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lunes, 8 de febrero de 2010

El desempleo y la precariedad. La lucha por el derecho al trabajo.


CJC

Durante el período de Gobierno de Jose Luis Rodríguez Zapatero, que entró en La Moncloa con el aval de la conciliación de clase y el total apoyo de las cúpulas sindicales, se plasmó entre muy amplios sectores de la clase obrera que este sería, con limitaciones, un Gobierno interesado en reducir las desigualdades sociales preexistentes, mejorar las prestaciones públicas y acabar, con mayor o menor éxito, con el gran fraude de las subcontrataciones y la diversidad de fórmulas contractuales en el mundo del trabajo.

Sin embargo, durante los últimos cinco años, el actual Gobierno ha seguido plenamente las formas de explotación laboral que su predecesor en el cargo, el Partido Popular(PP), había heredado y profundizado de la etapa de Felipe González (PSOE). Nuestro 6o Congreso puso énfasis, frente a las tesis de la socialdemocracia reformista(Izquierda Unida, ERC, etc.), en que el cambio de Gobierno lo único que pretendería era una reubicación de España en el capitalismo mundial, pero no un cambio en las relaciones sociales.


La Reforma Laboral del año 2006, aprobada con el apoyo tácito de la socialdemocracia reformista(abstención de IU y ERC) y de las cúpulas sindicales, organizaba el campo del trabajo de tal manera que se ponía en manos de la patronal la facultad de hacer que una crisis cíclica del capitalismo español sea pagada por la clase trabajadora.

Y así ha sido. No solo no se ha frenado la precariedad laboral, sino que se ha puesto a la clase trabajadora como escudo patronal ante la crisis capitalista. En el ámbito juvenil, la situación crítica es palpable: en el período de edad de los 16 a los 25 años, la situación de paro se ha duplicado del año 2008 al 2009; en 2008, el número de parados en este grupo de edad es de 684,900. Solamente en el primer trimestre de 2009, el mismo grupo de edad ya alcanzaba 808,000 personas desempleadas, es decir, que a principios de 2009, el paro juvenil suponía el 25% del total de parados.

Una estrategia premeditada para una fácil explotación

Estos datos estadísticos, que no reflejan en su totalidad el carácter eminentemente precario del empleo juvenil, son en sí mismos motivo de reflexión para los comunistas; entre otras cosas debemos pararnos a reflexionar las razones por las que unas cifras tan graves para nuestro futuro no llevan implícitas un elevado nivel de lucha por los derechos laborales de la juventud.

“Empleo de verano”, “temporalidad”, “media jornada”, “echar horas extra”…, todas estas expresiones han pasado a formar parte del lenguaje habitual de la juventud, de las empresas que se lucran con ese tipo de fórmulas, de los sindicatos que las avalan, y del Estado capitalista que las regulariza. Todos estos factores que tienen por resultado un único denominador común: la precarización de nuestra fuerza de trabajo para una explotación rápida y un descenso de la conflictividad social, producto ésta de la movilidad de los jóvenes de un puesto de trabajo a otro y de la asunción de estas condiciones como mal necesario e inevitable.

Pero es preciso señalar no solo a la propia patronal como responsable de estos ataques al conjunto de los trabajadores, y en especial a los jóvenes, sinó también a las centrales sindicales, que no solo han rubricado con su firma dichas condiciones, sino que han llegado a la infamia de hacer suya la reivindicación empresarial del compromiso de “moderación salarial”, compromiso firmado anualmente por CCOO y UGT desde 2003, y que ha tenido su expresa mención en el VI Convenio Estatal de Empresas de Trabajo Temporal firmado en febrero de 2008, el primero de la crisis capitalista.

La juventud comunista debe trabajar con especial dedicación en la lucha contra las diferentes formas de explotación que se han venido gestando a lo largo de estos años y que nos ponen a merced de una crisis capitalista que no hemos forjado. No por ser jóvenes tenemos que tener menos derechos laborales o tener que soportar condiciones de trabajo inaceptables.

Este estilo de trabajo cobra especial importancia en este momento histórico. La juventud, que ha sido carne de cañón de las subcontrataciones, de los bajos salarios, de los accidentes laborales y de las continuas humillaciones de la patronal, es sin embargo la primera en sufrir la crisis capitalista, con un aumento brutal de los despidos y de los derechos como clase social.

La lucha por el derecho al trabajo digno implica formar a la militancia comunista y a toda la juventud en la idea del fin social del trabajo, y no en el vehículo para que las clases capitalistas obtengan sus fines como explotadores. Las clases revolucionarias aspiran a trabajar para vivir, no viven para trabajar.

Debemos acabar por el fin de las horas extras, por el fin de la desigualdad salarial en función de la edad o dedicación laboral, y en definitiva, tenemos que trabajar por el fin de conceptos clasistas que han sido introducidos por el concepto mercantil de la burguesía: competencia, flexibilidad, ambición, etc.

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