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lunes, 23 de marzo de 2009

Juventud y Revolución Bolivariana



Documento para la discusión en la Mesa dedicada a la Juventud, en el marco de la actividad de la "Explosión del Poder Popular", realizada en 10 municipios del estado Carabobo de forma simultanea el pasado sábado 21 de marzo

Sin duda alguna la juventud es uno de los sectores sociales que más han sido afectados por el capitalismo a lo largo de su historia, sobretodo en las últimas décadas con la expansión del imperialismo y sus políticas neoliberales. La juventud ha sido duramente golpeada debido a múltiples razones presentes en la condiciones de explotación, dominación y subordinación que caracterizan al sistema capitalista, es decir, buena parte de la juventud en primer término sufre por su condición de ser parte de las clases trabajadoras.

Venezuela desde el punto de vista demográfico, está integrada fundamentalmente por jóvenes, realidad social estructural que comparte con el resto de los países Latinoamericanos y Caribeños. Esto implica que en el seno de la juventud, se expresa la estructura social venezolana, y por consiguiente su dinámica de lucha de clases.

Pero además de esto la juventud también sufre discriminación por el hecho de ser juventud, esto quiere decir que a la condición de clase que ya genera un impacto de importancia se le agrega el problema etáreo o generacional. A la juventud se le discrimina por ser más vulnerable, inexperta o inmadura como dice la sociedad “adultocéntrica”, lo cual condena al joven a convertirse en un sujeto pasivo que debe esperar el futuro para poder comenzar actuar.

Este irrespeto a la dignidad del joven se contrarresta con la rebeldía inherente a la juventud, rebeldía que en el capitalismo muchas veces se traduce en formas de alienación, que convierten dicha irreverencia en expresiones culturales totalmente inofensivas para la sociedad capitalista. De hecho esa rebeldía alienada crea un mercado de jugosas ganancias para la industria cultural: CDs, cigarrillos, alcohol, música, ropa, son mercancías dispuestas para el consumo juvenil de todos los gustos “rebeldes”, raperos, rokeros, emos, jordans, regaetoneros, etc., a todos el mercado capitalista les ofrece estereotipos y patrones para el consumo.

En Venezuela pese a los avances registrados en materia de derechos y políticas sociales para la juventud, todavía se siguen sufriendo parte de los males antes nombrados, hoy por hoy no están construidas las organizaciones que permitan propias formas de identificación de los jóvenes estudiantes, trabajadores o excluidos. La democracia participativa ha abierto todo un campo de posibilidades y es notoria la participación fundamental de los jóvenes de las comunidades en las movilizaciones populares y la defensa del proceso revolucionario. Aún así, todavía no se terminan de solidificar y proponer estructuras y organismos que respondan a las expectativas, características y problemáticas particulares de la juventud venezolana, pese que la Ley de Juventudes y la Ley Orgánica de protección al Niño, Niña y Adolescente (LOPNA), implican la conformación de las instituciones de Estado de atención a estos sectores, así como la conformación de todo un sistema de participación y protagonismo.

Frente a este estancamiento burocrático, la juventud debe asumir su rol en la vanguardia con mística y entusiasmo, con la alegría propia de la edad, con la rebeldía necesaria para transformar a este mundo injusto, el mundo del capitalismo. El ser joven nunca ha sido excusa para no participar en los procesos de construcción histórica, de ello hay bastantes ejemplos a lo largo de todas las luchas que los pueblos han librado por su emancipación. Recordemos a Bolívar que con 30 años realizó la Campaña Admirable, a Sucre que con 29 años venció en Ayacucho sellando la independencia suramericana del dominio colonial español, o a Fidel que con tan sólo 32 años dirigió una revolución exitosa a 90 millas del imperio más poderoso de la historia.

En este sentido la juventud venezolana no debe eludir su responsabilidad ante la historia, de esta generación depende en buena medida la consecución de los procesos de cambio en curso en nuestro continente, en la Patria Grande. Del éxito de las luchas que libre la juventud venezolana junto al pueblo trabajador depende la esperanza de millones de personas que en el mundo han puesto sus ojos nuevamente en el proyecto socialista, fracasar no esta permitido, si se pierde, pierde la Humanidad, porque con el capitalismo la existencia de la vida en el planeta está en peligro.

Cada día los y las jóvenes deben hacer esfuerzos sustanciales y sinceros para elevar sus niveles de conciencia, de organización, de agitación y de movilización para poder enfrentar la arremetida del imperialismo y sus lacayos internos, quienes en los últimos años han logrado organizar y movilizar a un sector de la juventud fundamentalmente de los estratos burgueses, pequeños burgueses y capas medias. Estas organizaciones neo-fascistas no deben subestimarse porque están siendo entrenadas por la CIA y otras organizaciones de seguridad internacionales para subvertir el orden, hay que disputarles los espacios y quitarles la iniciativa, la juventud del barrio y de las urbanizaciones populares es más grande y combativa, por lo tanto debe vencer en las calles y en cualquier escenario.

Por esta razón hoy los jóvenes revolucionarios, deben prepararse con ahínco y disciplina, con entusiasmo, estudiar y luchar es la consigna, porque desde ya los y las jóvenes son constructores del mundo nuevo. La juventud no debe esperar al futuro para comenzar a trabajar, desde hoy debe construir día a día ese futuro prodigioso que nos depara una construcción socialista exitosa, aprendiendo de los errores del pasado y emulando los logros positivos de esas experiencias.

En este momento histórico la juventud venezolana debe colocarse a la altura de la juventud libertadora que expulsó la corona española de nuestras tierras; emular a la juventud rusa y cubana que en 1917 y 1959 respectivamente se atrevieron a tomar el cielo por asalto para construir una sociedad más justa y libre; ser herederos dignos de esa juventud venezolana que luchó enconadamente contra la dictadura de Gómez y luego la de Pérez Jiménez; seguir el ejemplo de esa juventud mártir que regó su sangre durante el Pacto de Punto Fijo para disfrutar los derechos que hoy nos brinda nuestro país.

El presente y el futuro de la Revolución Bolivariana, tiene como eje el desarrollo de una juventud con nuevos valores, nuevas actitudes y una formación revolucionaria, profundamente colectiva que tome en sus manos con la mayor firmeza de principios, entrega y valentía la conducción del país. Nuevas generaciones formadas bajo una cultura revolucionaria que forme una coraza frente a la propaganda y los mensajes alienantes e individualistas del capital.

La herencia unificadora, internacionalista y antiimperialista de nuestros Libertadores, de la resistencia negra e indígena de nuestros pueblos, germina entre una población joven, que construye un proceso inédito en sus características, los jóvenes venezolanos tenemos la oportunidad de ser los protagonistas de las aspiraciones postergadas de nuestro pueblo. Avancemos hacia la unidad de las fuerzas revolucionarias juveniles, avancemos a la dirección colectiva de la revolución, iniciativas como los Guerreros Juveniles, la conformación de una juventud del PSUV crítica, fuerte y combativa, son necesarias para acometer estas tareas.


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