las realizaciones prácticas de la Revolución. Y además porque van a seguir mandando a nuestra República una serie enorme de abogados que no se necesitan, de médicos que incluso no se necesitan en la cantidad en que en estos momentos están ingresando, o de toda una serie de profesiones, por lo menos cuyos programas deben ser revisados para adaptarlos.

Surge entonces, frente a esta encrucijada de dos caminos o siglos, el levantamiento de grupos más o menos importantes, de sectores estudiantiles que consideran como la peor palabra del mundo la intervención estatal o la pérdida de la autonomía. En ese momento, esos sectores estudiantiles, lo digo con responsabilidad y sin ánimo de herir a nadie, están cumpliendo quizá el deber de la clase a que pertenecen, pero están olvidando los deberes revolucionarios, están olvidando los deberes contraídos en la lucha con la gran masa de obreros y campesinos que pusieron sus cuerpos, su sudor y su sangre al lado de los estudiantes en cada una de las batallas que se libraron en todos los frentes del país para llegar a esta gran solución que fue el primero de enero.

Y esta es una actitud sumamente peligrosa. No hoy, no hoy porque no se han definido todavía los campos, porque todavía hay mucha gente que aun herida en sus intereses económicos, cree que la Revolución ha sido un acierto, gente que tiene la virtud de ver mucho más lejos que donde alcanza su bolsillo y ve los intereses de la patria. Pero todo ese pequeño problema, que gira en torno a la palabra autonomía, tiene correlaciones e interrelaciones que van aún mucho más lejos que en nuestra Isla. Desde afuera se van tendiendo las grandes líneas estratégicas encargadas de aglutinar a todos los que sienten que han perdido algo con esta Revolución; no a los esbirros, no a los malversadores o a los miembros del anterior Gobierno, sino a los que quedándose al margen, o incluso apoyando en alguna forma este Gobierno, sienten que han quedado atrás o que han perdido algún bien económico. Toda esta gente está dispersa en distintas capas sociales, y puede manifestar su descontento con toda libertad en el momento que quiera; pero la tarea a que está encaminada en este momento la reacción nacional e internacional es aglutinar todas las fuerzas descontentas contra el Gobierno, y constituirlas en un conglomerado sólido para tener ese frente interno necesario a sus planes de invasión o depresión económica, o quién sabe cuál será.

Y la Universidad, dando batallas a veces feroces, luchando encarnizadamente en torno a la palabra autonomía, como naturalmente luchando encarnizadamente en torno a cuestiones de menor importancia como es la elección de los líderes estudiantiles, están creando precisamente el campo para que se siembre con toda fertilidad esa simiente que tanto anhelan sembrar los reaccionarios. Y este lugar, este lugar que ha sido en las luchas vanguardia del pueblo, puede convertirse en un factor de retroceso si no se incorpora a las grandes líneas del Gobierno Revolucionario.

Y lo que digo no es un análisis teórico de la cuestión ni una opinión festinada; es que esto es lo que ha pasado en la América entera, y los ejemplos podrían abundar considerablemente. Recuerdo en este momento el ejemplo patético de la Universidad de Guatemala que fue, como las Universidades cubanas, vanguardia del pueblo en la lucha popular contra los regímenes dictatoriales, y después, en el Gobierno de Arévalo primero, pero sobre todo en el Gobierno de Arbenz se fueron transformando en focos decididos de lucha contra el régimen democrático. Defendían precisamente lo mismo que ahora se está defendiendo: la autonomía universitaria, el derecho sagrado de un grupo de personas a decidir sobre asuntos fundamentales de la Nación, aun contra los intereses mismos de la Nación. Y en esa lucha ciega y estéril, la Universidad se fue transformando, de vanguardia de las fuerzas populares, en arma de lucha de la reacción guatemalteca. Fue necesaria la invasión de Castillo Armas, la quema en un acto público de un vandalismo medioeval de todos los libros que hablaran de temas que fueran mal vistos por el pequeño sátrapa guatemalteco, para que la Universidad reaccionara y volviera a tomar su lugar de lucha entre las fuerzas populares. Pero el camino perdido había sido extraordinariamente grande, y Guatemala hoy está, como ustedes lo saben, saliendo a medias de aquella situación caótica y buscando de nuevo, entre tropiezo y tropiezo, una vida institucional de acuerdo con las normas democráticas. Ese es un ejemplo palpitante, que todos ustedes recuerdan porque pertenece a la historia de estos días.

Pero es que podríamos ir mucho más lejos en el análisis de la gran conquista de la reforma universitaria del dieciocho que precisamente se gestó en mi país de origen y en la provincia a la cual pertenezco, que es Córdoba; y podríamos analizar la personalidad de la mayoría de aquellos combativos estudiantes que dieron la gran batalla por la autonomía universitaria frente a los gobiernos conservadores que en esa época gobernaban casi todos los países de América. Yo no quiero citar nombres para no provocar incluso polémicas internacionales; quisiera, que ustedes tomaran el libro de Gabriel del Maso, por ejemplo, donde estudia a fondo la reforma universitaria, buscarán en ese índice los nombres de todos aquellos grandes artífices de la reforma y buscarán hoy cuál es la actitud política, buscarán qué es lo que han sido en la vida pública de los países a que pertenecen, y se encontrarán con sorpresas extraordinarias, con las mismas sorpresas con que me encontré yo, cuando creyendo en la autonomía universitaria como factor esencial del adelanto de los pueblos, hice ese análisis que les aconsejo hacer a ustedes. Las figuras más negras de la reacción, las más hipócritas y peligrosas porque hablan un lenguaje democrático y practican sistemáticamente la traición, fueron las que apoyaron, y muchas veces las que aparecen como figuras propulsoras en sus países de aquella reforma universitaria. Y aquí entre nosotros, investiguen también al autor del libro porque también habrá sorpresas por allí.

Todo esto se lo decía para alentarlos precisamente sobre la actitud del estudiantado. Y más que en ningún lugar en Santiago, donde tantos estudiantes han dado su vida y tantos otros pertenecen a nuestro Ejército Rebelde. Nosotros, como tenemos un ejército que es popular y dignidad, a nadie le preguntamos cuál es su actitud política frente a determinados hechos concretos; cuál es su religión, su manera de pensar. Eso depende de la conciencia de cada individuo. Por eso no les puedo decir cuál será la actitud misma de los miembros del Ejército Rebelde. Espero que entiendan bien las líneas generales del problema y que sean consecuentes con las líneas de la Revolución. Tal vez sí, tal vez no.

Pero estas palabras no van dirigidas a ellos, una minoría, sino a la gran masa estudiantil, a todos los que componen este núcleo. Yo recuerdo que tuve una pequeña conversación con algunos de ustedes hace varios meses, y les recomendaba entrar en contacto con el pueblo, no llegar al pueblo como llega una dama aristocrática a dar una moneda, la moneda del saber o la moneda de una ayuda cualquiera, sino como miembro revolucionario de la gran legión que hoy gobierna a Cuba, a poner el hombro en las cosas prácticas del país, en las cosas que permitan incluso a cada profesional aumentar su caudal de conocimiento y unir, a todas las cosas interesantes que aprendieron en las aulas, las quizás mucho más interesantes que aprenden construyendo en los verdaderos campos de batalla de la gran lucha por la construcción del país.

Es evidente que uno de los grandes deberes de la Universidad es hacer sus prácticas profesionales en el seno del pueblo, y es evidente también que para hacer esas prácticas organizadamente en el seno del pueblo necesitan el concurso orientador y planificador de algún organismo estatal que esté directamente vinculado a ese pueblo, o incluso de mucho más de un organismo estatal, pues actualmente para hacer cualquier obra en cualquier lugar de la república, se ponen en contacto tres, cuatro o más organismos, y se está iniciando recién en el país la tarea de planificar el trabajo y de no dilapidar esfuerzos.

Pero centralizando el tema en el estudio, en el derecho a estudiar y en el derecho a elegir una carrera de acuerdo con una vocación, nos tropezamos siempre con el mismo problema: ¿Quién tiene derecho a limitar la vocación de un estudiante por una orden precisa estatal? ¿Quién tiene derecho a decir que solamente pueden salir 10 abogados por año y deben salir 100 químicos industriales? Eso es dictadura, y está bien: es dictadura. Pero ¿es la dictadura de las circunstancias la misma dictadura que existía antes en forma de examen de ingreso o en forma de matrículas, o en forma de exámenes que fueran eliminando los menos capaces? Es nada más que cambiar la orientación del estudio. El sistema en este caso permanece idéntico, porque lo que se hacía antes es tratar de dar los profesionales que iban a salir a la lucha por la vida en las diferentes ramas del saber. Hoy se cambian por cualquier método: examen de ingreso, o una calificación previa; en fin, el método es lo de menos. Y se trata de llevarlo hacia los caminos que la Revolución entiende que son necesarios para poder seguir adelante con nuestra tarea técnica. Y creo que eso no puede provocar reacciones. Y salta a la vista que la integración de la Universidad con el Gobierno Revolucionario no debe provocar reacciones.

No queremos aquí esconder las palabras y tratar de explicar que no, que eso no es pérdida de autonomía, que en realidad no es nada más que una integración más sólida, como la es. Pero esa integración más sólida significa pérdida de la autonomía, y esa pérdida de autonomía es necesaria a la Nación entera. Por tanto, tarde o temprano, si la Revolución continúa en sus líneas generales, encontrará las formas de lograr todos los profesionales que necesita. Si la Universidad se cierra en sus claustros y sigue en la tarea de lanzar abogados, o toda una serie de carreras que no son tan necesarias en este momento (no vayan a pensar que la he agarrado especialmente con los abogados); si sigue en esa tarea, pues tendrán que formar algún otro tipo de organismo técnico. Ya se está pensando en La Habana en hacer un Instituto Técnico de Cultura Superior que dé precisamente una serie de estas carreras, instituto que tendrá una organización diferente a la Universidad quizás, y que puede convertirse, si la incomprensión avanza, en un rival de la Universidad o la Universidad en una rival de esa nueva institución que se piensa crear en la lucha por monopolizar algo que no se puede monopolizar porque es patrimonio del pueblo entero, como es la cultura.

También esas cosas que se están creando en Cuba se han hecho en otros países del mundo, y sobre todo de América. También se han producido esas luchas entre los miembros de organismos, de escuelas técnicas o politécnicas de un grado de cultura por lo general menor y la Universidad. Lo que yo no sé si se ha dicho o si se ha precisado bien claro, es que esa lucha es el reflejo de la lucha entre una clases social que no quiere perder sus privilegios, y una nueva clase o conjunto de clases sociales que están tratando de adquirir sus derechos a la cultura. Y nosotros debemos decirlo para alertar a todos los estudiantes revolucionarios, y para hacerles ver que una lucha de esa clase es sencillamente la expresión de eso que hemos tratado de borrar en Cuba, que es la lucha de clases, y que quien se oponga a que un gran número de estudiantes de extracción humilde adquiera los beneficios de la cultura, está tratando de ejercer un monopolio de clases sobre la misma.

Ahora bien, cuando aquí se hablaba de reformas universitarias, y todo el mundo ha estado de acuerdo en que la reforma universitaria es algo importante y necesario para el país, lo primero que se ha hecho es, por parte de los estudiantes, tomar en cierta manera el control de las casas de estudio, imponer a los profesores una serie de medidas e intervenir en el gobierno de la Universidad en mayor o menos grado. ¿Es correcto? Esa es la expresión de un grupo que ha triunfado, ha triunfado y ha exigido sus derechos después del triunfo. Los profesores -algunos por su edad, otros por su mentalidad incluso- no participaron en la misma medida en la lucha, y los que lucharon y triunfaron adquirieron ese derecho. Pero yo me pregunto si el Gobierno Revolucionario no luchó y triunfó, y no luchó y triunfó con tanto o más encarnizamiento que cualquier sector aislado de la colectividad porque fue la expresión de la lucha toda del pueblo de Cuba por su liberación. Sin embargo, el Gobierno no ha intervenido en la Universidad, no ha exigido su parte en el festín, porque no considera que esa sea la manera más lógica y honorable de hacer las cosas. Llama simplemente a la realidad a los estudiantes; llama al raciocinio, que es tan importante en momentos revolucionarios, y a la discusión, de la cual surge necesariamente el raciocinio.

Ahora se están discutiendo programas de reforma universitaria y enseguida se vuelve la vista hacia las reformas universitarias del año dieciocho, hacia todos los supersabios que traicionaron su ciencia y su pueblo después pero que en el momento en que lucharon por una cosa noble y necesaria como era la reforma universitaria en aquel momento, no conocían nada de nada, eran simples estudiantes que la hicieron porque era una necesidad. Teorizar, teorizaron después, y teorizaron cuando ya tenían un sentido malévolo de lo que habían hecho. ¿Por qué nosotros tenemos entonces que ir a buscar la reforma universitaria en lo que se ha hecho en otros lados? ¿Por qué no tomar aquello sino simplemente como información adicional a los grandes problemas nuestros, que son los que tenemos que contemplar por sobre todas las cosas, a los problemas que existen aquí, que son problemas de una revolución triunfante con una serie de gobiernos muy poderosos, hostiles que nos atacan, nos acosan económicamente y a veces también militarmente; que riegan de propaganda por todo el mundo una serie de patrañas sobre este Gobierno, de un Gobierno que ha hecho la reforma agraria en la misma manera que yo aconsejo hacer la reforma universitaria, mirando hacia adelante pero no hacia atrás, tomando como simples jalones lo que se había hecho en otras partes del mundo, pero analizando la situación de nuestro propio campesino; que ha hecho una reforma fiscal y una reforma arancelaria, y que está ahora en la gran tarea de la industrialización del país, de este país de donde hay que sacar entonces los materiales necesarios para hacer nuestra reforma; de un país donde se reúnen los obreros que no han logrado todas las reivindicaciones y que aspiraron y lógicamente aspiran, y resuelven, en asambleas multitudinarias y por unanimidad, dar una parte de su sueldo para construir económicamente al país; de un Gobierno Revolucionario que lleva como bandera de lucha a la Reforma Agraria, y que la ha impulsado de una punta a la otra de la Isla, y que constantemente sufre porque no tiene los técnicos necesarios para hacerla, y porque la buena voluntad y el trabajo no suple sino en parte esa deficiencia, y porque cada uno de nosotros debemos volver sobre nuestros pasos constantemente y aprender sobre el error cometido, que es aprender sobre el sacrificio de la Nación.

Y cuando tratamos de buscar a quien lógicamente nos debe apoyar, a la Universidad; para que nos dé los técnicos, para que se acople a la gran marcha del Gobierno Revolucionario, a la gran marcha del pueblo hacia su futuro, nos encontramos con que luchas intestinas y discusiones bizantinas están mermando la capacidad de estos centros de estudios para cumplir con su deber de la hora. Por eso es que aprovechamos este momento para decir nuestras verdades quizás agrias, quizás en algunas cosas injustas, muy molestas quizás para mucha gente, pero que transmite el pensamiento de un Gobierno Revolucionario honesto, que no trata de ocupar o de vencer una institución que no es su enemiga, sino que debe ser su aliada y su más íntima y eficaz colaboradora; y que busca precisamente a los estudiantes porque nunca un estudiante revolucionario puede ser, no enemigo, ni siquiera adversario del Gobierno que representamos; porque estamos tratando en cada momento de que la juventud estudiosa, aúne al saber que ha logrado en las aulas el entusiasmo creador del pueblo entero de la República y se incorpore al gran ejército de los que hacen, dejando de lado esta pequeña patrulla de los que solamente dicen.

Por todo eso he venido aquí, más que a dar una conferencia, a presentar algunos puntos polémicos, y a llamar, naturalmente, a la discusión, todo lo agria, todo lo violenta que se quiera, pero siempre saludable en un régimen democrático, a la explicación de cada uno de los hechos, al análisis de lo que está sucediendo en el país, y al análisis de lo que sucedió con los que mantuvieron las posiciones que hoy mantienen algunos núcleos estudiantiles.

Y para finalizar, un recuerdo a los estudiantes interesados en estos problemas de la reforma universitaria: investiguen la vida futura, futura pero ya pasada, desde el momento en que se inició la reforma del dieciocho hasta ahora; investiguen la vida de cada uno de aquellos artífices de la reforma. Les aseguro que es interesante. Nada más.



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jueves, 25 de febrero de 2010

PODER ADULTO y Poder Opresor


Iñaki Gil de San Vicente Kaos en la Red

¿QUÉ ES EL PODER OPRESOR?

Estamos acostumbrados a hablar del poder de la burguesía sobre las clases trabajadoras, del poder de los Estados que oprimen y explotan a los pueblos como es el caso de los Països Cataláns, del poder de los hombres sobre y contra las mujeres, del poder de la civilización eurocéntrica, blanca y cristiana, sobre otras culturas y civilizaciones que definimos como “de color”, “subdesarrolladas”, “atrasadas”, etc. Intuimos que estos y otros poderes extraen algún beneficio de la opresión a la que someten a las personas y colectividades que explotan y dominan, sean las que fueren. Algún beneficio económico, político, cultural, sexual, etc., suficientemente grande que les compense los gastos en instrumentos de represión que deben realizar para mantener ese poder tan beneficioso. Por ejemplo, algún beneficio debe obtener la burguesía española y su Estado con la opresión nacional de los Països Cataláns como para mantener en funcionamiento toda la maquinaria que lo asegure y, además, para después de todo esos gastos y después de realizadas todas las cuentas, éstas aporten una cantidad neta y “limpia” de ganancias económicas. Las y los catalanes ya habéis demostrado fehacientemente, con números irrebatibles, cuántos millones de euros se embolsan gratis, netos y “limpios” la Hacienda española y su burguesía con la explotación nacional que sufrís.


Otro tanto, en síntesis, sucede con el resto de los poderes opresores, aunque exploten y dominen a otros colectivos y personas. Más aún, debemos saber que los beneficios obtenidos, siendo y buscando serlo sobre todo económicos en su forma directa, crematística, también son y pueden serlo en su forma indirecta, es decir, que si bien al principio se presentan como, por ejemplo, materias primas brutas, petróleo en crudo, etc., luego, al transformarlas, usarlas o venderlas producen beneficios económicos directos, materializados en dinero contante y sonante o en cualquiera de sus maneras actuales de circular por los mercados, desde oro y diamantes que terminan guardado en las cajas fuerte hasta dinero-electrónico guardado en las computadoras de los bancos. Siendo ésta la principal finalidad de la explotación, también sucede que los beneficios que genera se plasman de manera más indirecta, mediante el arte, la cultura y los museos saqueados a los pueblos vencidos, por ejemplo, o mediante la directa y física explotación sexual de sus mujeres y de algunos de sus jóvenes, que rápidamente se transforma en la explotación sexo-económica de la prostitución, una de las formas más inhumanas de esclavizar al ser humano; o mediante el reforzamiento psicopolítico de masas del nacionalismo imperialista del Estado ocupante, en este caso del nacionalismo español que aliena a las clases trabajadoras de ese Estado.

Por tanto, el poder opresor es el concepto que expresa teóricamente el conjunto de medios materiales e ideológicos que un grupo opresor emplea para obtener un beneficio mediante la explotación y dominación de la gente trabajadora, de las mujeres, de las clases y naciones explotadas y oprimidas. Como veis, hablamos siempre de “poder opresor” en vez de “poder” a secas porque el “poder” en abstracto no existe, como no existe la “democracia” en abstracto ni la “política” abstracta. La sociología hace esfuerzos ingentes por demostrar la existencia del “poder”, de la “democracia”, de la “política”, como algo inmaculado, como instrumentos neutrales que pueden ser aplicados mediante la “ley”, la “justicia” y el “parlamento”, y totalmente ajenos a la realidad objetiva de la opresión, explotación y dominación de la mayoría por la minoría. Pero todo poder es opresor o liberador, del mismo modo que toda democracia es o bien capitalista o socialista, burguesa o proletaria, machista o feminista, española o catalana, imperialista o internacionalista; al igual que la política es reaccionaria o revolucionaria, conservadora o progresista, española o catalana.

Cualquier “teoría”, debate o discusión abstracta sobre el “poder”, la “política”, la “democracia”, etc., sin contenido social interno que refleje la lucha de contrarios que siempre se libra en toda sociedad basada en la propiedad privada de las fuerzas productivas, es un debate y discusión tramposa, es una “teoría” falsa, hueca y sin contenido científico-crítico alguno destinada a legitimar los intereses de la minoría, necesitada de falsear u ocultar la realidad. La sociología, por término medio y además de rechazar la unidad y lucha de contrarios entre los poderes antagónicos, también y sobre todo desconecta su “teoría” sobre el “poder” abstracto de la realidad de la explotación económica y de la dominación cultural e ideológica. Semejante amputación de la realidad socioeconómica, política y cultural que funciona como un todo pese a las diferencias de ritmo de sus partes constitutivas internas, esta separación e incomunicación de sus componentes, aislándolos unos de otros y negando su permanente interacción e influencia mutua, tal error es una necesidad de la “teoría” sociológica para ocultar o negar el papel central y decisivo a la larga, en el tiempo prolongado de la historia, de la explotación económica.

La explotación económica vertebra a los demás componentes de la totalidad social, y define a dicha totalidad en sí misma, aunque a corto plazo, en períodos temporales de pocos años, no pueda apreciarse con facilidad su peso determinante porque la dominación cultural e ideológica y la opresión sociopolítica parece que actúan libres de toda ingerencia económica. De hecho, la dominación cultural, que busca alienar e idiotizar a las personas, sumiéndolas en la pasividad y en el egoísmo individualista, y la opresión política que busca impedirles toda acción política liberadora y crítica, ambas, como decimos, actúan externamente como si no dependieran de los intereses socioeconómicos de la minoría explotadora. De hecho, la máquina propagandística burguesa y su “ciencia social”, la sociología, hacen esfuerzos desesperados por ocultar su dependencia interna hacia lo económico. Las dos tienen mayor o menor autonomía relativa sobre todo en los períodos de expansión económica en los que no aparecen claramente las contradicciones internas del capitalismo, sus crisis profundas. Pero esa relativa autonomía desaparece cuando aparecen las crisis, cuando la burguesía endurece la explotación, reduce salarios, incrementa el paro, empeora las condiciones de vida y de trabajo, etc. Es en estos momentos cuando la opresión y la dominación aparecen como lo que son: las muletas imprescindibles de la explotación socioeconómica.


2.- ¿QUÉ ES EL PODER ADULTO?


Los conceptos aquí expuestos tan básicamente son necesarios para entender mejor qué es el poder adulto tanto en su especificidad como en su vital imbricación en la totalidad social basada, en último instancia, en la explotación socioeconómica. Lo específico del poder adulto, y lo que explica su aparente inexistencia, es que las personas lo sufren cuando no tienen conciencia de sí, autoconciencia y capacidad crítica, o cuando la tienen muy poco desarrollada, incipiente, porque están en la adolescencia, fase intensa, corta y rápida en la que se agolpan masas ingentes de nuevas experiencias e informaciones exteriores con cambios psicofísicos internos todo ello en medio de tensiones generacionales. En estas condiciones resulta muy difícil cuando no imposible tomar conciencia de sí ya que, además, la juventud debe seguir abriéndose a nuevas realidades e integrarlas en la medida de lo posible en una vida que se vive mecánicamente como un torbellino que arrastra a la juventud hacia los destinos predeterminados en sus grandes líneas por la sociedad burguesa.

El poder adulto es el poder concreto que garantiza al sistema establecido la producción en serie de dócil fuerza de trabajo explotable en su momento. El poder adulto integra a la familia y a las instituciones educativas y de control social encargadas de producir esa fuerza de trabajo mediante una tarea que empieza antes incluso del nacimiento oficial de la persona. El poder adulto, como todo poder, es un proceso en desarrollo supervisado por los aparatos de Estado y por los sistemas paraestatales y extraestatales. Por ejemplo, el debate permanente entre por un lado, l PP, la Iglesia, y las burguesías autonomistas y regionalistas, y por otro lado, el PSOE y grupos socioculturales reformistas, refleja las diferencias internas en la burguesía en lo tocante a la creación de “ciudadanos de bien”, de “buenos españoles”, de “trabajadores cualificados”, de “prevención de la delincuencia”, de “prevención sanitaria”, etc. En estos debates que se endurecen en determinados períodos y nunca acaban, intervienen los aparatos de Estado, organizaciones “laicas” fieles a la Iglesia, ONGs, “asociaciones de padres” y un largo etcétera.

Los programas educativos y universitarios, las inversiones en sanidad, educación sexual y prevención de la “delincuencia juvenil”, la planificación familiar y la política hacia el aborto y el divorcio, la política a favor o en contra del trabajo doméstico y del trabajo asalariado de las mujeres, todo esto y mucho más, atañe a la permanente inquietud de la clase dominante, de la burguesía, por asegurar en la medida de lo posible la reproducción de, por un lado, una generación de buenos y efectivos dirigentes burgueses y, por otro lado, una clase trabajadora sumisa y apta para las nuevas necesidades de la producción capitalista. Nada permanece al margen de esta inquietud burguesa por el futuro, ni siquiera la cuestión de las pensiones, de las jubilaciones y de los modelos de familia que deben absorber y desactivar las tensiones que inevitablemente surgirán con el tiempo. Existe una lógica interna entre la educación infantil, el modelo familiar y la política de pensiones que no podemos desarrollar ahora, pero que tiene en el poder adulto uno de sus eslabones autoritarios más sólidos.

Pues bien, el Estado como “cuartel general” de la clase burguesa es igualmente decisivo en la planificación global de la reproducción de las condiciones de explotación, en la que hay que introducir al poder adulto como una pieza clave. Todos los problemas que surgen en y durante la formación de las futuras clases explotables tienen su correspondiente análisis estatal y éste su adaptación más o menos rápida al quehacer del poder adulto. No vamos a extendernos por obvio sobre el problema educativo, que no es otro que el de la cualificación laboral para aumentar la productividad del trabajo. El poder adulto vigila con mayor o menor presión y detalle, pero vigila, los resultados de los estudios y de la formación laboral de la infancia y de la juventud. Si por lo que fuera, los padres no realizasen la suficiente presión, el Estado ha creado los mecanismos necesarios para compensar esa indiferencia y dejadez paterna hacia sus deberes para con las necesidades estratégicas del capitalismo. Mecanismos más efectivos dependiendo de la clase social, del sexo-genero y de la pertenencia nacional de los afectados, de modo que la juventud burguesa masculina y de la nación opresora, en este caso de la española, tiene más posibilidades y ayudas de “triunfar” en la vida que las que tiene una joven catalana de clase obrera.

El poder adulto dedica tanta atención a “los estudios” --la preparación técnica de la fuerza de trabajo para que rinda el mayor beneficio a la burguesía--, porque, además, el poder adulto asume que su propio bienestar material y simbólico futuro depende en gran medida de la rentabilidad global que extraiga del trabajo de sus hijos e hijas, de “colocarlos bien” en un “buen trabajo” y en un “buen matrimonio”. En las sociedades precapitalistas, agrarias, ganaderas y de producción artesanal, preindustrial, el futuro del poder adulto se garantizaba mediante muchos hijos e hijas que, con su trabajo, aportaban los recursos imprescindibles. En la sociedad capitalista en su fase industrial y dependiendo de la lucha de clases, la seguridad social, los salarios indirectos y las prestaciones públicas suplen de algún modo siempre incierto e inseguro, las necesidades de la vejez. La realidad capitalista advierte a las clases trabajadoras, a las mujeres y a las personas de la tercera edad que su futuro último siempre es incierto, siempre depende del egoísmo burgués, y que si quieres garantizarse unas mínimas condiciones de vejez tras una mala vida explotada, debe luchar y pelear o cargar su vejez sobre sus hijas e hijos. Semejante incertidumbre y precariedad vital cobra mayor gravedad en las naciones oprimidas, sometidas a la voluntad del Estado opresor, carentes de los medios de planificación propia.

Al margen del “amor” cierto e innegable que madres y padres sientan hacia sus hijos e hijas --sería necesario aquí extendernos sobre el denominado “instinto maternal” como ideología patriarco-burguesa, pero no tenemos tiempo--, lo que es verdad es que por debajo y en interior de los sentimientos paterno-filiales rigen fuerzas inconscientes centradas en la objetividad histórica de la “mente mercantil”, es decir, de la personalidad y de la estructura psíquica de masas creada por el capitalismo como relación social cosificada que reduce a las personas y a sus sentimientos más sublimes a simples mercancías. Peor todavía, ese “amor” cierto es mayoritariamente vivido y sentido desde los parámetros burgueses, lo que cierra el círculo de la obsesión del poder adulto, de los padres, porque sus hijos “triunfen” en la vida. Los métodos del poder adulto variarán según los casos, según las disponibilidades económicas de la familia, etc., pero a grandes rasgos no tienen otro objetivo que el de, por un lado, invertir en la cualificación de la descendencia como garantía de futuro; por otro lado, entender esta garantía en su sentido material y de prestigio familiar y, por último, cumplir con la exigencia social interiorizada como “deber moral” burgués anclado en el inconsciente de asegurar la reproducción del capitalismo.

Son estos factores los que explican que muchas madres y padres sientan amargamente que han “fracasado en sus vidas” al no haber logrado estos objetivos tal cual les fueron impuestos en su infancia por el poder adulto que padecieron ellos. Los padres proyectan sobre hijos e hijas sus deseos y anhelos, sus sueños inalcanzables, y cuando éstos no cumplen esos mandatos los padres se sienten defraudados, y ese amargor se suma a sus frustraciones, a sus derrotas vitales. El deslizamiento imparable hacia el “fracaso vital”, a la resignación derrotada y pasiva, que abre la puerta a la derechización y al racismo, se acrecienta en la medida en que van enfriándose las relaciones sexuales y amorosas, en que la institución matrimonial y familiar aparece como lo que es: la cárcel de los sentimientos verdaderamente humanos. Las tensiones interpersonales, los reproches mutuos, los celos y las relaciones sexuales extramatrimoniales hipócritamente denominadas “infidelidades”, y hasta la violencia machista intrafamiliar, el alcoholismo y la drogodependencia abierta o soterrada, la precariedad vital inherente a la dictadura del salario, semejante realidad oculta oficialmente bajo el mito del “dulce hogar” no hace sino acelerar la tendencia al endurecimiento del poder adulto.

No debe sorprendernos por tanto que los padres vigilen muy atentamente las amistades y las relaciones personales de sus hijas e hijos, sobre todo cuando pueden chocar con la ley sean en su forma de delincuencia civil, sea en su forma de represión sociopolítica, sindical, cultural y patriarcal. Dejando por falta de tiempo la primera vigilancia, sí tenemos que decir que la vigilancia sobre los primeros pasos en la vida política de hijos e hijas está causada por el miedo a que “meterse en política” termine arruinando, por un lado, la inversión en tiempo y dinero realizado en el hijo, en sus estudios y en la búsqueda de un “buen trabajo”, y por otro lado, aunque a una cierta distancia, el cuidado puesto en el “buen nombre” de la familia. El miedo al “qué dirán” que tiene el poder adulto no responde sólo a los restos de las viejas costumbres preburguesas de “honor y fama” sino fundamentalmente a que en la sociedad capitalista también el “buen nombre” pesa a la hora de las relaciones personales que facilitan encontrar un buen puesto de trabajo, sobre todo entre la burguesía en cualquiera de sus fracciones. La “familia seria” aunque sea trabajadora y no solamente “buena familia”, tiene más posibilidades de “colocar bien” a sus hijos e hijas que las “malas familias”, diferencia que puede garantizar una mejor calidad de vida --dentro de los parámetros burgueses-- a los padres en su vejez.

Del mismo modo, el control de la vida sexual de las hijas e hijos, por este orden de valor, debe insertarse en el control adulto que tiende por necesidad a ser total, aunque nunca lo logre plenamente. Si bien es verdad que las grandes áreas urbanas, la relativa facilidad del transporte, la extensión del espacio productivo y sus crecientes distancias, las luchas feministas y sexuales, los cambios en las formas de la familia, estos y otros cambios permiten formas de vida sexual menos reprimidas e hipócritas que las anteriores, siendo esto cierto, tampoco tenemos que cometer el error de aceptar el catastrofismo de la derecha patriarco-burguesa más reaccionaria y clerical sobre la “depravación” de las costumbres y de la moral, sobre la “perdición de las mujeres” y el hundimiento de la “sagrada familia”. Por el contrario, el sistema patriarco-burgués está lanzando una contraofensiva antisexual generalizada que tiene varios frentes entre los que destaca reducir las posibilidades de trabajo asalariado, en empresas, obligando a las mujeres a pudrirse en el “dulce hogar”. A la vez, se endurecen las exigencias de “buena fama” y de imagen física, que no solamente de preparación profesional, que las empresas ponen a las mujeres para se admitidas.

La contraofensiva patriarco-burguesa tiene uno de sus argumentos más efectivos en el fracaso de la prevención de las enfermedades venéreas y del VIH-Sida, en especial. Muchas madres y en menor medida los padres, son bastante manipulables por esta propaganda vaciada de todo contenido científico y pedagógico, de manera que trasladan al interior de sus familias tanto sus propios miedos y temores, que se refuerzan con los miedos al placer y a la libertad sexuales que les inculcaron a ellas en su infancia y adolescencia, como sus preocupaciones por el riesgo de que las hijas queden preñadas e infectadas por esas enfermedades. La vigilancia sobre los amigos y amigas de las hijas, sobre sus formas de diversión, los locales que frecuentan y las gentes con las que se relacionan, estas inquietudes, pueden llegar a ser absorbentes sobre todo cuando se suceden los suspensos en los exámenes, aumenta la tensión e incomunicación en la convivencia familiar, etc. Sucede otro tanto, pero a diferente escala, en lo relacionado con la vigilancia sobre los hijos, fundamentalmente porque no corren el riesgo que quedarse preñados y porque no existe el problema del aborto.

El poder adulto, para ir concluyendo, aparece así como un instrumento vital en la continuidad del sistema dominante. Todo lo anterior no quiere decir que no existan familias y padres y madres progresistas y hasta revolucionarias, que han asumido el proyecto de crear personas libres, críticas e independientes. Las hay, pero dejando ahora de lado las que están en la cárcel, en el paro y en grupos organizados, el resto han de mantener una heroica lucha digna de todo apoyo material y moral.

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